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El pelinegro ahora se encontraba en la oficina de su padre esperando que el hombre se desocupara para atenderlo. Esa era su vida, rogar por la atención de su padre.

Tuvo que salir corriendo de su habitación dejando a Joel allí solo para venir y sentarse a esperar a un hombre que el le valía una mierda.

Bufó y cruzó sus brazos, siempre era la misma mierda con su padre.

Escuchó la puerta ser abierta y resopló al ver a su padre bien vestido con un traje que de lejos se notaba que era muy caro.

- hijo... Que bueno que viniste- sonrió el hombre- pensé que te habías arrepentido.

- no quiero que saques al chico de la habitación, esta bien que se quede- habló para luego levantarse

Su padre levantó una ceja y sonrió con amargura.

- eres una zorra Erick, siéntate- le ordenó

Erick rodó los ojos se tiró en el asiento provocando así que se oyera un fuerte golpe

- ¿qué quieres? ¿Joderme más?- bufó, necesitaba salir ya de aquí. Ver a su padre solo le provocaba dos cosas: vomitar o querer romperle la cara.

- tu madre quiere verte hoy así que le pedí a la directora que te dejara salir, volverás mañana al...- se detuvo al ver la cara seria de su hijo-...al internado.

Erick asintió y se levantó para luego salir de la oficina. Pudo ver a la sexy secretaria sentada en la silla de su escritorio. En otras circunstancias tal vez le hubiese guiñado un ojo pero hoy solo la ignoró.

Salió del edificio donde su padre estaba mientras no se ocupaba del país.

Miró su auto parqueado a fuera del edificio y sonrió. Le hacía falta ese convertible ultimo modelo.

Se adentró al carro y le encendió ya que el guardia le había dado la llave. Sintió que de nuevo volvía a vivir. Su pasión siempre fue manejar autos de carreras y ahora iba a practicar en la pista que su padre había hecho especialmente para él.

Manejó relajado mientras llegaba a su casa, tenía todo pensado, saludaría a su madre luego saldría y corría su carro a toda velocidad en la pista.

Al llegar tocó el timbre y segundos después la sirvienta abrió la puerta.

- ¡señorito Erick!- gritó la mujer emocionada. No dudó un segundo en abrazar a la mujer quien se tiró en sus brazos en cuanto lo vio.

- Sandrita- el pelinegro besó la coronilla de la cabellera negra que la mujer tenía.

La mujer se separó de él y sonrió- se ha puesto más guapo señorito, estar en ese lugar le ha hecho bien.

- no mientas Sandrita- Erick le abrazó de nuevo- me has hecho mucha falta eh chaparra

- tú también a mi mocoso impertinente

Ellos eran así. Esa mujer lo había ayudado cuando más solo se sentía. Aunque ella solo tuviera veinticinco años él la veía como una madre, lo que su madre no fue.

- ¿está mamá?- preguntó mirando hacia la sala

Sandra asintió y suspiró. Algo parecía no estar bien. Erick lo supo por la mirada que Sandra puso. Esa mirada era de miedo.

- no creo que sea buena idea que pases ahora- le aconsejó.

- ¿por? ¿Qué pasa?- caminó hacia las escaleras. Era obvio que su mamá estaba en la habitación.

- Erick por favor no subas, no es buena idea

Erick hizo caso omiso a las palabras de Sandra quien lo seguía intentando que se detuviera.

El pelinegro llegó a la puerta de la habitación de su madre. Iba justo a tocar cuando escuchó algo que hizo su corazón detenerse.

Miró a Sandra y ella solo bajó la vista. Era obvio que ella la cubría o su mamá la obligaba a no decir nada.

Volvió a escuchar otra vez el sonido de dos cuerpo pegando y un gemido. Sintió su sangre arder. No por que su madre le fuera infiel a su padre pero porque lo hacía en la casa.

Abrió la puerta con rabia logrando así asustar a su madre y al idiota con ella en la cama.

- ¡hijo!- su madre gritó aterrada agarrando la cobija para lograr cubrirse.

- ¡no te cubras! ¡Es peor que seas infiel a que tu hijo te vea desnuda!- gritó furioso- ¡y tú!- señaló al hombre que estaba cubierto también- ¡fuera de aquí antes de que te corte los huevos! ¡Pedazo de mierda!

El hombre salió de la cama como pudo agarrando la ropa para taparse.

Cuando él ya se hubo ido Erick miró a su madre intentando regulozar su respiración. Sus fosas nasales se expandía por puro coraje.

- Erick...- su madre intentó hablar pero su callada por el grito de su hijo

- ¡cállate! ¡No quiero oirte!- se acercó a la puerta- ¿desde cuando lo haces? ¡¿Desde cuando eres una cualquiera?!

- ¡cállate tu ahora!- ella gritó

- ¡no lo haré porque tú te estabas acostando con otro hombre que no es mi padre!- le recriminó

- ¡no tengo porque tengo que darle cuentas a su padre porque él me dejó! ¡Nos dejó!- gritó la mujer con lágrimas- ¡hace un año que tu padre no pone un pie en esta casa! ¡Debo tener mi vida también Erick!

Erick se quedó callado. Eso no lo sabía, según el seguían juntos. Las lágrimas rodaron por sus ojos.

Todo en su vida era una mierda.

Salió de la habitación sin decir una palabra más. Sandra intentó hablarle pero el solo negó. De a mejor no hablar con nadie ahora.

Encendió su carro y salió a toda velocidad. La vida le importaba poco de ahora en adelante.

Pure Sex [Joerick]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora