El juicio

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Genji despertó en una camilla. Parecía desorientado, y con un fuerte dolor de cabeza. Notó la ausencia de su brazo mecánico y un respirador artificial conectado a él. No recordaba las cosas con claridad, aquella pelea parecía descarriarse de su mente, como un vagón en dirección a un abismo. Miró a sus alrededores y encontró a una mujer anotando datos en su tableta digital. Parecía preocupada y concentrada en lo que hacía. 

 —Volvimos a los viejos días, Dra Ziegler. —Angela lo miró con el ceño fruncido, pero con un alivio que le devolvió el alma al cuerpo. Ella se sentó y cruzó de brazos, mirándolo de forma decidida. 
—Necesito la historia completa —Genji negó con la cabeza.
—No lo recuerdo, pelee con unos sujetos y de esa forma McCree pudo ir...— hizo una pausa mientras llevaba su mano a la cabeza— ¿Dónde están?

—Genji. —habló Mercy, con aquel tono de voz serio, que aquel ninja tanto respetaba— Ambos están en problemas graves. La justicia los llevará a la corte y pueden recibir una sentencia severa. Jesse se negó a dar declaraciones, por lo que está encarcelado en los cuarteles de Overwatch. Si lo declaran culpable en el juicio, será trasladado a Estados Unidos.
—¿Cuanto lleva encerrado?

—Dos semanas. —Genji agrandó sus ojos de la sorpresa. 

—¿Cuanto llevo en coma? 

—Un mes.  —si no fuera porque era Angela quien se lo comentaba, pensaría que era una broma de mal gusto.

—¿Que hay de Jane? ¿Dio declaraciones? 
—No...—tocó suavemente los dedos de su pareja— No sobrevivió. 
Finalmente, Genji comprendió el silencio de McCree. Nunca supo que unía a esa misteriosa mujer con su amigo, pero ella parecía quererlo. Podía imaginar que tan dolido debía estar Jesse, había una probabilidad grande de que la viera morir en persona.
Genji se mantuvo inconsciente cuando ocurrieron los hechos, pero no dudaba quienes eran los culpables. El comentario hecho a Jesse por parte de uno de los federales, antes de iniciar la misión, era todo lo que necesitaba para confirmar su teoría.
—Necesito hablar con McCree. —intentó levantarse 

—No puedes, aún no se les permite. Sin embargo, los demás pueden visitarlo.—Genji suspiró.
—Angela. —habló con tristeza— ¿Hanzo ha visitado a McCree? 
La rubia miró el suelo, imitando la actitud del cyborg. 
—No he visto a Hanzo desde hace tiempo. —Genji frunció el ceño con molestia— Pero no lo puedes culpar. Yo también estoy molesta. Esta situación se les venía saliendo de las manos desde el inicio, y aún así no acudieron a nosotros. 
—No podíamos involucrar a más gente, McCree me advirtió que era peligroso. 
—Aún así accediste a ayudarlo. 
—Somos amigos, lo haría otra vez si fuera necesario. 

—Hanzo es tu hermano, y yo soy tu novia. ¿Crees que no hubiésemos hecho lo mismo por ustedes? —Genji agachó la cabeza, sintiéndose como un niño pequeño siendo regañado. Mientras, Angela suspiraba— ¿Cómo inició todo? 
El asiático buscó entre sus pensamientos, recolectando aquellas charlas con Jane y los comentarios de Jesse. 

—¿Tienes tiempo? —preguntó el Japonés, esbozando una pequeña sonrisa. 

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La prisión de overwatch era fría. Probablemente era algún tipo de tortura obligatoria para sujetos como él. "Sujetos como yo" pensó McCree, sujetos infames que incumplen la ley y desafían a las autoridades. Si, ese era el tipo de persona que solía ser antes de ser encontrado por Reyes, antes de dar un cambio a su vida. Pero aquellas rejas solo le traían un sucio recuerdo de quien era y es en realidad. El federal tenía razón, su historial permanecerá manchado, su mente permanecerá manchada. El triste recuerdo de su hermana lo atormentará las noches que sean necesarias, junto a las crueles palabras que pronunciaron sus labios minutos antes de verla morir. "Eres lo peor que me ha pasado" se repetía en su cabeza, como un disco rallado e inservible. "¿Cómo pude decir eso?" se preguntó, con la tristeza seca en su mirada. 

Cualquiera que viera al castaño en esas condiciones le tendría compasión; pena; asco. Un hombre carismático y habilidoso, reducido a un ser desnutrido y con el corazón destrozado. 
—Hanzo...—pronunció en un susurro débil. Mientras miraba la bandeja de comida que permanecía intacta. ¿Cuan baja era la probabilidad de que apareciera su ex pareja en la puerta de ese lugar? Nula, posiblemente.
Extrañaba sus besos; abrazos; el sonido de su voz. 

Snowball effectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora