La respiración del joven se agitó a medida que la segunda raya de color rosa empezó a aparecer en la pequeña pantalla del test de embarazo que sujetaba en sus manos. Temblando, lo dejó caer al suelo al tiempo que él mismo empezaba a resbalar por la pared del cubículo del baño en el que estaba escondido.
Cubrió su boca con una mano en un intento por ahogar los pequeños sollozos que escapaban de forma involuntaria de sus labios, y una vez más sus ojos buscaron la prueba que confirmaba sus peores sospechas.
—No... esto- esto no debería- —con ojos llorosos, volvió a agarrar el test y lo observó fijamente hasta que todo se volvió borroso por las lágrimas que empañaban sus ojos—. Esto no puede estar pasando.
Esto tiene que ser una pesadilla, suplicó en su mente con los ojos apretados, un jodido mal sueño del que me voy a despertar en cualquier momento. Hundió el rostro en sus brazos y se lamentó en sollozos. Estaba acabado. La había jodido tan mal y de un forma irreparable, y todo por su propia estupidez. Si tan solo... si tan solo esa noche se hubiera conformado con llorar en su cama, entonces esto no habría sucedido. En un arrebato de rabia estrelló el test contra la pared de enfrente mientras sollozaba más agresivamente.
De alguna manera se sintió un reflejo de su madre. Igual que ella, embarazado a los diecinueve y sin nada. Aunque había una clara diferencia entre las circunstancias de su madre y en las suyas. Su madre contaba con el amor incondicional e irrazonable de su padre, mientras que él no le quedaba más opción que rogar a quien fuera que el alfa responsable de su situación no lo odiara aún más.
Sollozó aún más ante ese pensamiento y se abrazó a sí mismo, arrepintiéndose de golpe de todas las decisiones que había tomado en los últimos meses. Si pudiera, daría marcha atrás. Volvería dos meses al pasado y rechazaría pasar la noche con él. Entonces él no hubiera sido más que un rostro momentáneo al que habría olvidado minutos después, de esa forma podría haber seguido vivendo como lo había hecho los diecinueve años de su vida, dedicándose por completo al trabajo y con el objetivo de dar a sus hermanos una vida mejor.
Pero eso era imposible. Regresar al pasado no era una opción. Ahora lo único que podía hacer era encarar el futuro con todas sus fuerzas. Lo que estaba hecho, estaba hecho, y no podía deshacerse. Exprimiría al máximo el trabajo que el alfa le había ofrecido hasta que no pudiera esconder más su situación y entonces enfrentaría las consecuencias de su estupidez.
Mientras se convencía a sí mismo de eso, se levantó del suelo y salió del cubículo del baño público. Limpió su rostro hasta que dejó de ser tan evidente que había llorado, se deshizo del test en la basura y tras respirar hondo tres veces, forzó una sonrisa perfectamente ensayada en su rostro y abandonó los servicios del centro comercial en el que estaba, listo para actuar como si nada hubiera pasado frente al hijo del alfa que lo había embarazado.
NOTAS DE LA AUTORA:
Hey! Siento haber estado desaparecida por tanto tiempo. En parte ha sido por los estudios y en parte por la crisis de inspiración que he tenido desde hace un buen tiempo. En un intento por superarla y volver a retomar esta historia (y todas las otras que nunca he publicado pero que me gustaría hacer), voy a estar editando los capítulos para adaptarlos a mi estilo actual de escritura y mejorando también la historia.
Tranquil@s, la historia va a ser la misma, solo voy a mejorar la redacción y la cohesión, tal vez añadir algunos detalles para ligarlo todo mejor.
Espero que os guste y que sigáis apoyándome!
Ah, y que sepáis que leo cada uno de vuestros comentarios, y que cada vez que lo hago me entran unas ganas increíbles de seguir escribiendo.
<3 <3
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Pedazos de un alma de cristal
Romance- ¿Cielo, por qué has vuelto tan pronto a casa? - Me dolía el corazón, mamá. *** Ame siempre fue un niño alegre y decidido, lleno de energía y optimismo para poder realizar sus sueños. Pero, des de la corta edad de ocho años supo que la buena suerte...