Capítulo 4. Trabajo en equipo

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-No estamos solos- susurró Clarke una vez que las voces volvieron a sus gargantas.

-¡Hay que hacer algo! ¡Hay que pedir ayuda!- decía Clayton alzando la voz y llevándose las manos a la cabeza.

-Es cierto. Octavia, vuelve al campamento y trae refuerzos- le ordenó Clarke a la muchacha.

-¿Estáis locos? ¡Jasper se está desangrando y estamos aquí parados sin hacer nada!- gritó entonces Monty, exasperado.

Mientras que el grupo discutía, Jade se apartó de sus compañeros y divisó algo entre los árboles y los arbustos. Entrecerró los ojos para intentar ver mejor y captó unas manos arrastrando el cuerpo de Jasper hacia el interior del bosque.

-¡Se están llevando a Jasper!- gritó, cesando las frases sin sentido e insoportables de los demás, y devolviéndoles al presente. Al ver que no le hacían el caso suficiente a la situación, si giró hacia ellos y gritó: -¿Es que no os dais cuenta? ¡No hay tiempo de volver a los campamentos a por ayuda o Jasper morirá! ¡Hay que ir tras él ahora!

El pecho de Jade subía y bajaba con rabia. Mientras que su compañeros procesaban lo que acababa de decirles, la intrépida joven agarró la liana y se lanzó al otro lado del río. Una vez en tierra, gritó:

-¿A qué estáis esperando?

Los primeros en ir tras ella fueron Monty y Melody, y después los demás se le unieron. Ya no había ni rastro del cuerpo de Jasper ni de la silueta que se lo llevaba. El grupo observó cada detalle en el bosque que pudiese darle alguna pista sobre el paradero del muchacho.

-Mirad- les llamó la atención Orlando -la sangre del suelo está reciente. Sigámosla- propuso.

Los muchachos le hicieron caso y siguieron el surco de sangre. El rastro los llevó hasta un claro amurallado con un tipo de piedra de color grisáceo donde había un sólo árbol justo en el centro. Y en aquel árbol se hallaba atado un Jasper moribundo, sin camiseta y con una profunda herida en el pecho producida por la lanza, la cual alguien le había quitado ya.

-¡Rápido, tenemos que bajarlo de ahí!- exclamó Clarke corriendo hacia él.

-¡Clarke, cuidado!- le advirtió Jade al darse cuenta de un sospechoso montón de hojas secas justo en medio de su camino, un claro indicio de trampa.

Pero la rubia no tuvo tiempo de oír a la chica y cayó de lleno en la trampa. Pero no se trataba de la simple trampa de un agujero profundo, sino que al fondo había unas afiladas estacas de madera. Al darse cuenta de que caía, Clarke se agarró como por acto reflejo al borde del agujero, y un agudo grito brotó de sus labios.

-¡Socorro!

Clayton, Orlando y Octavia acudieron en seguida en su ayuda. Mientras los tres la agarraban desde las mangas de la chaqueta, Clayton le decía palabras alentadoras.

-Pase lo que pase, Clarke, no mires abajo.

La joven hizo caso a las palabras que su nuevo amigo le repetía. Mientras los tres muchachos hacían acopio de sus fuerzas para sacar a Clarke de la trampa, Finn anunció:

-Chicos, tenemos problemas.

Él y Fizz miraron de reojo hacia la entrada de la muralla, donde una fiera pantera negra llegaba caminando con paso silencioso, lista para saltar sobre alguna presa. El felino se agazapó, dispuesto a saltar sobre Jasper, pero antes de que pudiera hacerlo, Fizz corrió en su defensa. Interrumpió su salto cruzándose con la pantera y ésta la aplastó, y decidió entretenerse con ella. Intentaba morderle la cabeza, pero Fizz era más rápida y conseguía esquivar sus feroces fauces. Por último, con mucho esfuerzo, logró meter la mano en su cinto y sacar su pistola, y sin mirar hacia dónde disparaba, apretó el gatillo. El tétrico sonido de un disparo retumbó en las murallas de piedra y Finn se temió lo peor.

-¡Fizz!- gritó corriendo hacia ella.

La joven tenía la cara manchada por salpicaduras de sangre, y sus ojos estaban apretados. La pantera dejó de moverse y se desplomó encima de la chica, muerta. Fizz se quitó al animal de encima, respirando con dificultad. Su pecho subía y bajaba a causa del esfuerzo.

-Oh, Fizz, estás bien- suspiró aliviado Finn, y le dio un cálido abrazo a la chica.

Mientras que ambos se abrazaban y Clayton, Orlando y Octavia intentaban sacar de la trampa a Clarke, el resto, Monty, Melody y Jade decidieron que era el momento de actuar. Las dos amigas se encaramaron a las ramas de los árboles y comenzaron a cortar las cuerdas que ataban las manos de Jasper con sus cuchillos. Una vez que el muchacho estaba libre, las chicas se lo apoyaron en los hombros y por último, Monty fue el encargado de transportarlo fuera de aquel claro amurallado.

-Jasper aún respira- informó Monty cuando todos estuvieron fuera.

-Tenemos que llevarlo rápidamente de vuelta al campamento y curarle las heridas si no queremos que muera- explicó Clarke.

-Vamos- apremió a Octavia mirando a Orlando fijamente a los ojos.

Éste se dispuso a seguirla cuando comenzaron a andar, pero Clayton lo detuvo.

-Alto.- Orlando retrocedió. -Nosotros no podemos aparecer en vuestro campamento aún- dijo Clayton.

-¿Por qué no?- preguntó Octavia.

-Aún es demasiado pronto. Vuestro campamento está en la misma situación que el nuestro: acaba de llegar a La Tierra y deben acostumbrarse a ello, no podemos aparecer de repente y añadir una confusión más.

Finn, Octavia y Monty escuchaban con atención a Clayton con el semblante serio, pero ellos creían que aquello no supondría un problema en realidad. Al menos, no para ellos.

-Clayton tiene razón- intervino Clarke. -Llegar a La Tierra ya es todo un desafío para nosotros. Es mejor que aguardemos un poco más para presentar otro desafío.

Finn y Monty asintieron, casi convencidos del todo de que era lo mejor. Mas Orlando y Octavia detuvieron el contacto de sus miradas al agacharlas y unirse a sus respectivos grupos.

Antes de marcharse cada uno por su lado, Jade echó la vista atrás y miró por última vez el débil cuerpo de Jasper, sujetado a espaldas de Monty, y no pudo evitar soltar un profundo suspiro y rezar para que se recuperarse pronto.

Los 100. Parallel WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora