- Vale, Rob, te presento a mi hermano pequeño, Yuu. Él se quedará conmigo por hoy así que espero que os llevéis bien - los presentó con una sonrisa - Ambos tenéis casi la misma edad y creo que podríais ser grandes amigos.
Enseguida Yuu le ofreció una sonrisa encantadora al mayor y le extendió la mano para que se la estrechara, pero Rob estaba totalmente mudo, mirándolo fijamente.
- ¿...Rob? - preguntó con timidez - ¿No quieres... ser mi amigo? - preguntó con la voz rota y haciendo un puchero.
Ame escondió una sonrisa, su hermanito siempre utilizaba esa técnica para conseguir lo que quería. Hasta el momento nadie había podido resistirse a esa mirada, ¿podría Rob? Bueno, no tendría que esperar demasiado para saberlo.
- Cásate conmigo - soltó el pequeño alfa, dejando a todos los pasajeros del coche petrificados.
Eddie de pronto soltó una potente carcajada que fue seguida por varias de Ame mientras que el rostro de Yuu se desfiguraba y Rob se lanzaba sobre suyo, abrazándolo con fuerza y hundiendo su nariz en el cuello del menor.
- ¡Hueles tan bien! - exclamó - ¡Tu vas a ser la madre de mis hijos!
Las carcajadas de los más mayores aumentaban mientras el rostro del más pequeño empezaba a sonrojarse a una velocidad increíble.
- ¡Estás loco! - chilló de pronto, lanzándose a los brazos de su hermano mayor para intentar esconderse de Rob - ¡Yo no seré la madre de nadie! ¡Porque voy a ser el alfa más fuerte y grande del mundo!
Los ojos de Rob se abrieron como platos y negó con la cabeza demasiado rápido.
- No, no, no, eso es imposible, tu olor es demasiado dulce para que seas un alfa y demasiado intenso para que seas un beta, ¡eres un omega! - los ojitos de Yuu se abrieron horrorizados y negó frenéticamente con la cabeza - Mejor dicho, ¡eres mi omega!
La risa de Ame disminuyó y acabó frunciendo los labios ante la expresión de su hermano. Aunque tratara de no darle mucha importancia a esa reacción, la realidad era que le dolía que Yuu tuviera ese terror ante la idea de ser un omega.
- Y-Yo... yo no seré un omega, ¡y mucho menos el tuyo!
Rob solo se encogió de hombros e instaló una sonrisa que a Ame se le hizo demasiado conocida. Era la que solía poner su jefe cuando sabía que iba a ganar.
- Puedes pensar lo que quieras ahora, pero te aseguro que cuando seamos mayores estaremos juntos - sentenció, cruzándose de brazos y dejándose caer contra el asiento del coche, cruzando los brazos por detrás de su cabeza y cerrando los ojos.
El coche volvió a quedar en silencio a excepción de alguna pequeña carcajada de Eddie de vez en cuando, quien aún reía por la reacción de ambos niños al conocerse.
- Yuu, tú y yo vamos a tener una pequeña charla cuando lleguemos a la casa del Sr. Ashwood, ¿queda claro? - el pequeño asintió apartando la mirada y se cruzó de brazos, listo para ignorarlo lo que quedaba de trayecto.
Diez minutos después ya estaban subiendo por el ascensor y Ame sentía que su cabeza estaba a punto de estallar, ¿por qué pensó que juntar a esos dos sería una buena idea? Yuu estaba totalmente escondido detrás de su espalda mientras que Rob no dejaba de mirarlo y sonreírle de una forma... perturbadora para un niño de casi nueve años.
- Ame - habló de pronto Rob - ¿Puede Yuu quedarse a dormir hoy en mi casa?
Soltó una pequeña carcajada cuando oyó un jadeo asustado de su hermano menor.
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Pedazos de un alma de cristal
Romantizm- ¿Cielo, por qué has vuelto tan pronto a casa? - Me dolía el corazón, mamá. *** Ame siempre fue un niño alegre y decidido, lleno de energía y optimismo para poder realizar sus sueños. Pero, des de la corta edad de ocho años supo que la buena suerte...