La cabeza le dolía, también las piernas y los brazos, esto estaba muy mal. ¿En que momento se le ocurrió algo como eso?
Ah, ya lo recuerdo. Mientras se cortaba lo pensó y la idiotez estaba muy presente en su mente esa noche. La idiotez o la desesperación, quizás ambas.
Sin embargo, no iba a soltar el cigarro. Era desperdiciar esfuerzo y sobre todo miedo de que su madre se diera cuenta de que faltaba uno.
Lo probó de nuevo, esta vez no fue tan fuerte. Comenzó a tantear el humo que entraba a su boca y entonces pudo comenzar a dejar de toser, esto lo cobraría su garganta el día siguiente, pero no iba a pararse a pensar en eso justo ahora.
No había podido lograr que ni una puta lágrima saliera, ni una sola. Estaba desecha, lo único que quería era llorar y gritar, pero no podía hacer ninguna de las dos y eso dolía aun mas que sus cortadas.
Y eso que le había dicho adiós a las muñequeras, pero ya no había marcha atrás.
"Lo siento, mi pequeño girasol" fue lo único que alcanzó a pronunciar aquel niño que solo buscaba dónde refugiarse, estaba intentando llorar patéticamente en el baño, su cubría a sí mismo como si alguien fuera a golpearlo (tal vez el mismo) solo quería poder llorar y al menos poder sacar un poco de todo lo que estaba pasando.
Casi no come, duerme poco y hace mucho ejercicio. Mala, muy mala idea.
Sabía que se estaba haciendo daño a su cuerpo, como también sabia que este sería difícil de reparar. Pero no le importaba y no lo hará, al menos hasta que pueda volver a ver a su girasol, seguirá así.
Lo único que puede hacer es tratar de dormir, disfrutando del dolor de sus heridas al rozar con las sabanas. Debía admitir que le gustaba esa sensación, no sabia porque. Pero si era cierto que esa mierda era como una droga, teníamos un problema por el castaño.
Joder, duele.
Lo siento nena, no lo evité.
Sabemos que no soy una buena persona y no intento serlo, pero esta vez si debo disculparme
Perdón...