Team Work (Aguslina)

75. ¿Hijos?

   Abri con pesadez mis ojos al escuchar a Carolina gritarme. Era la tarde cerca de la noche y me habia dormido.

—¡Oye!— Carolina estaba apoyada alado de la puerta. Pestañee varias veces al verla con un vestido sexy, le quedaba taaaaan bien.

Mujer, eres perfecta.

— Mmm ¿Si? Que bonita estás. — sonreí a medias; aún tenia mucho sueño.

— Gracias cariño pero...

—¿Me dices la hora? Por favor.— le interrumpi mientras me tocaba los párpados.

Me sentía muy agotado; por la mañana habiados ido a escalar unas colinas y después del almuerzo fuimos a surfear en la hermosa playa de Irlanda.

— Ocho de la tarde...— suspiró. — Agustín,  ya han pasado 13 días que estamos aquí. — sonrío.

— Lo sé Canelita, no te preocupes volveremos pronto.— respondi con una sonrisa pequeña recordando que nuestra luna de miel solo duraría dos semanas.

— Ya que mañana nos vamos ¿Que tal si...— habló en tono seductora mientras se soltaba el cabello.

— Mujer, dices eso como si no lo hubieramos hecho muchas veces. — sonreí riendo.— Anda súbete a mi ¿Podrías hacer el trabajo por mi? Estoy muy cansado.— añadi haciendo volar la sábana que tenia encima mío dejando mi cuerpo solamente cubierto por un bóxer al aire.

—¡Ay Agustín!— Carolina comenzo a carcajear demasiado. Frunci el ceño.— No quería eso, bueno si... Pero ahora no.

—Aggg.— me queje.— ¿Qué pasa entonces?

—¿Salimos?— negué con la cabeza.

— Estoy cansado bebé perdóname. — suspire mirando el techo.

— Quédate, ire yo sola entonces.— me respondió de mala gana.

— Eh no irás a ningún lado.— me senté en la cama.

— ¿Ah en serio?— se cruzó de brazos.— Agustín no eres mi padre.

— Claro que no Canelita pero aquí no es nuestra ciudad, no conoces los peligros de aquí.

— Me vale. Me iré de todas formas.— casi grito.

— No permitiré que te vayas sola, deja si voy.— y me puse de pie dispuesto a cambiarme.

—¿Sabes que? ¡Deja! Quiero ir sola, no te estaré obligando que disfrutes los lugares como lo hago siempre.— posicionó sus manos en sus caderas.— No vengas ¡Iré sola!— y sin más se encerró en el baño a cambiarse.

— Anda bebé, abre la puerta. Dale.— susurre tocando la puerta lentamente. Cualquier estupidez que hiciera hacia enojar a mi Carolina y no me gustaba para nada esto.

— Estas cansado, ándate a dormir.— me dijo desde el otro lado mientras escuchaba el ruido de ella cambiandose los zapatos.

— Por favor cielito permíteme acompañarte.— continue insistiendo mientras me apoyaba en la puerta.

— ¡Que no!— Carolina gritó y abrio con todo la puerta; obviamente casi caí si no fuera porque Carolina me sostuvo.— ¿Qué ped...

— Mmm me salvaste bebé. —dije avergonzado volviendo a ponerme bien de pie.

— Si. Muévete. — me dijo con demasiada seriedad. Yo tenía que moverme sino Carolina no podía pasar por ese estrecho pasillo.

— ¿Estas enojada conmigo y me ayudaste? Capaz no estés tan enojada...— dije en tono de burla.