El juicio: Parte 2

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Aquella madrugada el abogado releía sus documentos. Una serie de archivos que mostraran la inculpabilidad de sus clientes. Pero era casi imposible luchar contra una fuerza policial tan severa, como era el FBI. 
George suponía que aquel vídeo manipulado era el "santo grial" del caso, y que siendo positivo, lo más cercano a una victoria sería conseguirle a ambos una condena reducida, y eso implicaba al menos 5 años de cárcel americana. 
Observó una pequeña foto de Jane, en la ficha decía que se le acusaba de robo, pero no aparecían signos de violencia. Era realmente joven en esa fotografía, no tenía más de 17 pero su ceño fruncido y ojeras la hacían lucir mayor. "Una vida difícil" pensó George, mientras se levantaba a servir café. 
A él le tomó por sorpresa lo que vio al volver, probablemente sería la misma reacción de alguien encontrando dinero en la calle, o la de un niño tomando dulces de una piñata. Un sobre con una pequeña memoria y un cd, cosas que ya eran casi obsoletas, pero en la corte aún poseían reproductores. 
Abrió el cajón de su mueble, y tomó un notebook viejo. Tenía más polvo y telarañas de las que él hubiese pensado. Lo enchufó tan rápido como pudo, y para su sorpresa prendió de inmediato. Introdujo el cd primero:
—Hola, ¿que tal? no todos saben quien soy, pero estoy segura de que los uniformados podrán presentarme, después de todo, gracias a mi dieron con Jane.   —sonrió— Soy una testigo de lo que ocurrió, pero presentarme en persona solo incomodaría las cosas, es decir, no quiero morir aún ¿saben? —George se inclinó ligeramente a la pantalla— Como sabrán, Jane está muerta,  y aunque se metió en mis asuntos, no soy el tipo de persona que le desea la muerte a alguien, sobre todo si solía ser mi amiga. Ella se metió en esto, pero involucró a dos idiotas en la situación. Jesse McCree y Genji Shimada no hicieron nada malo. Y Jane fue asesinada injustamente. —Sombra miró a un lado, parecía estar con alguien y el abogado lo notó— Señores federales, fue un gusto conocerlos, pero pidieron ayuda a la persona equivocada. —guiñó un ojo y terminó el vídeo. 
George observó la memoria con cautela, respiró hondo y la colocó en el computador. Y ahí estaba, su propio Santo grial. 

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Parecía que todos daban por hecho el veredicto, incluso se podía observar al otro abogado y a unos cuantos federales bromear sobre el asunto. McCree frunció el ceño en todo momento, incluso cuando Ana lo abrazó e intentó calmar. 

—Ten fe. —le susurró. Mientras frotaba su espalda con tanta suavidad como la de una madre calmando a su hijo. 
—Me es imposible, mi señora. Es complicado...
—Entonces. —soltó el abrazo— Tendré fe por ti. 

El juicio inició más rápido que el día anterior, con las mismas confesiones de testigos que repetían lo mismo. Parecía una obra que habían ensayado meticulosamente entre los perros del gobierno americano. Genji miró a George, y lo vio tranquilo, incluso pudo asegurar haber notado una ligera sonrisa, y eso le dio más confianza al ninja. 
—Quisiera mostrar el testimonio y la evidencia que entregué esta mañana a su señoría. —Dijo George apenas el otro abogado había terminado de hablar. 
—¿Esta mañana? Señoría, las evidencias se muestran mucho antes de que el juicio inicie. —Reclamó el hombre mayor. 

—Dada la falta de pruebas en el lado defensor, acepté sus términos. Proceda Señor. —comentó el juez. 
—Gracias. —esbozó una sonrisa— El primer vídeo es de alguien que muy poca gente conoce, normalmente está en las...sombras. —volvió a reír— y ella es de vital importancia en esta historia. 
El vídeo de Sombra se reprodujo, impactando severamente a los del FBI. A McCree le pareció extraño, ¿por qué ella los ayudaría? ¿culpa? Entonces lo notó, al igual que George. Vio como la mexicana miraba hacia un lado, incluso observó una pequeña silueta que no se asomó por más de unos frames. 
—Hanzo...—habló tan despacio que casi pareció un pensamiento. Sin embargo Genji lo escuchó, y no dudó en pensar lo mismo que el vaquero. 
—Ahora, señoría y señores del publico. Pareciera que esa joven mujer mencionó lo de siempre, casi como un político en su primera campaña electoral. Perdonen la broma, se que hay mejores. Y aquí es cuando llega la conclusión de esta historia. La única verdad, la que deja mal a un departamento de justicia de un país tan importante como lo es Estados unidos. Les advierto, este material no es apto para sensibles. 


El vídeo tenía más calidad que el anterior, y esta vez se entendía todo lo que hablaban. Se podían observar desde más cerca a McCree y a Jane frente a los federales. Jane le disparaba en el brazo y se echaba la culpa de todo, fue en ese momento que dejó el arma, rindiéndose, y un francotirador le disparó. Aquel momento fue duro de revivir para Jesse, y agachó la cabeza antes de volver a escuchar el disparo. Se marcó un silencio rotundo en la sala, seguido de un pequeño suspiro por parte de alguien en el publico. 
—Este vídeo es la prueba irrefutable de que Jane McCree admitió su culpa, de que apartó a Jesse y a Genji de todo lo que había ocurrido. También es la prueba de que el departamento de justicia asesinó a una mujer desarmada, que había aceptado el arresto. Y finalmente, y sin lugar a dudas, es la prueba de que mis clientes son inocentes, y Jane McCree merece justicia. 

George se sentó, guiñándole un ojo a ambos. El juez se rascó la nariz, y se acomodó los lentes. 
—Visto que en vida, la señorita Jane McCree asumió la culpa de los hechos, y que ella misma admitió que ustedes no hicieron nada. La única persona que merecía los cargos por robo y hackeo es ella. Sin embargo, dado los hechos vistos en la grabación, el departamento de justicia de los Estados unidos de América, se hace responsable de la muerte, y debe pagar una indemnización por daño moral a los familiares de la victima, que en este caso es Jesse McCree. 
—Señoría, mis clientes...—intentó hablar el abogado acusador. 
—Si ellos hubiesen sido más listos, la hubieran dejado vivir. De esa forma, habían más posibilidades de inculpar a los tres, si ese era su objetivo final. Pero no fue así. —tomó el mazo—La cantidad monetaria se acordará en una semana. —hizo un golpe fuerte en la mesa—Cierro el caso. 

Jesse no se lo podía creer, todo pasó tan rápido que parecía un sueño. Se dio la vuelta para saludar a sus amigos, pero le pareció ver a una persona conocida, saliendo mucho antes que los demás, ocultándose entre la multitud. 
Estando afuera, recibieron unos cuantos abrazos. McCree llevaba tiempo sin estar ligeramente feliz, por lo que abrazar a George en forma de gratitud le resultó extraño.
Genji aunque estaba emocionado por los resultados, no podía olvidar que aún había una muerte que recordar, una muerte que atormentaba a su amigo. 
—¿Le harás funeral? —le comentó mientras los demás hablaban entre ellos.
—No...es decir, ¿quien iría realmente? de seguro conoció a un par de amigos en su vida, pero era una mujer solitaria a fin de cuentas. La cremaré, y tiraré sus cenizas por la carretera. A ella le parecería cliché, pero me parece un perfecto final para una mujer de los caminos.
—Te apoyo McCree. —comentó para chocar sus puños, como los amigos que siempre han sido.

Desde lejos, Hanzo espiaba esa escena, esta vez sonriendo. 
—¿Fuiste tú quien dejó el cd y la memoria en mi escritorio? —mencionó el abogado acercándose a él. —Eres tan sigiloso como una pluma tocando el suelo, debiste ser tú. 
—No cambia en nada que lo sepas.
—No, pero...muchas gracias, sin eso no hubiésemos ganado. 
Hanzo volvió a sonreír, y no volvió a hablar. Nuevamente desapareció entre la multitud, y esta vez McCree lo reconoció. 


Fin. 






c'est une blague <3  

Snowball effectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora