72. Playa y cena.

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Agustín Bernasconi

Con pesadez abri mis ojos mientras analizaba la situación; estuvimos durmiendo juntos con Carolina, yo abrazandola por atrás. Con cautela me levante de la cama y dirigi a tomarme una ducha.

Tomé una ducha de corta duración, luego decidí afeitar la barba en mi cara; ya me había cansado, además escuché que a las mujeres no le gustaba así que capaz con mi rostro afeitado le guste un poco más a Carolina ¿Quien sabe? Esa mujer es un misterio.

—Vaya, te has afeitado.— dijo Carolina una vez que salí del baño. Ella estaba sentada en la cama mirándome con una cara de sueño y confusión. — Aunque me gustaba más como te quedaba la barba, igual así también te queda hermoso hijo de puta.— frunci el ceño ¿A que se debía ese insulto? Pero creo que fue en forma de halago.

—¿Gracias?— sonreí de lado.— Buen día Canelita ¿En serio lo dices? Yo había escuchado que a las mujeres no le gustaba la barba.— eleve mis hombros.

— La barba si, el bigote es el que no nos gusta; bueno a la mayoría de nosotras.— solto una risita.— Buen día Calabacita. — sonrio hablando con burla. Odiaba ese apodo, juro que no hay ninguno peor.

— Cruel.— susurre cerrando un ojo. Ella se puso de pie y ingresó al baño.

—¿Qué haremos hoy?— pregunte una vez que salió del baño.

— Iremos en bici hacia la playa más cercana que queda a dos kilómetros. — respondió mientras se sentaba en la mesita de luz y tecleaba en su celular.

— No me gusta la playa y lo sabes.— me cruce de brazos. La idea era que haríamos cosa que a ambos nos guste.

— Yo odio andar en bici y a ti te encanta, así que iremos en bici y quedaremos un rato en la playa.— me sonrio como niña mientras guiño un ojo.

— No sé si será buena idea...— me rasque el mentón.

— ¿Te pondrás tu bañador? Ya enseguida saldremos.— me miro fijamente.

— No, odio mojarme y el mar ni hablar.— respondí con el ceño levemente fruncido.— Además creo que ni lo traje.

— Tu hermano Alexander si te lo metió en tu maleta.— me comentó. Gracias hermano, de veras que disgusto.— Vamos, pontelo. Por favor.— me hizo puchero.

— Carolina no creo que entraré al agua.— frunci mis labios. Pensar en meterme al mar sinceramente me daba mucho asco y no sé porque.

— Por favor, por favor. Solo pontelo y no te metas al agua si no quieres.— siguió mirándome con cara de ¡Por favor!

— Esta bien.

(...)

Estábamos en el estacionamiento del hotel, yo tenía la bicicleta que usaría mientras esperaba que Carolina venga. Habíamos alquilado unas bicicletas.

—¿Listo?— Aparecio Carolina con un casco en la cabeza,  coderas y rodilleras ya puestas. Ah, y también una bicicleta rosada chicle. Ella se puso a mi lado con su bici a su lado izquierdo.

— Canelita creo que no será necesario todo ese equipo.— señale sus coderas y rodilleras.

— Sé andar en bicicleta pero soy de distraerme mucho y olvidarme que estoy andando en bici ¡Y boom! Caerme.— sonrio de lado. Solte unas carcajadas.

— Bueno.

—¿Listo?

— ¿No quieres quedarte? Creo que podríamos hacer cosas más interesantes. — pregunte sonriendo de lado sin poder olvidarme de sus besos. En realidad quería abrazarla, besarla y lo que ella quisiera en vez de ir a la playa.— Piénsalo. Es una buena idea ¿No?— solté una risita.

Team Work (Aguslina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora