Tinta y Papel

Capitulo XII. Una linda sorpresa

No muy convencido, Sasuke se subió a la camioneta que traía Sai, dirigiéndose a una florería enorme que se llamaba "Yamanaka", ambos bajaron de la camioneta, y mientras Sasuke se encontraba cruzado de brazos, en una esquina, Sai admiraba las flores, dándole indicaciones a la florista respecto de que flores y como quería que realizaran un arreglo.

-¿Cómo es que sabes de estas cosas? – pregunto sarcástico el azabache.

-Bueno, he estado saliendo últimamente con una chica que es florista, si no me mires raro, de hecho te sorprendería aún más si te dijera que ella es tu alumna – sonrió a sus adentros el artista, mientras Sasuke levantaba una ceja – jajaja vamos Sasuke, que despistado eres, que a caso el nombre de la florería no te da una pista – toco con su dedo índice la nariz del azabache, pues Sai sabía que eso le molestaba demasiado a Sasuke.

Sai, había dado las indicaciones al florista respecto de todo lo que tendrían que hacer, la dirección y la hora en que tendrían que llegar, posteriormente le pidió su tarjeta de crédito al azabache, quien miro de soslayo al artista mientras éste sonreía extensamente.

Después de la florería, se habían dirigido a una dulcería que se encontraba a las afueras de Konoha.

-Demonios Sai, porque vamos tan lejos si solo es por dulces – pregunto algo hastiado el azabache.

-Hay Sasuke, ahora entiendo porque no tienes novia – sonrió Sai mientras Sasuke lo miraba con desprecio – jajaja calma teme era una pequeña broma, veras el motivo por el cual estamos manejando hasta las afueras de Konoha si es porque es la única dulcería que tiene los dulces que a ella le gustan – dijo sonriente Sai mirando a su primo.

-¿Qué tienen de especial esos dulces? – pregunto rendido el azabache.

-Bueno, tienen figura de cerezos, entiendes es como su nombre – río Sai.

¿Es enserio? ¿Sólo venimos hasta aca por eso? – pregunto molesto el moreno.

-Bueno Sasuke a ti no te dan gusto – respondió Sai, mientras conducía muy atento su camioneta.

Al llegar a la dulcería, fueron atendidos por una anciana muy amable, que de inmediato reconoció a Sai.

-Joven Sai, hace tanto que no venía hasta aca ¿en que puedo ayudarlo? – dijo la anciana muy amable.

-Hola señora Izume, he venido por dulces para Sakura – dijo estrechando la mano de la anciana.

-¿Lo ha mandado ella a usted? – pregunto curiosa mientras buscaba en unas cajas.

-La verdad no, pero mi amigo aquí presente le llevará algunos dulces, de hecho se llevara todos los que tenga, si también tiene bombones de chocolate, llevaremos dos bolsas, a Sakura le encantan comerlos en estas épocas – comentó sonriente Sai.

-Oh, ¿es usted su novio?, ¡que afortunado!– se dirigió al azabache con una enorme sonrisa, mientras guardaba en unas bolsas de asa, los chocolates, bombones y dulces de cerezo.

-Jajaja eso es lo que el quisiera señora Izume, es por eso que hemos venido hasta aca por sus dulces – bufó Sai, ocasionando que su amigo se molestará.

-Bueno, de ser así, lo felicito la señorita Sakura vino el lunes pasado, de hecho se encontraba muy triste, no dejaba de llorar, y sólo se calmo un poco hasta que tomo un poco de té de vainilla – señaló triste la anciana.

Sai miró de reojo a su amigo, quien se sentía culpable por el comentario de la anciana.

Al salir del lugar, se dirigieron a un restaurante japonés que se encontraba del otro lado de la ciudad.