Capítulo 10

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*Calle*

Dejo el celular sobre la mesa y me tiro a la cama, desanimada.

—¿Qué dijo Poché de las entradas para el museo?—pregunta kim mientras entra a la habitación con dos bebidas y un tazón lleno de crispetas.

—No mucho.

Me levanto para ayudarla a poner todo sobre la cama.

—¿No le pareció buena idea?—se sienta a mi lado.

—No lo sé.

—¿Cómo así?—pregunta, confundida—¿se pelearon?.

—No—tomo aire sintiéndome afligida— dijo que no tenía muchas ganas de hablar.

—¿Te dijo por qué?.

—No, solo dijo que debía hablarme sobre algo y ya.

—Que raro—prende su televisor—¿Sabes sobre qué?.

—Ni idea.

—Tal vez sea algo sin importancia.

—No creo, se escuchaba diferente como si estuviera triste o preocupada. Y no quiso que fuera a verla.

—Seguro no es nada grave, todos necesitamos nuestro espacio.

—Lo sé y no tengo ningún problema con que quiera estar sola pero esa llamada me dejó con una sensación rara.

—¿Rara cómo?.

—No sé como explicarlo pero es una sensación que no me gusta.

—¿Crees que tiene que ver con su relación?.

—Espero que no—se me forma un nudo en la garganta de solo imaginarlo— Apenas estamos iniciando y no quiero que las cosas terminen.

—No te preocupes más de la cuenta—me abraza por los hombros—no creo que quiera dejarte.

—Nunca se sabe, Kim—siento como poco a poco la tristeza se apodera de mi.

—Que hayas tenido una mala experiencia anteriormente no quiero decir que esta vez sea igual.

—Lo sé pero no puedo evitar imaginarme lo peor.

Me mira condescendiente y acaricia mi espalda.

—¿Sabes qué?—se levanta con una sonrisa—vamos a comer que yo invito y de una vez aprovechamos y visitamos las tiendas de ropa.

—¿Tiendas de ropa?—frunzo el ceño— ¿en serio?.

—Claro, eso siempre nos hace sentir mejor.

—Habla por ti.

—Cállate y vámonos.

Salimos de su casa minutos después y nos dirigimos al centro comercial más cercano, allí pasamos el resto de la tarde mirando tiendas y comprando algunas cosas que ni siquiera necesitamos, también comimos y aprovechamos para hablar de cosas sin mucha importancia, estar con Kim me ayuda a no pensar en Poché, sé que tal vez me estoy preocupando sin necesidad pero todo puede pasar, a veces las relaciones terminan de la nada o la otra persona deja de interesarse. Vamos camino al parqueadero y yo niego con la cabeza intentando alejar esos malos pensamientos. Siento un golpe en mi hombro y una de mis bolsas cae al piso.

—Lo siento, estaba distraída—me disculpo con la persona que choque y ambos nos agachamos para recoger mi bolsa, él la agarra primero y me la pasa—muchas gracias.

Lo miro a los ojos y él me sonríe.

—Con gusto, ambos veníamos distraídos.

—Eso es cierto—también le sonrío y él se queda mirándome fijamente por unos segundos.

Mi segundo amor [Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora