Capítulo VI

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-- Descubierta --

Vitalidad

Vitalidad es lo primero que siento que recorre mi cuerpo al despertarme de lo que puedo adivinar como un profundo sueño, profundo sueño que difícilmente consigo, consecuencias de ser perseguida por el gobierno mundial desde los 9 años.

Aún después de unirme a los Mugiwaras conseguir caer en un sueño profundo es difícil, aún después de que los Mugiwaras realmente me reconocieron como una de ellos tras los eventos en Water 7, aunque la búsqueda de ese profundo sueño se facilitó, pero la dificultad igual queda.

Caí en el profundo sueño de nuevo por Zoro, indirectamente, pues ayer comenzó nuestro entrenamiento que busca mi defensa y el despertar de mi Haki de Observación, que para la hora de dormir estaba caí en ese sueño nada más tocar mi acogedora cama.

Ahora entiendo el aspecto adormilado de Zoro, cae dormido en cualquier lugar, sin darle importancia a los detalles como la temperatura, comodidad, superficie o estado climático, duerme cuando y donde quiere, y nada podía impedirlo.

Aunque su sueño parece profundo y aparenta dormir relajado siempre está alerta ante el peligro, yo misma lo comprobé varias veces cuando mi estadía era reciente en esta tripulación. Siempre despertaba de inmediato cuando estaba a cierta distancia preparándose para rebanarme en pedazos si yo llegaba con malas intenciones, aunque mis intenciones nunca fueron esas.

Después de esos intentos fallidos, no volví a acercarme tanto para evitar perturbar sus sueños, aún después de que todos me habían aceptado como una de ellos, incluyéndolo. Mi único acercamiento seguro fue hace algunos días atrás cuando le devolví la bandana, lo desperté, pero esa vez no parecía estar alerta a cualquier peligro que proviniese de mí, lo que me fue un gran consuelo en ese momento pues tenía mis dudas, pues le molestaba ser despertado hasta por sus nakamas.

Había leído y escuchado que el ejercicio físico genera felicidad y que revitaliza el cuerpo, mitos me decía, pues conozco a alguien que se ejercita duramente todos los días, pero mantiene su cara de perro rabioso, la felicidad y vitalidad no rondan a su alrededor, con el tiempo empecé a comprender que esa es su cara de todos los días, su cara felicidad.

Ahora creo en esos mitos pues siento la felicidad y vitalidad recorrer mis venas, aunque mis piernas no comparten lo mismo pues parecen agotadas y cansadas de vivir. Me siento en la cama retirando mis piernas de las frazadas y descifro las sensaciones de mis piernas, las sensaciones son solo por el peso extra que me ofrece las pesas que desde ayer debo llevarlos por 24 horas en los 7 días de la semana a excepción de cuando me baño.

Dirijo mi mirada hacía la puerta y me encuentro con la figura de Nami bebiendo zumo de mandarinas mientras está sentada en uno de los sofás que tenemos en la habitación. Observo el reloj en la pared para darme cuenta de que mi profundo sueño fue realmente muy profundo.

Debo ir a desayunar pues Zoro me ha dicho que no debo mantener el estómago vacío o no rendiría en los entrenamientos, por lo que me levanto y dirijo hacía la puerta, claro no antes de parar cerca de Nami para desearles los buenos días.

"Buenos Días" le ofrezco una sonrisa, resplandeciente sin que esa sea mi intención pues nuevas sensaciones invaden mi cuerpo. Ella como mujer, muy receptiva lo captó, lo se al observar sus ojos.

"Buenos días bella durmiente, tienes una gran sonrisa, ¿existe alguna razón para ello?" acentúa mi nuevo apodo dejándome ver que despierto en una hora anormal. Debo ser cautelosa ante mi calculadora mente.

"Ninguna, solo he dormido muy bien y despertado mejor" utilizo mi nuevo apodo como una excusa para argumentar mi despertar tardío.

Conquistandote [Zorobin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora