Team Work (Aguslina)

36. ¡Me gustas Agustín!

—Hola.— saludé a Sam una vez que ingresé a la cabaña, ya que más temprano estaba dormido y no he podido saludarle.

—Hola Agustín.— me respondió sin ánimos.

—¿Sucede algo?— me senté en una silla y le miré fijamente. Sus saludos siempre eran alegres.

—Joshua y Michael se han ido.— contestó tristemente. Elevé mis cejas, esto no podía ser posible.

—¿En serio lo dices?

—Si. 

—¿Por qué?

—Solo se han ido y ya. No han dado ninguna explicación.— Sam se tiró en su cama de mala gana. Esto no podía ser cierto ¿Cómo se iban a ir por qué si y nada más?

[...]

Al día siguiente.

Carolina Kopelioff:

La mañana parecía ser cálida, el sol reflejaba fuertemente y el viento era severo. Estaba saliendo de la cabaña para ir a desayunar, sola ya que había sido la última en levantarme y ninguno de mis amigos se les ocurrió esperarme.
  Iba tecleando con mi celular tranquilamente hasta que sentí alguien chocar conmigo.

—¡Carolina! ¿Tan tarde te levantaste? ¡Qué raro!— Era Richard, el gemelo irritante, se acercó a mí y palmeo mi hombro. A veces era bueno y otras malo, parecía una moneda de oro: dos caras.

—No me molestes Richard.— le ignore y seguí caminando. Para mi mala suerte, aún estábamos lejos del comedor.

—¡Que humor de perro!— murmuró y caminaba a mi lado.— ¿Te haz enterado las noticias de esta semana?

—No Richard. Aparte de molesto ¿Eres chismoso?

— No, porque lo que te voy a contar no es mentira.— se cruzó de brazos.
— Mi hermano y Joshua se han ido.

—Me he enterado.

—¿Sabes por qué?

—Eres hermano de Michael ¿No deberías saberlo?— pregunté con sarcasmo.

— ¡No me lo ha dicho! Solo se ha ido y me dejado con todos estos inútiles.— protestó.

—Eres libre de irte Richard.

—¿Por qué se ha ido mi hermano? ¡Tú lo sabes!— me miraba con puchero — ¡Dime por favor!

— Solo sé que se salió definitivamente del campamento solamente para ir a la boda de su tía Elena.— respondí sin importancia. Cada uno era libre de hacer lo que quiera y yo no iba a dar mi opinión sobre la desición de otro, sin importar tan nefasta que sea.

—¡Maldito seas Michael!— grito enojado.

—¿Tú querías ir?

—No.

—¿Entonces?— no entendía el por qué de su enfado.

—Estoy enojado porque me dejó sin decirme nada de su partida.

—Ah.

—¿Sabes? ¡Melanie también se ha ido!

—¿En serio? ¿Por qué?— coloque una mano en mi pecho de la indignación. ¿Por qué se habrá ido? ¡No me había dicho nada!

—Muchos dicen que posee una enfermedad terminal y que desea pasar el tiempo que le queda con su familia. Realmente no sé si es verdad querida.— elevó sus hombres— ¡Pobre chica!— exclamó un poco femenino.