Hoy... es lunes y por primera vez en mi vida, había llegado temprano a clase. Eso no fue todo, se encontraban aproximadamente diez sujetos en el aula a parte de mi. Con flojera me senté en mi butaca y luego, para mi suerte, llegó ella con los ojos pegados al celular. Cómo siempre era.
Me carcomía la duda al observarla sonrojada y sonriente. Supuse que hablaba con esa persona "especial" que todo el mundo tiene en su vida, incluso yo, una persona que no tiene amigos y solo ama a su familia y le vale una hectárea de... gluten lo que le pase a los demás, yo tengo a esa "persona especial" y es ella. No mal interpreten, no es mi "platónico" eso solo son estupideces, ella despertaba mi curiosidad y me gustaba el misterio, de una forma ella me importaba, me preocupaba saber sobre ella, además de todo se veía agradable.
Luego de un rato llegó la profesora y tras ella Keana y sus amigas, las chicas "fresa" del grupo. La clase pasó tranquila a excepción del irritable comportamiento de Keana y sus comentarios de tan mal gusto, insinuando de manera poco discreta y agradable que Camila era lesbiana. Y lo que más me irritaba era que la profesora, por ningún motivo, se vió molesta o irritada. Le daba igual.
Sólo pude ver como Camila bajaba la cabeza avergonzada e indignada. Yo trataba de controlar mis ganas de ir y romperle su tan horrenda nariz por segunda vez a Keana.
Cuando la clase terminó, mis lápices cayeron al suelo y tuve que agacharme para recogerlos. Al levantarme veo a Keana acorralar a Camila contra la pared. El aula estaba vacía a excepción de Keana, Camila y yo.
Basta, me dije. Ya no quería ser un cobarde. Y lo de aquella vez en el pasillo no iba a suceder de nuevo.
Busco con nerviosismo algún objeto que sirva como arma. Pero mis temblorosas manos me hacían desatinar traicionadamente.
"Que-é quieres, Keana? Deja de... lastimarme" La voz rota y débil de la castaña me hizo reaccionar.
No tenía que dudar sobre ayudar a alguien. Ni tampoco de romperle la dignidad a la chica ruda del instituto.
Con todas mis fuerzas tomo a Keana de los hombros y tiro de ella haciendo que su espalda golpeé fuertemente contra el suelo. No me importó lastimarla, eso me demostró cuan importante es la chica de ojos chocolate para mi. O es tan solo que, me estaba convirtiendo en un chico sanguinario y sádico de dieciséis años.
La tomo de la mano y la jalo para irnos corriendo, sabía que mis fuerzas no eran suficientes para cuando Keana de levantase. Yo solo quería mantener a Camila a salvo.
Nos escondemos en el aula de inglés, la escucho soltar un sollozo. Me volteo y la veo tirada en el piso con la espalda recargada en la pared y con su mano cubriendo su muñeca, en la cual se podía alcanzar a percibir como algún objeto filoso había grabado su piel. Tres palabras simplemente hirientes e innecesarias.
Lesbiana de mierda
Sabía que Keana lo había hecho, sabía que Keana había tenido el descaro de dañarla marcando su piel. Sabía que Keana era una infeliz, estúpida, imbécil... pero también sabía que Keana estaba herida y que por eso hería a personas más débiles que ella.
Esto ha sido una narración bastante larga pero solo diré que Keana nos encontró y es así como terminé en el hospital junto a mi padre pidiendo explicaciones. Sólo sabía que había logrado salvar a la chica de lindos ojos.
Eso fue todo, y aún sigo queriendo saber quien la hace sonreír con tanto esmero y esperanza.
Quizás, lo sepa mañana...
