Recuerdos

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Poseidón se sentó en una de las rocas más próximas al mar, mirando fijamente a las cristalinas aguas de aquella pequeña playa. Su mente comenzó divagar entre los recuerdos que tenía de su adorada y única hija . Una amplia sonrisa se formó en su moreno rostro , había crecido demasiado deprisa para su gusto ,aunque como para cualquier padre mortal para el siempre sera su pequeña princesa . 

Por su cabeza pasaban miles de recuerdos de Meredith de su niñez , infancia ... Había sido muy feliz con el y su gran familia divina .Aún recordaba con cierta tristeza el rechazo de Anfitete al principio por la pequeña princesa del océano pero se alegraba de que al final ambas fueran como madre e hija. Sigo recordando las cosas más importantes que había pasado al lado de su familia.

Entonces el primer recuerdo de su hija inundó toda su mente sin casi darse cuenta. Ese recuerdo le producía entre un enorme dolor y alegría al mismo tiempo, ya que fue la primera vez que vio a su adorada pequeña pero eso no traía consigo nada bueno. Algo había ocurrido con su madre, aquella hermosa mujer que había conocido en uno de sus tantos paseos por playas tranquilas,que  la quiso todo el tiempo que pasaron juntos.

Aún recordaba la sensación que tuvo la primera vez que cogió en en brazos a aquel tierno bebé, envuelto en una preciosa manta azul, llorando sin descanso. El llanto finalizó cuando sintió el latido de su padre.

Cuando Poseidón volvió en sí el sol se ocultaba por el horizonte, era el momento de volver a casa. Se levantó de la roca donde había estado tanto tiempo sentado y con algo de pesadez volvió al Olimpo.

Todo estaba extrañamente calmado, se dirijo hacia donde estaba Meredith. A medida que se iba acercando los gritos de una pelea se hacían más presentes y entendibles. Cuando estuvo en la puerta de la antesala, que era como una pequeña sala de espera, a donde se haya su hija, supo a la perfección de quienes se trataban, Ares y Apolo.

Dentro de la sala donde estaban ambos seres divinos se respiraba una gran tensión. Llevaban un buen rato en una discusión acalorada y por lo que parecía ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder, sin que se percataran el dios del mar entró en la pequeña estancia.

-¿Que está ocurriendo aquí? - su voz era tan calmada y firme que generaba un respeto enorme.

- Tío, le estoy intentando explicar al cabeza hueca de Ares que tanto el como Meredith necesitan descanso. - Explicó Apolo sin apartar la mirada del dios de la guerra.

Ares gruñia como un perro rabioso a punto de atacar. Apolo lo incitaba con la mirada para que lo hiciese pero el dios no era tan imbécil como para pelearse enfrente de Poseidón.

- ¿Como esta mi pequeña? -

- Estable, solo su cuerpo estaba tan agotado y el cerebro no aguanto tanta presión que se acabó desmayando, tan pronto como despierte la revisaré para ver como se encuentra. Si hay algún cambio te lo notificare. -

- ¿Podría pasar a verla un momento? -

- Sin ningún problema -

Ares en ese momento demostró su inconformidad con un bufido. El dios de las profundidades miro fijamente al dios.

- Apolo, - llamó Poseidón - ¿El ha pasado en algún momento a verla? -

Apolo sólo agachó la cabeza y negó. Poseidón sin apartar la mirada de Ares medio ordenó.

- Ares pasará antes que yo a ver a mi hija para que quede más tranquilo y no esté tan tenso.- hizo una breve pausa - Que a este paso le va a reventar la vena del cuello. -

El dios sonrió ampliamente y Ares le miró agradecido. Entró en la habitación donde se encuentra la joven Meredith dormida, no estuvo mucho tiempo. Una vez salió de allí se sento en una de las sillas de la sala, apoyo la cabeza en la pared y cerró los ojos para descansar un poco aún que fuera.

El padre de la joven suspiró antes de entrar en la habitación, abrió la puerta con sumo cuidado, no sabe muy bien por qué pero sintió la necesidad de hacerlo.

Entró lentamente, su hija estaba tumbada en una cama blanca con sábanas blancas. Parecía un pequeño ángel dormido. Su largo pelo negro estaba a los lados peinado. Su respiración era pausada y profunda.

Poseidón se sentó en el lateral de la cama, cogió una mano de Meredith entre las suyas para luego llevársela a los labios y posar un dulce beso en la mano.

Poseidón mantuvo la mano entre las suyas durante todo el tiempo que estuvo con ella. Se percató todo lo que había cambiado su adorada hija en el tiempo que pasó en el mundo de los mortales.

La había extrañado muchísimo y ahora estaba en la cama sin moverse. Unas pequeñas lágrimas salían de los ojos del dios. Por dentro se culpaba por el estado en el que estaba su hija, la protegía demasiado pero tenía un gran miedo de perderla.

La miraba fijamente, sin perderse ningún detalle de ella. Anotando mentalmente todos los pequeños detalles que habían cambiado en ella. Cada día se parecía más a su madre pero con lo justo de su padre para que fuera una mezcla casi perfecta.

Un buen rato después se levantó de la cama y antes de salir por la puerta le hechó un último vistazo . Una vez salió por la puerta, se fijo en que Apolo ya no se encontraba allí y Ares había abierto los ojos al oír cerrar la puerta de nuevo.

Poseidón apoyó una mano en el hombro del dios y lo apretó en señal de apoyo.

Ares susurró un gracias y volvió a cerrar los ojos en ese instante el dios del mar se fue de la estancia para volver a su palacio porque ya se había hecho demasiado tarde y su mujer debía de estar preocupada. Además que Anfitete también debía de estar algo inquieta por su hijastra.

La oscuridad había caído por completo en el Olimpo, la habitación donde estaba Meredith estaba en completo silencio y oscuridad. Ares se encontraba aún al otro lado de la puerta descansando pero lo suficientemente despierto por si algo ocurría.

En la oscuridad de la noche una sombra sonriente apareció en la habitación, miró fijamente a Ares y atravesó la puerta como si de un fantasma se tratase. Una vez dentro se puso en los pies de la cama y la observó durante toda la noche.

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⏰ Última actualización: Jan 30, 2019 ⏰

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