—Ya llegué pequeño, ¿ocupabas algo? -.
Aquel pelirrojo de ojos vívidos se sentó a su lado, tratando de disipar el rostro penoso que cargaba.
—No hay comida en la cabaña -.respondió cortante.
Inclinó su cuerpo sobre sus rodillas dobladas hacia arriba, mirándole con escrutinio.
—Ah, de eso ya me encargué, Tauro y Cáncer están trayendo su alimento, no hay de que preocuparse... Llegarán pronto. Por cierto, ¿cómo durmieron anoche? -.
—Bien, no es que me queje de los colchones... Pero, quizá les falta uso -.volteó su vista.
—Son nuevos así que, probablemente eso sea -.cruzó sus brazos para mirar a lo lejos —Ah, sé que esto es muy personal, pero ¿ustedes ya retiraron su dosis? -.
— Y...yo sí, no sé el resto -.se había sonrojado, entendía de lo que hablaba a la perfección.
—Ah, supongo que después les preguntaré -.rascó su nuca.
—No, yo lo haré y luego te digo, ya debo volver -.se puso en pie, mientras su vista veía disimulada, aunque curiosa a la cabaña.
—Ve con cuidado -.
Ya había comenzado a caminar en dirección a los cordeles cuando, el fresco aroma a pino volvió a atraparle, logrando que su mirada se posara en la ventana que se encontraba de fondo, divisando un ojo grisáceo que brillaba un poco gracias a la luz que entraba por ella, viéndose sorprendido.
Sonrió sin saber bien porque y siguió su camino mientras acariciaba uno que otro listón.
Creyó haber tenido un dejavu al tocar el listón que estaba antes de llegar a la cabaña. Ya había visto ese mismo momento antes de que pasara.
— ¡Hasta que al fin llegas! -.
La voz preocupada del albino con hermosos y brillantes ojos rosa le hizo dar un pequeño brinco en su lugar, dirigiendo sus orbes claros al rostro asustado del mayor.
—¡Capri, buenos días! -.sonrió un tanto deforme, se encontraba apenado y fue completamente visible.
— ¡Nada de "buenos días"! ¿Dónde estabas? -.se acercó amenazante.
— Ya, déjalo -.
Detrás salió Acuario observando con cuidado de dónde venía el menor, y sin decir nada más, ingresó en la cabaña dónde, Géminis y Virgo se encargaban de encender el fuego de la hoguera que se situaba en el salón principal.
Sagitario apareció luego cargando leña bastante sonrojado, junto a él, le acompañaba el llamado Piscis, quien cargaba algo en una bolsa que colgaba en su hombro.
Capricornio le miró con enojo.
—¿Qué haces tú aquí? -.señaló con desdén.
—Andaba de caza, traje algo para ustedes, mientras llegan las provisiones... -.levantó el paquete.
—¿Qué es? -.Leo miraba la bolsa no muy seguro de lo que debía contener.
—¡Carne de conejo!, cómo en los viejos tiempos, ¿no? -.respondió Sagitario sonriendo radiante, mostrando sus blancos dientes con cierta apariencia canina.
Acuario miró de manera sospechosa al radiante sagitariano.
—¿Qué estaban haciendo? -.
La hermosa sonrisa del albino más bajo se esfumó en tan sólo pocos segundos, clavando una mirada sorpresiva al albino mayor que le miraba en desaprobación.