No a todas las abejas les encanta la miel.

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—Estas siendo muy grosero— le soltó su madre a nuestra cabra amarilla, que si bien tenía razón en cierto punto, lo estaba expresando de manera errónea. Ella más bien quería decir que el castaño estaba siendo demasiado desinteresado y rígido con las chicas de las cuales se había desviado el problema, hablaban de las hijas de la jefa de sus madre y al castaño no le agradaban, ni siquiera un poco. Pero es que el no entendía, ¿Acaso en algún momento fue grosero con ellas? Nunca les puso mala cara y tampoco hablaba mal de ellas, fuera de que no le agradaban y ya está, pero eso no es nada malo. Según la cabra, el que a él no le calleran bien no tenía nada de malo y no agregaba negatividad a sus personas, después de todo ¿De que mierda iba a contar la opinión de un bicho raro como él?
Intentó ciegamente razonar con su madre una vez más, pero ella seguía recriminándole su actitud y apenas le estaba escuchando, solo se defendía de un ataque que no llegó nunca. Le recriminaba más que nada el que era muy grosero con ellas, que hablaba muy secamente y que debía ser más abierto. Y el castaño no entendía, ¿Porque debía fingir que le agradaban? No estaba en su naturaleza y trataba con ellas por obligación externa, no propia. Así que realmente no se sentía obligado a tratarlas de tan buena manera, aunque nunca fue maleducado o grosero con ellas, nunca les hablo mal, ni les volteo los ojos, ni les ignoraba. Hablaba con ellas solo cuando le dirigían la palabra, pero es porque sus conversaciones no le agradaban, le parecían igual de desagradables que las personas que llevaban acabo esa conversación y no se iba a molestar en disimularlo ni un poquito, porque francamente estaba hasta la madre de eso.

Un par de minutos más y su madre empezó a meterse con sus sueños y diciéndole que si no cambiaba esa actitud nunca podrá atraer gente para su movimiento y para todo lo que quería lograr, porque la cabra quiere ser un activista, uno súper reconocido y no le tiene miedo a terminar hasta en la carcel o que le partan la geta por defender sus ideales. Pero él lo único en lo que pensaba era en el porque chingados tenía que "atraer gente" si eso no era lo que quería. —No tendré porque atraer gente, mamá— musitó la cabra, con la voz más suave que pudo —Aquellos que noten mi movimiento real y compartan mis ideales, llegarán por sí solos. No quiero que me vean como a un político, ni siquiera van a saber mi nombre. Entonces, ¿Porque tendría que esforzarme en seguir protocolos de piedra?— Su autoridad le recriminó que no tendría la gente suficiente y tal, que a las abejas se les atrae con miel, no con fiel.
¿Y como sabes tú que a todas las abejas les gusta la miel?— cuestionó la cabra, con tanta astucia como es propio de él y haciendo que su madre rezara en voz baja: —De a diez abejas, solo a tres les gusta la fiel—.  La mirada triunfante de la señora no se hizo esperar, pero la cabra pudo ver como se transformaba en cólera cuando con una voz segura y monótona, pero firme, respondió

Trabajaré solo con esas tres abejas entonces—.

—Trabajaré solo con esas tres abejas entonces—

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._Call me Toth_.

Pequeños relatos de una mente perturbadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora