Poseidón se había levantando enfurecido del trono, su rostro denotaba una enorme ira. En su mano derecha sujetaba con tanta fuerza el tridente, que sus nudillos se tonaban blancos. Sus ojos, cambiantes como el océano, tenían el color de el mar cuando había tormenta . Las sacudidas de tierra se volvían cada vez más intensas y en un pestañeo Poseidón se abalanzó sobre el dios de la guerra. Pero jamás llegó a tocarlo ya que Meredith se interpuso entre ambos. Poseidón la miraba con incredulidad y extrañado, ella desprendía una enorme furia.
- Basta ya!!!-
Los murmullos de los dioses desaparecen quedando la sala en silencio, el cual solo se veía perturbado por la respiración agitada de Meredith y el dios de los mares por el enfado de cada uno. Algo extraño estaba presente en el ambiente , nadie sabia de donde provenía. Pero era una aura oscura y antigua , eso preocupo a los dioses presentes en la sala pero en especial a la diosa del hogar , Hestia . Ya que una brisa fría casi extingue la llama que cuida la pequeña diosa . Si llegase a pasar todo seria un gran caos .
La furia que desprendía Meredith se fue reduciendo y comenzó a notar una gran presión en su pecho .El dolor de un momento a otro se hizo mucho mas fuerte , miro enseguida hacia Apolo y en un susurro le pidió ayuda antes de caer desmayada .Pero no llego a tocar el suelo ya que Ares la cogió ,Apolo lo miro y con una voz dura le dijo .
- Cógela en brazos y tráela a mi palacio veré que le ocurre. Tío Poseidón ruego que te tranquilices y cuando eso pase te informare de su estado .-
Ares sin rechistar coge a la semidiosa en brazos y sigue a su medio hermano hacia su ostentoso y dorado palacio . Poseidón desapareció del Olimpo para ir a una pequeña playa olvidada a relajarse y pensar .
Meredith reposaba en una amplia cama blanca, Apolo intentaba averiguar que le ocurría a la joven semidiosa y Ares se encontraba apoyado en la pared con la mirada fija en el dios, mirando de vez en cuando a la joven tumbada en la cama.
En otra parte del Olimpo estaba la diosa de la discordia pensando en lo ocurrido y sintió una punzada de culpa. Se sentía impotente y una idiota por haberle hecho eso a su mejor amiga, no se la merecía. Las lágrimas de preocupación empezaban a acumularse en sus ojos negros, debía hacer algo para compensarlo. Durante un largo tiempo estuvo pensando que podría hacer y en de pronto se le ocurrió una cosa que la alegraría mucho pero tendría q convencer a doce dioses o por lo menos a la mayoría. Pero primero Meredith tendría que mejorarse y no le había gustado nada la sensación que había tenido cuando sintió esa extraña aura. Una voz la sacó de sus pensamientos y la sobresaltó.
-¿En que piensas hija? -
- Madre, que susto me has dado -una pequeña sonrisa aparece en el rostro de la mujer. - Pienso en Meredith y en lo sucedido. - sus ojos se humedecen de nuevo.
- No te preocupes por ello Eris, seguro que saldrá todo bien. - Le sonrió amablemente. - Pero hay algo más que te preocupa hija. ¿Qué es?. -
-No dejo de darle vueltas a él aura que a pareció en la sala. Estoy intentando pensar que puede ser pero no le encuentro ningún sentido. -
La mujer se quedo pensativa yle pido a su hija que le describiera lo que había sentido y lo que sucedió antes y después de la aparición del aura . Así lo hizo, una vez finalizó su madre la miraba fijamente y Eris se dedicó a analizar a su madre, Nyx la diosa de la noche. Eran casi iguales a excepción del brillo dorado en los ojos de la diosa de la discordia. Sonrió. Extrañaba mucho a su madre, sobre todo en la oscuridad noche era cuando más deseaba verla ya que en ese instante del día era cuando más se acordaba de ella. Aún que nunca fueron muy cercanas la quería. Repentinamente Nyx habló.
- Tengo una ligera idea de lo que pudo ser, tendré que investigarlo. Tu no te preocupes mucho ¿vale? -
- Si madre, intentaré no darle muchas vueltas. -
Nyx iba a despedirse de ella cuando Eris recordó lo que había planeado para alegrar a su amiga y decidió contárselo a su madre. La diosa de la noche no se perdió ni un solo detalle de lo que le estaba proponiendo su hija.
-Eris, eso va a ser muy complicado. Los dioses pusieron esas normas por algo querida hija pero tienes mi apoyo, es un gran detalle y por intentarlo no pierdes nada. - Le sonrió y ella Le devolvió la sonrisa. Se alegraba de contar con ella.
La diosa se despidió de su hija dándole un beso en la frente. Eris volvió a quedarse sola así que se encaminó hacia el palacio de Apolo, necesitaba averiguar como se encontraba Meredith.
Mientras todo eso ocurre en el Olimpo en un lugar lejano, oscuro y olvidado un gran poder se está volviendo a desarrollar. En el pueblo cercano había infinidad de historias acerca del extraño paraje cercano y sus sucesos.
Recientemente el número de sucesos inexplicables se había incrementado de manera exponencial, llevando a la gente más temorosa a huir del lugar.
Nadie sabía con exactitud dónde estaba el núcleo de esa actividad sólo concordaban en una cosa. En donde es el bosque más espeso y escasos rayos de luz se filtraban a través de las densas copas de los árboles, allí en un pequeño claro un agujero grande, por donde cabía perfectamente un adulto, y del cual no se divisaba el fondo estaba situado en el medio del claro. Cuando alguien se acercaba demasiado al claro eran hipnotizados por una extraña fuerza que les hacía cometer todo tipo de crímenes y sacrilegios para posteriormente desaparecer. Pero también hay historias en el pequeño pueblo que narran desapariciones sin ninguna pista como si se hubieran disipado.
Lo que no sabían los lugareños era aquello que habitaba las tenebrosas profundidades y que cada día, hora, minuto y segundo se iba haciendo con más fuerza para escapar de aquella prisión.
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La verdad que oculta el océano
FantasyMeredith una joven de no más de veinte años oculta un enorme secreto, el cual se verá comprometido cuando intente proteger aquello que más valora en este mundo, la amistad. No todo es lo que parece y la gente oculta más de lo que uno llega a creer...