El asalto

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Cuando salió la última estrella y la Luna se dejó ver pusimos en marcha el plan de asalto. Rompimos la valla con unos alicates y nos adentramos en el campo de concentración.
Dimos un rodeo (con la intención de evitar al escuadrón de agentes), llevaba ella revólver delante, con los brazos extendidos apuntando al frente por si aparecía alguien.
Le dije a Steven que me guiase hasta el puesto de mando pero cambié de idea enseguida al darme cuenta de que James iría directo hacia allí; por lo que le dije que me llevase hasta las cabañas donde descansaban los presos. Me advirtió de que en algunas de ellas había algún destructor haciendo guardia para que nadie pudiese escapar.

Llegamos a la primera cabaña donde no encontramos ningún guardia por lo que entramos directamente; mandamos silencio entre los presos, ya que al vernos se alertaron y asustaron. Les dijimos que veníamos a salvarles pero que debían colaborar siendo pacientes hasta que alertásemos al resto de presos de todas las cabañas.
El plan era sacarlos a todos de allí y luego cuando estuviéramos lo suficientemente lejos, abriríamos un portal y los llevaríamos a nuestra dimensión.

Fui cabaña por cabaña, tuve que matar a un par de guardias pero no supuso ningún esfuerzo. Cuando íbamos por la última cabaña Steven entró corriendo y fue directo a una chica, a la que abrazó fuertemente y besó en el pelo. Luego la besó en la boca y ella lloró desconsolada.

— Pensaba que estabas muerto Stev.- dijo abrazada a él.

— No Liana, estoy aquí, y vamos a volver a casa.

Estábamos saliendo de la cabaña cuando de repente la alarma comenzó a sonar. El sonido retumbaba por todo el campo y las luces se encendieron de golpe; a eso se le sumó un alboroto de gritos, rugidos y voces.

— ¡Corred, tenéis que salir todos de aquí, seguid a Steven!

Teníamos que guiarlas hasta la zona de la verja que habíamos roto para que pudiesen escapar por el sendero hacia la selva. Los guardias se acercaban.
Yo estaba ayudando a los presos que se quedaban detrás para que pudiesen seguir el ritmo.

Una marea de personas que desesperadas intentaban buscar su libertad.

Miré hacia atrás, decenas de guardias venían hacia nosotros, pero no veía ningún alpha. Me paré, cogí una metralleta que guardaba en la mochila y comencé a disparar contra ellos; al mismo tiempo que me concentraba en la energía que fluía dentro de mi.
Me concentré también en el suelo, haciendo que por el comenzase a fluir una corriente eléctrica, saltando chispas en todas direcciones.
Avanzó hacia los guardias mientras disparaba.

Cuando les alcanzó, muchos de ellos cayeron al suelo electrocutados. Me giré y corrí hacia la verja, en la que gran parte de los presos habían comenzado a salir.

Corría veloz cuando una mano me agarró del brazo y casi caigo al suelo. Me giré apuntando con la pistola pero me quedé completamente pretrificada cuando vi su rostro.

— ¡¿Qué coño haces aquí Alexandra?! .- rugió James.

— No es el mejor momento para hablar de ello James.

— ¡Y una mierda! ¿Tienes idea de lo peligroso que es esto?

— ¡Y tú te crees que eres superior a mí! Si tú puedes ¿Por qué no iba a poder yo?

— Nos has puesto en peligro a todos Alexandra, por tu culpa han saltado las alarmas.

Le miré enfurecida. Algunas luces del campo reventaron, saliendo cristales por los aires.

— ¡Tengo que salvar a los presos! Guárdate tus estúpidas palabras para luego James. Venid con nosotros, abriremos un portal y saldremos todos de aquí.

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