45. Ganas de quedarme.

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Carolina Kopelioff.

El sol había salido y eso lo notaba gracias el reflejo que hacía en mi ventana. Gruñi porque mi alarma sonó, giré en la cama y la apagué con bronca.
Rápidamente me levanté, comencé a cambiarme pensando en que podría ponerme.

Camisa a cuadros de mangas cortas.

Falda negra con botones.

Unos borcegos negros.

El día estaba ni tan fresco ni tan caluroso; lo que fue un alivio para mi. Me cepille los dientes, cepille suavemente mi cabello y me dirigí a la cocina.

—¿Qué haces despierta a esta hora?— me sorprendí al ver a Keren despierta a las 8 de la mañana, sentada mientras tomaba su desayuno.

— Comiendo ¿No ves?— sonrió y reí.— Oye

—¿Si?

— Mamá vendrá la semana que viene.— aviso y volvio su vista al celular. Pegue un saltito de emoción, hace meses que no la veía ya que se había ido de visitas a Lucila, en Australia.

—Voy a salir.— rápidamente tome mi bolso.

—Oye.

—¿Qué?

— Ya que ayer no viste a Agustín tampoco quiero que lo veas hoy.— me advirtió Keren. Ya habían pasado dos días del incidente.

— Keren, hoy es el cumpleaños de Ronald, de su hermanito, y ni en pedo faltaría solo por qué tú no quieras que vea a Agustín.— puse mis ojos en blanco. Keren bebió un sorbo de su café con bronca.

— Gracias a Dios el golpe ha cesado y ya casi ni se nota.— me miró y sonrió levemente.— Me enteró que te golpea otra vez "accidentalmente"— hizo comillas con sus dedos.— juro que lo denunció y a ti te encierro para no verlo.

— Como digas.— salí riendo de mí casa y me dirigí directamente a Starbucks.

[...]

—Hola Josh ¿Cómo andas?— saludé a Josh, el que siempre me atendía en Starbucks.

—Muy bien ¿Y usted?— respondió y dejó el menú en la pequeña mesa que tenía en frente mío. Me acomode bien en mi asiento y comencé a leer el menú del desayuno.

— Bien, bien. Gracias. Deseo un té de manzanilla y unas tostadas con queso.— le entregué el menú y sonreí.

— Que raro usted haya pedido algo liviano.— ambos reímos, si era demasiado raro. Generalmente pedía cosas pesadas.— Enseguida se lo traigo.— desapareció de mi vista y comencé a mirar mis redes sociales en mi celular.

—¡Caro!— gritó una voz que me pareció demasiado conocida.— giré hacia atrás y pude observar a Velentina Zenere mirarme con sorpresa. Rápidamente me puse de pie, ella se adelantó se acercó y nos abrazamos con demasiada fuerza y cariño.

—¡Valu! Siéntate por favor.— le indique se sentará en el lugar alado mio.

—¿Cómo haz estado? ¡Santo cielo! Sigues igual, gracias a eso te reconocí.— se sentó bastante fuerte, tiro sus bolsas de compras alado suyo.

—¡Tú también sigues igual! Nada más que más alta.— sonreí.

— Oye, si que te has quedado petiza.— ambas comenzamos a soltar carcajadas. Lamentablemente era verdad.

—¿Qué es de tu vida? ¡Hace más de seis años que no te veo!— exclamé totalmente exaltada. La confianza volvio al instante entre nosotras.

— Trabajo en una empresa de cosméticos. Me va excelente allí. El jefe es mi esposo...

Team Work (Aguslina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora