Hoy... ella vuelve, hoy es lunes, el día de su regreso.
Admito haberme levantado con entusiasmo para empezar el día, toda esa euforia fue totalmente desechada al contenedor de basura al presenciar a Keana estrellarla contra los casilleros, juro haber sentido un enorme coraje crecer dentro de mí. Observé por más tiempo esperando que ella reaccionara y le devolviera el golpe, pero no lo hizo y yo no le ayudé.
Vi dos lágrimas ser derramadas por sus ojos chocolate, sentí mi irá crecer al verla así. Keana le susurró algo al oído con la mandíbula apretada, enseguida escuché un sollozo desgarrador viniendo de la chica disfrazada de Bella.
Keana soltó el agarre de su blusa dejándola tirada en el suelo, sangrando. Nadie se acercó a extenderle una mano, supongo que se sentían intimidados, al igual que yo.
Fuí un cobarde. Eso nunca me lo perdonaré.
Pronto muchos se alejaron dejando el pasillo vacío. Reuní todo el valor que tenía y me acerqué a su lado.
Una ceja rota, la nariz fracturada, las mejillas rasgadas, un moretón debajo de su ojo izquierdo... pobre Camila.
Me odiaba a mi mismo por no haberla ayudado pero, ¿Qué podía haber hecho yo? Keana es la más ruda del instituto y yo, al ser un debilucho, lo único que ganaría sería una paliza de su parte en cuestión de segundos.
La levanté del suelo y la llevé en brazos a la enfermería, ahí la curé y la desperté.
Estaba tan desorientada, me causaba ternura verla tan frágil y confudida. Le expliqué en qué condiciones la había encontrado, ella me agradeció y pidió mi nombre.
No podía decirle, no quería decirle, no aún. Así que mentí.
"Me llamo Tyler" Le dije, pareció creerme pues sonrió.
"Pues muchas gracias, Tyler. Te debo la vida" Dolió más de lo que esperaba, pero sirvió para ocultar mi verdadero nombre.
Espero verla mañana en mejores condiciones. Quería saber qué fue lo que Keana le susurró y la hizo sentir tan miserable.
Quizás lo sepa mañana...
