Llevábamos desde principios de mes sin vernos. Estábamos completamente enfrascados en nuestros proyectos individuales, el tiempo pasaba muy rápido y casi no teníamos ratos libres para descansar. Todavía recuerdo como Marta y David me obligaron a salir el sábado pasado. Pisé la playa por primera vez en todo el verano y fui a un festival de música que estaba por allí cerca con mis amigos de toda la vida. Pensé en ella, en lo mucho que me hubiera y le hubiera gustado estar aquí. La echaba mucho de menos.
Habían pasado dos días desde que salí obligado de casa para pasar toda la tarde y parte de la noche fuera. Desde que llegué a casa, bastante tarde a decir verdad, casi no había salido del estudio. Únicamente para comer y para llamarla.
—¡Amaix!
—¡Alfred! Ay jo, ¿qué tal?
—Te echo de menos.
—Yo también —podía visualizarla con nitidez en mi mente haciendo un puchero y mirándome con ojos de cachorrito.
—Bueno pero la semana que viene vuelves a Barcelona, ¿no?
—¡Sí! —estaba muy feliz y orgulloso por todo lo que estaba consiguiendo, se lo merecía tanto—Me quedaré unos días en casa de mi hermano y luego volveré a Pamplona.
—Nos veremos, ¿verdad? ¿Vendrás a visitarme? —dije con voz de bebé. Parecía que no, pero realmente pensaba que estaría tan liada que quizás no recaerría en ningún momento en el hecho de que que yo la estaba esperando.
—Alfred, por Dios.
—¿Eso qué significa?
—¿Cómo no voy a visitarte? Estás loco.
—Tal vez—reí antes de disponerme a contarle lo que había estado haciendo durante esas semanas.
Pasamos esos siete días trabajando duro. Por mi parte, estuve ensayando con la banda ya que haríamos una gira en verano para presentar los temas que estarían en mi primer disco, 1016. Ensayar con la banda era genial y siempre disfrutaba muchísimo aunque a veces los ensayos fueran bastante duros. Al terminar siempre hablaba con Amaia por videollamada, me encantaba contarle las anécdotas y las cosas que pasaban en los ensayos, siempre se reía. Yo no podía más que mirarla embelesado y reírme con ella. Al llegar a casa siempre tenía la misma rutina: ducharme, componer un poco aunque solo fueran frases inconexas, cenar y llamarla de nuevo antes de irme a dormir.
Era como un ritual. Nuestro ritual. Hubo una noche que no lo pude coger, estaba con sus amigos y no escuchó el sonido del móvil. Estuvo disculpándose durante tres días enteros porque le conté que me costó conciliar el sueño. Mi cuerpo necesitaba escucharla antes de irse a dormir y es que el haber estado más de tres meses durmiendo absolutamente todos los días junto a ella me había pasado factura.
Finalmente, casi sin darme cuenta, Amaia le estaba tirando la mochila que llevaba a su hermano para poder correr hacia mí en la estación de trenes.
Se abalanzó a mis brazos y empezó a besarme en el cuello.
—Amaix, estás aquí.
Su mano subió hasta mi nuca, la acarició y al instante me relajé. Esa caricia siempre lo hacía.
Me separé un instante de ella para mirarla. Estaba preciosa a pesar de que se le notaba el cansancio en todas y cada una de sus facciones. Le acaricié la mejilla casi por instinto y me agaché para poder darle un pequeño beso de bienvenida. Rozamos nuestras narices y nos sonreímos.
Amaia estaba aquí. Suspiré.
Javi llegó hasta nuestro lado pocos segundos después. Le tendió la mochila a Amaia y le dijo un par de cosas, aunque ni ella ni yo prestamos demasiada atención. Estábamos demasiado ocupados entrelazando nuestras manos.
Al ver que no iba a recibir ningún ápice de atención por nuestra parte, se puso entre nosotros y nos preguntó lo que íbamos a hacer esa misma tarde.
Me giré hacia ella y le sonreí de nuevo, no podía parar.
—¿Te has traído el bañador?
Ella asintió emocionada y miró a su hermano, que parecía un tanto extrañado ante esa pregunta.
—Pues ya lo has oído, Javi, nos vamos a la playa.
Por fin, pensé. Por fin podría enseñarle a Amaia mi playa, la playa del Prat.
¡Hola! Nunca he dicho nada por aquí hasta ahora, solo quería daros las gracias por todos los votos y los comentarios. Me hace mucha ilusión ver que os gusta y que añadís este fic a vuestras listas de lectura, de verdad. Este capítulo no me convence del todo pero aquí lo tenéis 💖 si queréis ver lo pesada que puedo llegar a ser podéis seguirme en twitter, ahí estoy muy activa (@shawnwake)

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Pinceladas
FanfictionPequeños relatos de la historia de Alfred y Amaia, durante y después del concurso. Sin ningún orden cronológico y sin ningún tipo de correlación entre ellas, a menos que lo indique el capítulo.