Regreso A Los Entrenamientos

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Ares y Eris seguían lanzándose pullitas entre ellos. Meredith intentado olvidar lo que acababa de oír se dirige hacía ellos.

- Dioses, como sigáis discutiendo por mi me creeré Afrodita. -

- No por favor, ya me llega con  aguantar a una. Otra como ella y desaparezco del Olimpo. -

- Tampoco es para tanto Eris. Solo es Afrodita, no un monstruo de tres cabezas. -

- Ares, creo que para ella es peor que eso. Y tu Drama Queen deja de ser tan exagerada anda, porque ambas sabemos que de aquí no te vas sin este cuerpo serrano al cual llamas mejor amiga. -

- Anda y yo que pensaba que no se podía tener más ego que Apolo, pero hija te has llevado el premio. -

Meredith la fulmina con  la mirada. Ares sonríe, aún que no lo reconozca había hechado de menos esas conversaciones y a las dos jóvenes. El Olimpo no era lo mismo si ellas no estaban.

- Debería volver a entrenar. Pero me da tanta pereza. -

- No me seas vaga, que ahora mismo podría ganarte yo sin ningún problema y eso que lo mio es generar discordia no pegarme con otros. Eso se lo dejo a los bárbaros como Ares.-

- Un poquito bárbaro si que es, hasta huele como ellos -

- Meredith no jueges con fuego que te vas a quemar. -

- Y así señores es como fuego se quedó sin amigos. -

Eris suelta una carcajada ante el comentario de Meredith. Ella también se reía.

- Venga Ares ríete un poquito hombre, tampoco era tan malo. -

-Creo que os juntais demasiado con Hermes y Apolo. -

Ambas sonrieron de una manera reconocible por Ares, algo se traían entre manos y eso nunca era nada bueno.

- Bueno, ya que la señorita Meredith está desentrenada, como dios caritativo que soy te volveré a poner en forma. -

- Si tu eres caritativo Ares, Apolo canta bien y Hera es una buena persona. - Le indica Eris.

-Ya que señor caritativo me va a volver a entrenar, vayamos a la arena. - Eris la mira- Se lo que piensas y no te voy a abandonar ya que vas a venir a ver como me machacan.

Los tres se dirigen al campo de entrenamiento. Eris se sienta en las gradas con un bol de palomitas que jamás nadie ha llegado a saber de donde los saca. El entrenamiento se basaba en una pelea entere Ares y Meredith. En el cual de usar sus espadas usaban unas de entrenamiento que no causaba tanto dolor su rotura.

A lo largo del entrenamiento, muchos seres mitológicos se acercaban al campo de entrenamiento a ver si era cierto el rumor que se había extendido por todo el Olimpo. Los primeros dioses que habían aparecido eran Apolo y Hermes seguidos de algunos dioses menores. Hermes vio una gran oportunidad y empezó a gritar para que los presentes hicieran sus apuestas.

Durante un largo tiempo el combate estaba igualado pero debido a la falta de entrenamiento por parte de Meredith provocó que estuviera muchos más cansada de lo habitual generando que sus movimientos fueran mucho más lentos y fácilmente esquivables.

Esta fue la oportunidad de Ares para finalizar la lucha que lo consiguió en dos movimientos dejando a Meredith en el suelo, desarmada y con la espada de Ares apuntando al corazón. Con esto el entrenamiento finalizó. Un estallido de aplausos ensordecedor se produjo por todas las gradas.

Ambos contrincantes respiraban agitadamente. Meredith miraba hacia el cielo, sintiendo una ligera brisa cerró los ojos y intentó calmar su respiración. En ese momento levantarse del suelo suponía un enorme esfuerzo del cual no se veía capaz de realizar.

Poco a poco los aplausos cesaban, Ares ya más tranquilo se dirige hacia Meredith. Una vez está a su lado se agacha.

- ¿ Todo Bien?

-Si, solo necesito descansar y luego darme una buena ducha.

- Vale, yo también me voy a dar una ducha. Y desde mañana entrenaremos todos los días porque te veo muy desentrenada. -

Ella asiente, oye como Ares se va alejando poco a poco hasta que deja de oír sus pasos. También se percata de que las gradas están casi vacías y sólo se oye un pequeño murmullo de fondo.

Durante un rato todo permanece en calma. Meredith abre los ojos y poco a poco se va incorporando hasta estar totalmente de pie. Con lentitud se acerca a la espada que había en el suelo, la cual recoje con desgana. Pasa su vista por las gradas, donde ve a Eris aún sentada hablando con Hermes.

Meredith se acerca hacia ellos. Saluda a Hermes con un movimiento de cabeza el cual repite el mismo movimiento y se va.

Eris le hecha un vistazo a su amiga y se ríe.

- ¿Puede saberse que te causa tanta gracia? - La voz de la semidiósa es divertida.

- Estas hecha una mierda, parece que te has dedicado a darle abrazos al suelo. -

- Pues claro es que se sentía muy solo y yo quise darle algo de amor, no te jode. -

Ambas se ríen ante tal estupidez. El sarcasmo y las pullitas en las dos era una especie de don que a más de uno dejaba sin ser capaz de contestar cuando ambas chicas tenían el mismo objetivo.

Eris le paso una botella de agua a Meredith, la cual se bebió casi hasta la mitad.

- Oye, acuérdate de respirar. Dioses Ares te ha vapuleado pero de lo lindo. -

- No me lo recuerdes, aun por encima seré el cotilleo del Olimpo durante mucho tiempo. Por cierto, que hacía Hermes aquí contigo. -

- Nada, resolviendo asuntos monetarios. -

- Déjame que adivine, Hermes ha organizado apuestas para sacarse unos dracamas y deduzco que tu apostaste a que Ares me ganaba. -

- Yup. Me conoces demasiado. -

- No tiene nada que ver que oyera a Hermes decir que las apuestas estaban abiertas. - Ambas ríen.

- Meredith deberías ir a descansar porque se te ve agotada. -

- Tienes razón, después nos vemos. -

- Eso tenlo claro jovencita porque nunca serás capaz de deshacerte de mi. -

Meredith se despide de Eris con un abrazo y se dirige hacia el palacio de su padre. A lo largo del camino se encuentra a diversos seres mitológicos cuchicheando a su paso y mirándola con sorpresa, cosa que le molestaba mucho.

Una vez llegó al palacio se dirigió hacia su habitación sin dirigirle la palabra a nadie. Una vez allí se descalzó y se tiró encima de la cama quendose casi al instante dormida.

La verdad que oculta el océano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora