Capítulo 5

257 27 26
                                    

Vale, volvemos a hacer un alto en el Almaia para presentar al resto de personal del In Black, una ida de olla más y un par de memes.

Mis disculpas.

****************************************************

Y ahí me di cuenta...

...de que desde ese momento, sin siquiera conocernos, y hasta el fin de mis días...

...me tendría completamente a su merced.

Tragué saliva y respiré hondo. Disfruté de la actuación lo que mi concentración me permitió sonriendo como un imbécil.

Un caballero que había sentado a mi lado por lo visto no me había quitado el ojo de encima, sonrió y se acercó a mi oreja:

―¿Es su primera vez? Viendo a Mía, digo

Mía...

...conque así se llamaba...

―Sí, es la primera realmente. No soy mucho de venir a estos sitios, pero alguien me lo recomendó ―en ese momento algo hizo clic en mi cabeza y vi la ocasión clara―, lamentablemente, quien lo hizo falleció hace poco, justo en la parte trasera de este lugar, por lo visto estaba algo bebido y se vio inmiscuído en...

―Tonterías―interrumpió el hombre dándole un trago a su whisky― Albert era un cretino, pero no un borracho...

Así que Albert, ese es el nombre de la tercera víctima...

―...lo que pasa es que, ―el hombre se acercó de nuevo a mi oreja a susurrarme más secretos, y yo por supuesto, le iba a dejar hacerlo―aquí cualquiera que le ponga el ojo encima a Mía para algo que no sea oírla cantar es peligroso, lo mismo les pasó a los otros dos, ellos también le echaron encima el ojo, se lo digo porque eran compañeros de póker...

Esta información era oro puro, no solo había confirmado que no eran peleas de borrachos, sino que las muertes estaban relacionadas con ella...

...con Mía.

Lo que significaba que había alguien interesado en que nadie se acercara a ella.

En medio de estos pensamientos el hombre se retiró súbitamente, se puso de pie y empezó a aplaudir como si le fuera la vida en ello, Mía había terminado la canción y el telón se cerró tras ella.

Yo me levanté también y aplaudí.

Mi siguiente objetivo era hablar con las camareras, que habían permanecido en sus respectivos lugares, así que me dirigí a la barra antes de que la horda de millonarios hiciera lo propio, tenía poco tiempo, así que creo que las interrogaría a la vez. ―Un Bourbon con hielo, por favor. ―Dije sentándome en uno de los taburetes―.

Mientras la barman me lo preparaba, rebusqué en mis bolsillos mi paquete de tabaco y saqué un cigarro, hice como que buscaba mi encendedor, esperando que la otra señorita se percatara y me diera ella misma:

―Gracias,―dije exhalando el humo― antes he tenido que encendérmelo con el farolillo de la mesa.

La joven sonrió mientras yo daba un trago a mi bebida. A las dos se las veía algo cohibidas, recelosas más bien; de vez en cuando me miraban de reojo, como esperando algo, algo que no llegaba, y viendo el sitio en el que trabajaban era lógico saber lo que era: alguna palabra soez. Que triste.

Estábamos en silencio los 3, yo no estaba seguro de como intervenir para romper el hielo, no podía ir soltando que investigaba los asesinatos y que si sabían algo del tema, si hacía eso, ellas harían como las tortugas, meter la cabeza en el caparazón y ni una sola palabra en toda la noche.

O.T. ConfidentialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora