El Comienzo De Los Problemas

78 8 0
                                    

Meredith se despertó agitada, acababa de tener una pesadilla y eso no podía significar nada bueno. Decidió alejar ese pensamiento de su cabeza, en ese instante sonó la alarma del móvil que apagó con pesadez. Odiaba levantarse tan temprano y más en vacaciones, pero era por un buen motivo, iba a pasar todo el día con sus amigos en la playa alejada de los problemas que asolaban su día.

Tanteó en la oscuridad buscando el interruptor de la luz. Cuando encendió la luz sus ojos, acostumbrados a la oscuridad de su habitación, se vieron momentáneamente cegados por la claridad, eso provocó un quejido y que soltase una serie de palabrotas que eran casi inaudibles. Como sus padres aún estaban durmiendo con mucho cuidado se levantó y encaminó hacia la habitación de su hermana mayor, Diana, la despertó con sumo cuidado, así que como quien no quiere la cosa le grito al oído.

- ARRIBA!!! -

Diana le lanzó la almohada a la cara, ella sonrió en la oscuridad. Mientras su hermana se levantaba, Meredith preparó el desayuno. Una vez que Diana salió por la puerta ambas se dispusieron a desayunar en el comedor. Meredith le contó con preocupación su pesadilla.

- No te preocupes tanto hermanita, seguro que solamente fue un mal sueño deja de darle tantas vueltas. -

Diana consiguió con esas palabras calmar a su querida hermana. Siguieron hablando de otros temas mientras desayunaban.

Una vez acabaron, recogieron la cocina y el comedor para posteriormente, ir a sus habitaciones a coger sus cosas, las cuales dejaron en el sofá para tenerlas a la vista cuando se tuvieran que ir. Como les sobraba aún tiempo ordenaron sus habitaciones, Meredith acabó antes, ya que era algo más pequeña. Se fijo en la hora y el pánico se instauró en su cara.

- Dianaaaa - fue corriendo hacia su habitación. - Vamos a perder el bus si no nos damos prisa. -

- Voy. -

Veloces fueron a la habitación de sus padres a despertar a su madre intentando hacer el menor ruido posible para avisarle que se iban ya. Ella les dio un beso a cada una en la mejilla y les dijo que tuvieran cuidado para posteriormente volverse a dormir.

Ambas se dirigieron al salón, cogieron las cosas y salieron por la puerta de casa la cual, Meredith cerró tras de ella. Como no tenían tiempo para esperar al ascensor bajaron los cuatro pisos por las escaleras. Llegaron a la parada justas, ya que en ese momento el bus paraba enfrente de ellas.

Se subieron, pagaron y se dirigieron al final del autobús, donde había dos asientos libres. Meredith se sentó al lado de la ventana y Diana al lado izquierdo, mientras hablaban se puso a pensar en lo distintas que eran físicamente. Diana era castaña, ojimarron y blanca como la leche, en cambio Meredith era pelinegra, con los ojos azules y morena ya que estaba la mayoría del tiempo fuera al sol realizando diversas actividades, mientras que su hermana estaba casi todo el día en la habitación o en casa.

Diana le chasqueaba los dedos delante de su cara para que volviera al mundo real.

- Lo siento me distraje pensando, ¿De que estábamos hablando? -

- Te estaba diciendo que deberías estar más atenta a lo que te rodea porque a este paso te abres la cabeza contra una esquina -

- Oye! - Meredith le pegó en el brazo. -Eres cruel conmigo, solo soy un poco torpe. -

- No soy solo cruel contigo, lo soy con todo el mundo. ¿Y solo un poco? Te recuerdo que ayer te comiste la esquina del sofá más de una vez. -

- Mimimimi eres odiosa. -

- Lo se -

Diana se rió de los pucheros que le pone su hermana menor. Sin darse casi cuenta habían llegado a la parada donde se iban a encontrar con sus amigos.

Fueron las últimas en llegar. Estaban siendo esperadas por Daniel, Emilio,David, Ares, al cual las dos hermanas siempre le decían que ya le molaría a él ser como el dios griego, Alba, Andrea, Elisabeth y como no Derick.

Meredith fue corriendo a abrazar a su mejor amigo Dani el cual no veía casi nunca para después saludar al resto, Diana saludó a todos también y entre risas bajaron a la playa.

La playa estaba casi desierta, ya que no era muy conocida y al ser por la mañana la gente que la conoce no suele ir, así que prácticamente la playa era de ellos. Una vez instalados en la arena jugaron a las cartas, al uno, hablaron, rieron y se divirtieron. Sobre las dos de la tarde los estómagos de el grupo pedían comida, así que llamaron a una pizzeria para pedir unas cuantas y media hora más tarde unos cuantos fueron a buscarlas y a comprar bebidas a un supermercado cercano, ya que saldría muchisimo más barato.

Comieron entre risas y puteos entre ellos como siempre. Una vez no quedó ni una migaja de pizza se pusieron a jugar al voleibol causando que acabaran llenos de arena de tirarse al suelo cada dos por tres. Como el pique que se había instaurado entre ellos continuaba fueron corriendo hasta el agua para sacarse la arena del cuerpo. Algunos se quedaron en el mar para nadar, entre ellos estaba Meredith que si casi sin darse cuenta fue más allá de las bollas así que decidió volver, cuando llegó a la toalla se tiró en plancha ya que estaba agotada lo que provocó risas entre sus amigos y hermana. Ella les hecho la lengua y se rió con ellos.

Toda la tarde paso bastante bien hasta que empezó a hacer algo de aire provocando un cambio de actitud en Meredith y Diana, ambas se pusieron en pie, Meredith miró a su hermana que sin decir palabra entendió perfectamente que tenía que hacer. Se puso una sudadera que le cubría hasta el culo y se calzó dirigiéndose rauda y veloz hacia la carretera. A lo lejos en el horizonte se divisaban un conjunto de figuras voladoras, esto hizo que Meredith se pusiera rígida y con el rostro frío.

A medida que se acerban las figuras se definían más, mostrando una especie de trío de mujeres con alas de murciélago, cabeza de perro y en vez de pelo tenían serpientes. Meredith sabía perfectamente que eran

- Furias, esto no significa nada bueno-

Sus amigos la miraban aterrorizados y confundidos ya que no sabían lo que estaba ocurriendo exactamente produciéndoles una horrible sensación de temor y miedo. Meredith no se veía muy afectada desconcertandolos aún más.

Pero todo se volvió aún más extraño cuando en la mano derecha de Meredith apareció una espada.

La verdad que oculta el océano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora