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Odiaba con todo mi ser tener que codearme con personas sudorosas y señores pervertidos.

Mi madre me habia pedido que la esperara en la fila del banco mientras ella buscaba aparcamiento. Yo acepte sin mucha importancia, debia portarme bien pues necesitare del permiso de ella pronto y es mas facil obtenerlo si no la hago enojar en los dias cercanos.

Pero era él puto colmo. Tenia a un viejo sudoroso y asqueroso detras de mi, podia sentir prefectamente como se fijaba en mi culo y luego me desnudaba con la mirada. Asqueroso.

Trate de no romperle la cara contra el vidrio de la ventanilla, tenia aue mantener la calma. Lo ultimo que necesitaba era tener un ataque de ira y terminar mandando a otro tipo al hospital.

Sentí prefectamente como fingio un tropezón y restrego su asqueroso miembro erecto en mi trasero.

Lo volte a ver de inmediato, el hizo una señal de desentendimiento y fue ahí cuando mande a la mierda el autocontrol.

Le lance una bofetada que lo aturdió y despues lo empuje, haciéndolo caer. Al hacer esto pude sentir el olor a alcohol que emanaba. Tenia ganas de vomitar, me sentia sucia de tan solo haberlo tocado.

Me miro incrédulo, con odio y antes de que se pudiera levantar pise con todas mis fuerzas su entrepierna. Chillo y se retorció de una mezcla entre placer y dolor, lo vi en su rostro. Me estaban dando arcadas de tan solo pensarlo. Presione con mas fuerza hasta que mi madre llego y me aparto a la fuerza

"¡Maldito!" pensé, dedicandole una mirada fria a mi madre y otra de odio al intento de humano en el suelo. Que se levanto y corrió del lugar, cogeando y quejandose como una maldita rata.

Salimos del lugar, mi episodio de ira se había bajado pero aun así sentia ganas de estrellar la cabeza del tipo contra el cristal una y otra vez.

¿¡Como se atreve a siquiera tocarme!?
Hay pocas personas a las que les permito esto y son a las pocas que no considero intentos fallidos de sacrificios para una deidad inexistente.

Pequeños relatos de una mente perturbadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora