Capítulo 3

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Los dos hombres frente a él hablaban y hablaban, señalando los gráficos y las imágenes de las diapositivas que estaban utilizando para explicarle el nuevo proyecto que tenían entre manos, rezando para que el prestigioso alfa, dueño de la cadena de hoteles más exitosa del continente y socio de importantes compañías de moda, decidiera aprobarlo y subvencionarlo.

Pero para su mala suerte Cole no había escuchado ni una sola palabra que habían dicho des de que habían llegado. Lo único que había en su mente des de hacía casi una semana era ese muchacho de pelo azabache, piel blanca y perfecta, labios finos, suaves y apetecibles, y de exóticos ojos rasgados tan azules como el océano, cuestionando su origen asiático. No podía dejar de pensar en su cuerpo desnudo, sonrojado y perlado por el sudor bajo suyo, respirando de forma agitada y abriéndose solo para él.

Ya había perdido la cuenta de las veces que lo había follado des de que había aparecido en su casa la mañana siguiente de haberlo contratado. En el sofá, la cocina, el ascensor, el baño, la cama, el coche, el suelo, la pared, el vestidor... podría decirse que cada vez que lo veía acababa empotrándolo contra el primer lugar que encontraba y haciéndoselo allí mismo. Incluso le había comprado un collar para evitar marcarlo.

Por tercera vez en el día sus pantalones se volvieron demasiado apretados y fulminó con la mirada a los jóvenes que no dejaban de hablar, ¿es que no podían ir más rápido? Necesitaba ir al baño de inmediato y deshacerse de ese maldito problema.

Unos suaves golpecitos en la puerta de la sala de reuniones los distrajeron a todos, y sin importar que su voz sonara más ronca y gutural que de costumbre, dio permiso para entrar. Su anciana secretaria abrió con timidez y se acercó a él con un vaso de agua y una pastilla en la mano.

- Para su jaqueca, señor - explicó, para al instante salir apresurada del lugar y volver a su puesto de trabajo.

Esa era otra. Des de hacía una semana había tenido esa horrible jaqueca que solo conseguía desaparecer cuando se follaba al omega que en esos instantes debía estar limpiando su casa. Mala idea pensar en eso. Su pervertida mente se lo imaginó vestido con un pequeño traje de maid, provocando que su polla saltara emocionada ante esa visión.

Jodida mierda, ese niño era el pecado personificado.

Y su resistencia había llegado al límite. Dejó caer su mano en la mesa, asustando a los jóvenes hombres que apenas podían hablarle sin tartamudear. Ambos callaron de golpe, esperando que dijera algo.

- Largo de mi edificio - gruñó. Ni siquiera tuvo de repetirlo. En menos de dos segundos se quedó solo en el lugar, aún con la diapositiva expuesta delante suyo.

Ir hasta el baño no era una opción, no con esa erección imposible de esconder. Así que desabrochando sus pantalones con una mano, empezó a masturbarse.

***

- No, mamá, en serio, no puedo ir a recoger a Yuu, apenas he pasado la semana de prueba, firmé mi contrato ayer, ¡no puedo escaparme a media jornada! - exclamó con desesperación, maldiciendo internamente a su madre por ir sin horarios ni preocupaciones por la vida, improvisando planes sobre la marcha; planes que siempre lo involucraban a él - Sí mamá, ya sé que es mi hermano menor, ¡por supuesto que lo sé! Y lo adoro, pero no quiero que me despidan. Cobro más que juntando todos los anteriores solo por encargarme de una casa y un niño - y follándome al padre, pero eso era algo que ella no necesitaba saber - Maldita sea mamá... ¿no puedes solo cambiar la hora con tu médico? - cerró los ojos con fuerza, intentando mantenerse calmado - Bien pues si no puedes cambiarla, ¿por qué no le pides a Kou, a Mae, o a cualquiera de mis más de diez hermanos que lo vayan a buscar? - rogó mientras cogía una silla para poder guardar las compras que acababa de hacer en la alacena - ¿¡Cómo que no confías en ellos?! ¡Kou tiene diecisiete! ¡Mae dieciséis! ¡Will y Levi quince! Vale, vale, puedo entender que no confíes en los gemelos, ¿pero en Kou? ¡Lo han adelantado un curso!

Pedazos de un alma de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora