Capítulo 7: Los que se pelean, se aman

219 22 2
                                    

Venir a este lado de la costa, a ver a estos chicos, no fue buena idea desde el principio, al menos venir a este bar no fue lo mejor para mi. Mi ya declarada mala relación con Fabrizio, está ahora en un estado pésimo. Nada justifica la violencia y se muy bien que estuvo mal darle una cachetada pero no me pude contener. Nos perdimos el respeto el uno por el otro siendo tan solo dos extraños. Más allá de que sigo pensando que lo merecía, no estoy a gusto con mi reacción, yo no soy así. Fabrizio saca lo peor de mi con cada una de sus actitudes.
La segunda parte del show comienza. Gonzalo tenía razón, le toca bailar, pero no lo hace mal, si se lo ve bastante nervioso pero a la vez coordinado y a ritmo. Después de dos canciones y dos coreografías, los cinco están acalorados y el sudor se asoma en sus caras. Antes de la tercer canción es Gon quien empieza a decir:
- Gracias a todos por estar en esta noche con nosotros. Especialmente quiero agradecer a Sofi y a sus amigas, Flor, Abril... - lo miro suplicando con mi cara de 'por favor no me nombres' voy a morir de vergüenza si lo hace, al parecer lo lee en mi gesto, entonces agrega - Chicas, gracias por acompañarnos, esta canción es para ustedes 'Esto es amor'. Se preparan para iniciar pero Fabrizio, agarra el micrófono: - Antes de empezar, yo también tengo ganas de agradecer a todos por estar acá, a las chicas y en especial... - me clava la mirada. Sabía que se iba a vengar, era cuestión de esperar el momento. Se habrá dado cuenta de cómo mire a Gon, me atrapó, señalándome continua - A vos bebé, gracias por venir a verme desde tan lejos y también por ese beso de la suerte, no lo esperaba pero me encantó, esta canción es para vos Delfi.
Ahí está, ese fue su golpe, cerré los ojos con fuerza. Sabe que me duele, conoce a la perfección que punto tocar para hacerme sentir mal a pesar de conocerme poco. Yo me pasé con el golpe que le di, pero me beso a la fuerza, tenia mi motivo. Ahora hace esto, otra vez. Todo me da vueltas, empiezo a temblar, ese maldito diminutivo que despierta a todos mis fantasmas. Mientras siguen cantando y bailando cada uno en su mundo, lentamente me pierdo. Siento a Sofi abrazarme y contenerme. Me habla al oído: - Del por favor, no te pongas así. No dejes que te controle el miedo, no quiero que vuelvas a los ataques de pánico, me estas asustando. ¡Lo voy a matar, Fabri no tiene ni idea!
- Sof me quiero ir, necesito salir de acá, me falta el aire. Voy a bajar a la playa. — a pesar de estar al aire libre siento que me ahogo, el espacio se empieza a cerrar cada vez más a mi alrededor y la multitud me asfixia. Son los primeros síntomas de un ataque de pánico. Esta es una parte de mi vida que creí olvidada y superada pero al parecer no es así. Es la segunda vez que me pasa desde que estamos de vacaciones y es la misma persona quien lo provoca.
Me pongo de pie rápidamente. No dejo que Sofi me ayude ni me acompañe. Quiero estar sola, necesito estar sola. Doy unos cinco pasos mientras de fondo escucho el saludo final y los aplausos que dan por finalizado el show de
V-ONE. Después de eso, todo se vuelve oscuro para mi, me siento flotar, me caigo, no pienso, no tiemblo, no escucho y el dolor, duele menos.

- No me gustan hospitales ¿nos podemos ir?
- Estamos acá un poco por tu culpa ¿no te parece? Si querés irte andate, no me voy a mover de acá hasta saber que Delfina está bien—- es la voz de Gonzalo la que escucho y reconozco pero no me puedo despertar.
- Uy amigo, no podes más de pollerudo ¿tanto te gusta?
- No se de donde sacas esas ideas Fa. Que me preocupe por ella, le hable o la trate bien no significa que me guste de la manera en que vos pensas. Algunos podemos ser amables.
- Ser amable es un cuento muy viejo, das muchas vueltas. Decile que te gusta y ya está, sos fachero, estás en una banda conmigo y eso es todo. Es solo una chica.
- Una chica a la que besaste a la fuerza. La humillaste en público, se desmayó y ahora está en una cama de hospital.
- En teoría si, pero la versión es otra. La besé, le encantó. No pudo contener la emoción y se desmayó. - Otra vez el charlatan de Fabrizio dando su discursito de galán irresistible, me despierto de pura rabia.
- ¡Del! - exclama Gonzalo.
- Al fin, ahora si nos podemos ir - remata Fabri.
- Fabri basta, anda a buscar al médico o sentate y no molestes - Gon pone a Fabri en su lugar para después centrar toda la atención en mi - ¿Delf estas bien? ¿Querés que llame a un médico? ¿A Sofi? Pedime lo que quieras.
- Que se vaya - mi voz es como un susurro.
- ¿Querés que me vaya?
- No, vos no. Él — le respondí apuntando con el dedo directamente a Fabrizio. Ofendido a más no poder se levanta del sillón de visitas y amaga con irse pero no sin antes decir: - Yo no tengo la culpa de que mis besos te hagan desmayar. Me quede toda la noche para que te sientas mejor con mi presencia y...
- ¡Andate! Le grité con todas mis fuerzas.
Ahora si lo veo que se va y al pasar por la puerta, se choca con un zombie de Sofia. Tiene los ojos cargados de lágrimas contenidas y cara de no haber dormido en toda la noche. Mi mejor amiga, mi fiel compañera, mi otra mitad. De a kilómetros podría reconocer esa cara de preocupación. Viene hasta la cama y me abraza tan fuerte como necesito en este momento.
- Me asuste tanto Del, pero si le gritaste así a Fabri, es porque ya estás mejor, salió súper enojado.
- Los que se pelean se aman.- comentó Gon por lo bajo.
- Eso dicen las personas cuando sos chiquito para que dejes de pelear con algún nene tonto que te molesta. — me defendí.
- Bueno, acá entre nosotros Fabri es un nene, agregó Sofi.
- Y un poco tonto .- siguió Gonzalo. Todos nos tentamos de risa, mientras el médico llegó para verme.
- Permiso, vamos a revisar a esta princesa a ver si ya puede irse de acá. Yo te veo mejor de aspecto y muy bien acompañada. Te recomiendo que si sos deportista, como me comentaron, bajes la intensidad de tus entrenamientos al menos por dos días, si después de ese período no sentiste mareos ni nada extraño, podes regresar a tu rutina normal. Y ahora, te firmo el alta así te vas con tus amigas y tu novio que no se movieron de acá.
Gonzalo empezó a toser fuerte.
- No es mi novio doctor, es solo un buen amigo. Gracias por las indicaciones, las voy a seguir al pie de la letra para poder volver a mi rutina de entrenamiento normal.
- Eso es todo, mi trabajo acá termino, cualquier cosa me pueden venir a ver. Que terminen bien el fin de semana chicos. — se despide el médico dejándome el papel con mi alta firmado.
Gonzalo se ofrece a llevarnos de regreso al hotel en Mar del Plata, pero de seguro está Fabrizio y ya tuve suficiente de él por hoy. Nos da un abrazo a cada una y me pide mi teléfono para agendar su número, me dice que si tengo ganas le haga saber cómo estoy y que va a estar esperando que lo haga. Hasta en eso es respetuoso, no me pidió el mío, espera que sea yo quien decida si quiero hablarle o no.
Me saco esta ropa de hospital que odio y junto mis cosas para irme con Sofi. Afuera de la habitación están Abru y Flor esperándonos para volver. Nos abrazamos las cuatro sin decir una palabra. Sin dudas, venir a San Bernardo fue la peor de las ideas.

Comienzo una nueva semana. Los dos días restantes del fin de semana después de volver desde San Bernardo, hice el reposo que me recomendó el médico. Hoy es lunes de entrenamiento, estuve con una rutina sencilla, el entrenador Ramirez también consideró que tengo que cuidarme y no tomar riesgos, por lo cual tomó la decisión de dejar que me vaya al hotel una hora antes que mis compañeros de equipo. Salgo de darme una ducha y cambiarme de ropa mientras la campana de notificaciones de mi celular me anuncia un nuevo mensaje, puedo deducir quien es: Gonzalo.
- Hola Sirenita, decime que le estás haciendo caso al médico.
- Sirenita me dice mi papá y a decir verdad te estas portando como él con tanta preocupación.
- ¡Hey! No soy tan viejo como para ser tu papá, solo te llevo cuatro años.
- Cuatros años ¡Que anciano! Jaja. Estoy bien, volviendo al hotel, salí antes, por lo que dijo el médico.
- ¡Muy bien! Buena, inteligente y obediente. Gran combinación. Y no nos olvidemos de esa derecha fulminante.
- ¿No podes estar si no nombras a tu amiguito no?
- No te enojes, era un chiste. Me toca grabar te hablo después Sirenita enojona.
- ¡Suerte!
Desde el día que Gon agendo su número en mi celular, intercambiamos varios mensajes al día. Al llegar al hotel de Mar del Plata no podía estar sin agradecerle que se quedó conmigo en el hospital, por eso le escribí. Alguna que otras veces tuvimos charlas profundas, sobre la vida, los sueños, el mañana y nuestras pasiones. Es fácil relacionarse con él. Tiene en claro lo que quiere, se esfuerza por conseguirlo y no oculta sus emociones. Demuestra tanto fortaleza como debilidad, alegría y tristeza. Es honesto con cada uno de sus estados de ánimo, en pocas palabras es un hombre transparente, porque a pesar de su corta edad Gon no es un chico, es un hombre seguro de sí mismo. No espera nada de mi más que charlar, reírnos e ir conociéndonos de a poco. Amistad, pura y real.

Guardo mi bolso de entrenar. Sofi debe estar en la playa con nuestras amigas porque la habitación está vacía. Me recuesto y vuelve a sonar la campana de notificaciones de mi teléfono. Seguro Gon se olvidó de decirme algo.
- Vení al estudio, por favor... ver ubicación.
Eso es todo, no lo dudo ni por un segundo, no pienso en que me voy a cruzar a Fabrizio, ni en que puede estar pasando. Gonzalo me necesita, de lo contrario no pediría que vaya, el siempre está para mi y siento que tengo que estar para el.
Pido un taxi y le indico la dirección de la ubicación que me mando Gon. Tardamos al menos unos veinte minutos en llegar a un gran portón negro, que supongo del otro lado tendrá el estudio y la sala de ensayos. Marco el número de mi amigo pero el teléfono está apagado o sin señal. Sin pensarlo, toco el timbre y suplico que sea Gon quien abra el portón. Puede que hoy sea mi día, porque es precisamente él quien sale a recibirme - Del, ¿qué haces acá?
- Recibi tu mensaje con la dirección, me pediste que venga, te llame y tu celular está apagado.
- ¿Te mande un mensaje con la dirección? ¿Mi celular está apagado? Lo dejé en la mesa...
- ¿Por que no me extraña que vos seas "Sirenita"? — interrumpió Fabrizio abriendo más el portón y dejándose ver. Reacciono al instante — Por el mismo motivo que a mi no me extraña que hayas sido vos quien me mandó un mensaje y pidió que viniera haciéndote pasar por Gon.
- Factor sorpresa bebé, a veces me gusta improvisar.
- Fabri no podes usar ni revisar mi teléfono —le dice Gonzalo algo molesto por primera vez desde que lo conozco.
- Amigo, lo dejaste con la conversación abierta y ver que tenías a alguien agendada como Sirenita fue una tentación demasiado grande. — esta confesión de Fabri hace que Gon sienta vergüenza y se excusa ante mi - Perdón Del, es que no quería poner tu nombre para que no estén mirando los curiosos, pero se ve que no se puede tener privacidad con estos amigos chusmas.
- No te preocupes Gon, me alegro de que estés bien, mejor me voy — lo saludo con un beso en la mejilla sólo a él pero es Fabri el que me frena
- Espera, veni ya que estás acá vamos a hacer algo — me agarra del brazo y me hace entrar al estudio por la fuerza.
- ¡¿Me podes soltar?! — siempre termino gritándole más alto de lo que pretendo.
- Bueno, bueno. Tranquila. Te suelto. Jav, Ro, Demi ¿pueden venir? — llama la atención de todos vaya a saber con que motivo
- ¿Que pasa Fa? — dicen casi a coro. Me mira fijo a mi y empieza a hablar:
- Acá, de frente y delante de todos mis amigos te quiero pedir disculpas por lo que pasó estos días. Por los comentarios fuera de lugar, por las bromas, por darte un beso a la fuerza, por... bueno, por todo, no tengo por qué tratarte así, pero te juro que solo eran chistes. Perdón, en serio. — me quedo de piedra. El señor vanidad pidiendo disculpas, por la cara de asombro de sus amigos que entienden menos que yo, puedo notar que esto no pasa todo los días, al no recibir respuesta alguna agrega: - ¿no me vas a decir nada?
- Si, ¿Quien sos y que bicho te pico ahora?.

Mi Casualidad Mágica #1 : En PedazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora