Cap 2

10.2K 260 4
                                    

Sentía el típico olor a hospital invadir el ambiente. Mis ojos pesaban, pero poco a poco obedecieron la orden de mi cerebro de abrirse, y descubrí que efectivamente estaba en un hospital. Observé mi cuerpo y tenía un par de vías conectadas al brazo, y unos cuantos moretones. Luego observé la habitación, estaba pulcramente limpia y ordenada, todo en color blanco, a excepción de un sillón color azul a un costado de la camilla en la que me encontraba, en el cual para mí sorpresa pude observar a un hombre excesivamente atractivo con semblante serio que me observaba con curiosidad. Dios! Parecía caído del cielo. Jamás había visto a alguien tan atractivo como él. Su fría mirada azul me causaba escalofríos y no podía asegurar que me sintiera mal con ello. Se enderezó en el sillón y acomodó su chaqueta.

-Veo que por fin despiertas, dijo con una voz tan fría y sensual a la vez que podría hasta ser una alucinación mía. - Llevas inconsciente casi todo un día, continuó hablándome, y yo no podía apartar mi mirada de él. Me sentía tan atraída como intimidada a partes iguales, sin saber explicar porqué. Cuando mi cerebro reaccionó me atreví a hablar.

-¿Cómo terminé aquí?, Le pregunté en un tono bajo

-¿Recuerdas que sucedió ayer?, Me contestó él con otra pregunta. Imágenes de lo que había acontecido en día anterior vinieron a mí y pronto la angustia invadió mi sistema. Mi corazón se aceleró rápidamente y mi respiración comenzó a fallar. Recuerdo encontrarme en ese sucio callejón rodeada por aquellos sujetos y luego estando en el suelo con uno de ellos sobre mí, pero luego de eso todo es confuso y eso me asusta, me asusta no saber lo que pudieron haber hecho conmigo después, ni cómo este tipo me encontró o me trajo aquí.

-Tranquilizate o tendrás otro ataque, me dijo seriamente. -Te encontré ayer a punto de ser abusada por esos sujetos, yo pasaba por ahí cuando ví lo que intentaban hacerte y no pude evitar intervenir, dijo mirándome con cierto enojo en su mirada. Lo observé agradecida y más tranquila de saber qué gracias a Dios y a él nada me habían hecho, más allá de los golpes y el ataque que sufrí. - Cuando perdiste el conocimiento te traje aquí, intenté contactar a algún familiar pero no tuve resultado, finalizó.

- No hay nadie, dije en un susurro

-¿Cómo?, Dijo con la confusión plasmada en su rostro

- Dije que no hay nadie, contesté bajando la mirada. - Solo soy yo, no tengo familia, expliqué

-Ya veo, dijo con un poco de cautela tiñendo su voz, pensando quizas que eso podría afectarme, lo cierto es que ya me acostumbré a no tener a nadie, a ser solo yo y valerme por mí misma desde muy corta edad.

- Gracias por salvarme, dije con sinceridad, no sabría que sería de mí si él no hubiese intervenido

- No fue nada, lo habría hecho por cualquiera, dijo simplemente, y no sé porque, pero sus palabras de cierta forma me dolieron, para mí el había sido mi héroe y salvador y para él, yo era "cualquiera", aunque no era algo extraño dado que no nos conocíamos, nunca antes nos habíamos visto y probablemente después de hoy no nos volveríamos a ver.

-Igualmente gracias, contesté. - No sé que sería de mí en estos momentos si usted no hubiera intervenido, añadí con una pequeña sonrisa.

- Bien, dijo poniéndose en pie. - Creo que es momento de retirarme, veo que estás mejor y me alegro por eso, espero que no se te ocurra andar sola nuevamente en horas de la madrugada por las calles, dijo seriamente.

-Espero no tener que hacerlo, contesté con un poco de molestia tiñendo mi voz, si bien me había salvado, no conocía mis circunstancias y lo que me había llevado a hacer eso, lo que me recordaba el motivo por el que lo había hecho y la preocupación comenzó a crecer en mi interior, no tenía empleo y no sabía cómo iba a hacer con todo lo que debía pagar.

- No te preocupes por los gastos, ya todo está cancelado, dijo antes de salir, sin darme tiempo de agradecerle por eso también.

Bittersweet SubmissionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora