Era una espada preciosa y reluciente que había sido usada en miles de entrenamientos pero en pocas batallas. Sus amigos no comprendían nada de lo que sucedía a su alrededor, no apartaban la mirada de Meredith y ella miraba a la furias fijamente, pero no se movía ni un centímetro obsevando el avance de las tres criaturas. En su interior esperaba que Diana volviera pronto, porque no estaba muy segura de poder ella con las tres sola en el momento que ese pensamiento cruzo su cabeza oyó una voz en su cabeza.
- Demustrales a esas brujas lo que te he enseñado pequeña -
Esas palabras generaron una sonrisa en su rostro serio. Tan pronto como las furias tocaron la arena de la playa se lanzó sobre ellas sin dudarlo un segundo comenzando la batalla.
Los látigos de las furias chasqueaban contra el suelo Meredith que a duras penas conseguía evitarlos. Uno de ellos le produjo un corte en la mejilla pero ella en ningún momento profirió un quejido, lo único que se oía eran los látigos cortando el aire y el blandir de la espada. Cuando vio la oportunidad clavo la espada en una de las furias y en un cerrar de ojos desapareció convirtiéndose en polvo ya solo quedaban dos. Sus ataques se habían vuelto más furiosos y constantes produciendo el retroceso de Meredith.
En un instante todo se puso peor, un látigo atrapó la espada de Meredith y la furia intentaba quitársela obligandola a hacer más fuerza, para que no se le escapara de sus manos dejando de centrase en la otra furia para intentar destruir a la que tenía su espada atrapada con el látigo dandole la oportunidad a la furia de darle un latigazo en la espalda. En ese instante Meredith soltó la espada, de su garganta salió un horrible grito de dolor. Cayó de rodillas en la arena, respiraba con mucha dificultad vió como las furias se acercaban, suspiró era su final.
En ningún momento aparto la mirada de las furias, si la mataban no mirarían el miedo en sus ojos ni tampoco suplicaría por su vida. Pero de la nada las dos se volvieron en polvo generando sorpresa en ella.
Sintió una mano en su hombro izquierdo, giró su cabeza y allí la vió. Su querida hermana mayor Diana sin pensarlo dos veces se tiro a sus brazos y Diana la abrazó. De pronto sintió la sangre de Meredith en su brazo.
- Tienes que curarte Meredith -
- Dudo mucho que pueda levantarme sola y tu conmigo no puedes -
Con cada palabra Meredith estaba peor. Poco a poco su cuerpo era más pesado debido a las pocas fuerzas que le quedaban, Diana no iba a consentir que muriera y menos en sus brazos así que como último recurso llamó desesperada a sus amigos que aún estaban en la playa.
- CHICOS!!,NECESITO UN POCO DE AYUDA -
Durante unos minutos no hay ningún movimiento por parte de él grupo como si se estuvieran pensando si ir o no a ayudarla. Diana estaba agobiada ya que se veía sola y con una Meredith luchando por su vida en sus brazos así que como último intento desesperado se levantó y intentó levantar a su hermana fallando estrepitosamente. En el segundo intento vio un par de brazos ayudándole, levanto la vista y vio a Dani seguido por Emilio y Alba. Con sumo cuidado levantan los cuatro a Meredith de la arena.
-¿Hacia donde la llevamos? - pregunta Emilio
- Hay que llevarla al agua- Los tres la miran como si estuviese loca
- Pero si la metemos en el agua morirá- replica Alba
- Creo que es lo menos sensato - Añade Dani
- ¿Me lo vais a discutir? Hay q llevarla al agua y punto -
Diana les responde empezando a cansarse y enfadarse. Meredith está cada vez más débil ellos cuatro despacio la van llevando al mar no muy convencidos de que están haciendo y con cuidado la dejan en el agua flotando pero ponen las manos debajo de su cuerpo para que no se hunda empeorando la situación. Entonces sucede algo que no son capaces de asimilar ni creer aunque sus propios ojos estén viéndolo.
El agua empieza a recorrer el cuerpo de Meredith como si tuviera vida propia ya que no iba en el sentido normal sino que subía del mar a su cuerpo. Cada vez que se encontraba con una herida el agua brillaba volviéndose dorada para posteriormente dejar la piel sin un solo rasguño. El proceso duró unos pocos minutos una vez finalizó el agua volvió a discurrir hacia el océano retomando su curso natural.
Esto causó un gran impacto con sus amigos que entre ellos se miraban desconcertados, no sabían muy bien porque estaba pasando todo eso.
Mientras todo esto ocurría en el exterior en la mente de Meredith reinaba la oscuridad absoluta, el silencio solamente era perturbado por el sonido de el bombeo de la sangue que le taladraba los tímpanos. A lo lejos sentía una presencia que se le hacía conocida pero no lograba distinguirla y ponerle dueño.
La presencia se acercaba cada vez más y en un parpadeo estaba en una sala totalmente blanca, una figura difusa y más oscura que la noche sin luna. Era como una nube de oscuridad con una forma similar a la humana. Le tocó el brazo a Meredith produciendo que un torrente de emociónes negativas.
- ¿Quien eres? -
No recibe respuesta de la figura humanoide
- ¿ Que quieres de mi y de mis amigos? -
Sigue sin emitir ningún sonido ni intenta comunicarse con ella. Unos minutos más tarde la sombra se aleja de Meredith, nota una quemazón donde estaba la supuesta mano de la sombra ahora hay una especie de marca que adquiere un tono oscuro. Asustada miró a la figura que seguía enfrente de ella y por primera vez habló.
- Tu pequeño corazón ha sido contaminado con mi oscuridad, nos volveremos a ver pequeña y más pronto de lo vas a desear -
Y sin decir nada más se desvaneció. Meredith empezó a sentir que se quedaba sin aire cayó de rodillas en la blanca habitación y de repente despertó en el medio del mar rodeada de sus amigos y hermana mientras una pequeña lágrima salía de sus ojos azules y rodaba por su mejilla.
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La verdad que oculta el océano
FantasyMeredith una joven de no más de veinte años oculta un enorme secreto, el cual se verá comprometido cuando intente proteger aquello que más valora en este mundo, la amistad. No todo es lo que parece y la gente oculta más de lo que uno llega a creer...