»Padre«[ACTUALIZADO]

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Escorpio, ignorando el problema porque detestaba a esa gente, decidió acompañar a Piscis quien cargaba a un muy sucio Leo en brazos, dormido profundamente.

No le sorprendió en absoluto verlo tan lleno de tizón, sino, ver como Piscis, que aún mantenía un rostro inexpresivo, estuviera tan lleno de sangre, con una enorme herida que fue atendida por él mismo en su brazo izquierdo, tuvo que romper su pantalón favorito.

—¿Te la puso difícil, eh? -.

Su tamaño en forma lobezna pasaba por un par de centímetros a un Piscis sin transformar.

—Algo así... Afilaron sus garras y dientes para que fuera más letal... -.

Piscis se encogió a hombros. Realmente no le importaba las pequeñas cosas como esas, además, no hizo mucha diferencia una vez que supo sobre ese detalle.

—Vamos, los cachorros deben estar muy preocupados. Los chicos se las arreglan solos -.

—Tienes razón... -.

El moreno comenzó a concentrarse lo más que podía para transformarse hasta cierto punto. Sus piernas se tornaron delgadas, formándose luego un par de fuertes patas con largas garras que se enterraron en la tierra oscura, listas para correr.

El tamaño de Piscis aumentó un metro, pasando cruelmente la forma completa de Escorpio.

Sin decir nada más, ambos comenzaron a correr en dirección de la cabaña que pertenecía a ellos.

El aroma de aquellas flores coloridas era perceptible a tan larga distancia. Y para ciertas razas era realmente disgustante, más que todo porque era un aroma muy dulzón, azucarado.

Gracias a aquellas flores, sus aromas no eran perceptibles para los demás, por lo que siempre habían estado encubiertos sin problema en esa parte del bosque. La última semana, uno de los mensajeros del clan DeepForest, que pasó por ahí, vio a Libra plantando más de aquellas flores, y de ahí que, recientemente supieran donde estaban.

Se podía empezar a ver rastros pequeños de ellas empezando a florecer. Hasta que se llegó al enorme campo que rodeaba la cabaña, y el pequeño lago que estaba a un lado.

En el pie de la puerta, estaban cinco cabezas tan claras que al contraste con el sol brillaban. Un blanco tan puro.

Al escuchar el sonido, vieron a los dos venir. De inmediato se pusieron en pie y corrieron a encontrarlos, empezando a hacer un círculo alrededor de Piscis quien cargaba a Leo. Estaban a punto de llorar.

—Cuidado pequeños, está dormido, vamos a pasar primero a dentro para que puedan atenderlo -.

Escorpio apartó a Géminis y a Acuario de manera débil, que eran los que tapaban la entrada hacia la cabaña. El rubio abrió la puerta y Piscis sin decir nada, avanzó pasando el umbral, yendo con dirección al cuarto de Aries, que estaba casi seguro de que no se enojaría si se encontraba al albino en su cama.

Los cinco omegas iban detrás de las dos figuras mientras observaban preocupados los cabellos albinos con manchas negras del tizón que había manchado ese puro color, que creaban un enorme contraste con la ropa negra que llevaba Piscis, Leo no se movía en lo absoluto.

Piscis lo puso con lentitud sobre la cama, y se alejó para mirar a Acuario, quien fue el primero en tomar el rostro del pálido chico dormido, cerciorándose que estaba bien.

Piscis metió su mano en su pantalón y saco una aguja con plumaje rojo en una punta, dándosela a Virgo quien se volteó al ver el movimiento del mayor.

— Saqué eso de su pierna, creo que es adormecedor... -.

Virgo, tomando aquello, lo olió de manera profunda, y luego fue enseguida a buscar la herida en la pierna, había una muy leve coloración roja y el pequeño punto rojo donde la gota de sangre ya se había secado.

The Wolf [zodiacOMEGAVERSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora