Sentimientos

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Cuando despertó tanteó con la mano la mesilla en busca de el reloj para ver la hora. En ningun momento abrió los ojos pero cuando lo hizo la luz de la luna entraba por la amplia ventana.Una vez se acostumbro a la oscuridad vio la hora en el pequeño reloj en la mesilla que marcaba las 6:17 de la mañana.

- Agggg, como odio el cambio horario que hay. Puta hora, puto Olimpo, puto todo. -

Sin encender la luz  se levanta con pesadez  para encaminarse al baño. Una vez allí enciende la luz para posteriormente abrir el grifo del agua caliente, mientras el agua corre y el vapor empaña los espejos empieza desnudarse con mucha lentitud. Una vez que se quitó la última prenda que llevaba puesta se metió en la ducha.

No sabe exactamente cuanto tiempo estuvo bajo el agua caliente. Pero, cuando salió de la ducha los primeros rayos del sol se colaban por la pequeña ventana del baño. Cogió una toalla y envolvió su cuerpo con ella.

Tras ella apagó la luz de baño y cerró la puerta sumiendose de nuevo en la penumbra de su cuarto.

Con la luz que entraba por la ventana era suficiente para buscar la ropa que se iba a vestir en los cajones, gracias a sus poderes de semidiosa o de pescado, como los llamaba Eris, se secó al instante. Después de ponerse la ropa interior, se vistió un pantalón vaquero oscuro corto y una camiseta blanca de asas suelta. Como aún era muy temprano y no tenía mucha hambre, se tumbó en su cama y se dispuso a continuar leyendo el libro que llevaba un montón de tiempo sin abrir.

Cuando se dio cuenta ya pasaban de las nueve de la mañana. Salió de su cuarto y fue hacía la cocina del palacio donde las Néridas estaban ajetreadas preparando lo que Meredith suponía que era el desayuno de su padre. Intentando que no notarán mucho su presencia, coge una manzana verde del frutero de encima de la isla. Pero, cuando estaba saliendo de la cocina.

-  Señorita deberías desayunar algo más que eso. -

Se gira sobre si misma y ve a Anfítrite con cara de mosqueo.

- Pero mamá, yo no.. - el estómago ruge de hambre - Ya me callo, desayunare con vosotros dos. -

Ambas mujeres se dirigen al comedor donde Poseidon se encuentra sentado ya en la amplia mesa. Aunque Anfítrite no fuera su madre biológica era la única que había conocido. Los primeros años habían sido muy duros ya que ella no aceptaba del todo a Meredith pero con el paso del tiempo eran como madre e hija.

Durante el desayuno hablaron de como le había ido estos dos años entre mortales. Ella le contaba todo sin dejar detalle, el desayuno se prolongó hasta casi las diez y media. Entonces los tres se levantaron y cada uno fue por su lado.

Meredith regreso a la habitación ya que se disponía a continuar con la saga que tanto la había enganchado. Cuando entra se encuentra a Ares sentado a los pies de la cama en un baúl de madera. Tan pronto como la ve se pone de pie para posteriormente acercarse a ella y de un momento a otro la besó.

Ares besó con desesperación a Meridith, haciendo que ésta en un principio se sorprendiera, pero en seguida cerró los ojos para continuar el beso apasionado que había comenzado el dios griego.

Las manos de Ares recorrían en cuerpo de Meredith desaciendose poco a poco de su ropa, al igual que ella hizo con las ropas del dios. Ambos se tumbaron en la cama, besandose y explorando sus cuerpos desnudos, la hija de Poseidón soltaba pequeños gemidos cuando el dios tocaba su clítoris y lamía sus pechos, mientras que él lanzaba suspiros al aire al sentir la pequeña mano de la chica subir y bajar por su miembro.

Sin poder contenerse Ares introdujo su miembro dentro de ella, haciendola gritar de placer.

- Aaahh Ares!- Gimió la semidiosa al notar el miembro del dios dentro de ella.

- Meredith.- Suspiró él en su oído.

En la habitación solo se escuchaban las respiraciones agitadas y el roce de los cuerpos de ambos seres divinos, los gemidos de Meredith aumentaban al sentir el miembro del dios salir y entrar de ella cada vez mas rapido.

- Aaaahhh Aahhh.- Gemia ella pidiendo por más.

- Aahhh.- El dios mordia su cuello, dejando pequeñas marcas en él.

Gemidos de placer inundaban la habitacion, en un frenesí de pasión y lujuria que culminó cuando Ares gritando el nombre de la chica llegó al orgasmo, seguido rápidamente por ella, quien arqueó su espalda al sentir tanto placer y ahogó un gemido cuando el dios la besó una última vez.

La respiración de ambos era entrecortada y agitada. Ares se tumba al lado de Meredith, ninguno sabe exactamente que decir. Durante unos minutos sólo se oye la reparación de ambos y cuando Meredith se disponía a hablar la puerta de a habitación se abre.

Era Eris, que cuando vió la situación que tenía delante suya una sonrisa se le formó en el rostro. Meredith y Ares sabían perfectamente que significaba. Eris dio media vuelta, caminaba rápido y Meredith salió de la cama para intentar detenerla. Antes de salir por la puerta de su cuarto Ares le recordó que no llevaba ropa, cosa que le produjo una ventaja a Eris.

Meredith una vez se puso la ropa interior y un pantalón, hecho a correr para alcanzarla que era seguida por Ares . Mientras corría medio desnuda por el Olimpo Eris entraba en la sala de los doce dioses donde estaban reunidos discutiendo que hacer con el tema de Meredith.

- Ejem, podéis hacerme un poco de caso. Que tengo que deciros algo interesante. -

Zeus la miró con desprecio pero hizo que todos se callaran y le prestarán atención.

- Lo que os voy a decir a mas de uno le va a molestar pero es mi deber informarle a Poseidon.... - una sonrisa perversa se forma en su rostro - de lo que acabo de ver en su palacio. -

Eris se ve interrumpida por la llegada de Ares y Meredith. La cual le gritó.

- Eris ni se te pase por la cabeza. -

- Oh vamos será divertido. - se dirige hacia Poseídon - Mis queridos ojos acaban de ver  estos dos elementos el la cama de Meredith, desnudos. -

En ese momento se oye un gran estruendo.

La verdad que oculta el océano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora