Capítulo 14

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Buenas!! Reanudamos la historia con la aparición de la última miembro del Chandelier que nos faltaba, Mimi. Su manera de hablar y expresarse no es para nada de los años 40 xDD, quería que sus expresiones fueran granaínas, como las dos somos de allí a mi no me resulta raro, al resto puede que si.

Y bueno, en el fic Granada es el Bronx xDD.

Listo, os dejo el capi ^^

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Cuando miró hacia atrás se encontró con la cara de Neythan agarrándole de un brazo y con la cara desencajada...

Poco a poco le soltó el brazo, ambos seguían mirándose, en silencio, sin poder reaccionar.

Monique al percatarse del jaleo salió de su despacho y se encontró con el percal. Echó un vistazo rápido: reconoció al joven policía en el suelo, sobre uno de los clientes habituales con el puño en alto a punto de asestar el primer golpe, o más bien el segundo a juzgar por la nariz sangrando del que estaba en el suelo.

Vio a Eloise sujetándole del brazo.

Y vió a Buba, el portero, acercándose y arremangándose, eso es que se avecinaba paliza.

Antes de que la cosa fuera a más la madame se acercó a poner orden. Con sus habituales aspavientos y una sonrisa ensayada, de haberlo hecho otras veces, comenzó a hablar en voz alta:

―¿Ven caballeros?, por estas cosas no dejamos entrar a críos, Buba darling, hay que estar más atento.

Cuando el corrillo de mirones se fue despejando entre risotadas por las palabras de Monique, esta fue hacia el moreno, que por fin reaccionó:

―Eloise, espabila al señor Sam y llévatelo a uno de los sillones ―se acercó a su oído― y suéltale alguna milonga de las tuyas, anda.

Detuvo al "armario" andante y le dijo que se fuera por donde había venido, que ya se ocupaba ella, por último ayudó a levantarse a Rolf y lo sacó del salón.

Afortunadamente la cosa no fue a mayores y en cuanto giraron por el pasillo de las habitaciones y a juzgar por las risas estruendosas, parecía que las aguas habían vuelto a su cauce.

La cabeza de Rolf mientras tanto era una especie de olla a presión, se sentía embotado, sentía opresión en el pecho y un nudo en la garganta.

Monique abrió la puerta de la habitación de Eloise:

―Siéntate, chéri, que menuda has armado. ―Dijo cerrando tras ella.―

Al sentir el roce de las manos de la mujer sobre la cara pareció reaccionar, empezó a hablar atropelladamente, mirando al suelo:

―No sé qué ha pasado... no se ni por qué le he pegado, bueno... si lo se, o no, o... dios... ―se tapó la cara con las manos.

La madame suspiró y se agachó a su lado, le puso la mano en la rodilla y habló:

―Pues si no lo sabes tú, mal vamos... tsk, tienes suerte de ser tan adorable ―le pellizcó suavemente un moflete y salió de allí.

Al poco rato la puerta volvió a abrirse, entró una chica rubia, a esa no la conocía, pero por la ropa tan colorida que llevaba, debía ser la moradora de la habitación española, la tal Mimi:

―Buah, chaval, menudo hostión se ha llevao el notas, que huevos tienes...

Rolf la miraba extrañado, tenía un acento muy parecido a la barman, pero el de ella era mucho más cerrado, seguramente también era de Nueva York, pero de otro distrito:

O.T. ConfidentialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora