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La vida en Deerfield Academy no era fácil. Este era un internado en las afuera de Londres.

Era un internado solo de chicos. No menores de 15 ni mayores de 21.

Estoy chicos habían parado aquí por diferentes casos. Unos por mal comportamiento otros por crímenes que estaban pagando allí.

Este no era un internado de mala muerte. Era el mejor internado que podía existir. Los chicos dormían de dos en dos en las habitaciones. Aquellas eran camas muy amuebladas y tenían ropa nueva cuando llegaban ya que se despojaban de todas sus pertenencias. Los celulares no eran permitidos.

Algunos chicos eran más importantes que otros. Todo aquí se manejaba de acuerdo a el régimen social de los cuales los chicos provenían.

Era fácil, si eras hijo de algún alcalde podías tener un poco de poder, si eras el hijo del presidente ya tenías tu vida resulta. Y si no eras hijo de alguno de lo antes mencionados simplemente estabas jodido. Ibas directo a ser un sirviente se la "alta sociedad".

La vida para Erick en aquel lugar era fácil, ¿porqué? Pues era el chico más deseado de aquel lugar.

Nadie absolutamente nadie se resistía a sus encantos.

Todos lo amaban pero nadie lo podía tener.

Erick solo tenía un amigo que después de él era el segundo que mandaba en aquel lugar. Su nombre era Christopher Vélez, el hijo del vicepresidente.

Erick había caído en este internado pese a mal comportamiento igual que su preciado amigo Christopher.

- Erick solo te digo que me gusta, no te estoy diciendo que lo llevaré a la cama hoy mismo- Chris rodó los ojos. Al parecer que se haya "enamorado" no era una buena idea para su flaco amigo.

- ¡coño Chris te lo advertí! ¡Nosotros no nos enamoramos! ¡Metételo en la cabeza de una puta vez!- gritó Erick con rabia

- ¡él que ni se enamora eres tú! ¡No yo!- le señaló mientras se levantaba de la cama del pelinegro- es tu puto problema si no lo haces, yo no te lo recrimino pero me pesa un huevo que me quieras controlar mi vida Erick, espero que no seas tan pendejo y elijas uno de todos los idiotas que hay aquí porque si no lo haces pronto te quedaras más solo que una solterona a los treinta- se dirigió a la salida cerrando la puerta de un solo tirón

Erick estaba con la boca abierta del asombro. Christopher nunca le había hablado así en toda su puta existencia.

Se dejó caer en la cama y suspiró. Hablaría con él mañana cuando ya estuviera más calmado.

El altavoz que había en todas las habitaciones sonó dejando oír la horrible voz de "la sargento verruga" como le llamaban todos allí dentro a la directora

"Por favor todos jóvenes hagan el favor de pasar a la sala principal, tenemos un aviso importante que darles"- habló la mujer por el altavoz.

El pelinegro bufó y caminó hacia la puerta. Al abrirla se encontró con Chris. Este le miró y caminó hacia la sala.

Una sonrisa se dibujó en los labios de Erick. Su amigo ya no estaba enojado. Ya eran dos años con él así que lo conocía muy bien.

La pena de Erick en aquel lugar eran de cuatro años y ya había pagado dos así que ya estaba muy acostumbrado a aquel lugar.

El pelinegro sabía que si los llamaban a estas horas de la noche a la sala principal solo podía significar una cosa. Un chico nuevo.

Suspiró al llegar a la gran sala donde habían demasiados muebles donde sentarse y muchos juegos para aquellos que sufrían de aburrimiento como él.

Agarró una pelota de béisbol. Aquel era su deporte favorito desde que tenía seis años. Amaba la manera en la que batear la pelota lo desestresaba de los estúpidos problemas con su padre.

Miró hacia la directora quien le miraba con cara seria. No era un secreto que ambos se odiaran mutuamente. Todo había empezado aquella vez que él demostró ser el que mandaba en aquel lugar diciéndole a su padre que le bajara el sueldo a aquella mujer por ser tan agresiva con él.

- muy buenas noches jovencitos. Hoy los he citado aquí porque tengo algo que avisarles. Hoy tenemos el honor de presentarles a un nuevo compañero.

Erick rodó los ojos. Estaba harto que riquillos llegaran. Solo apestaban el ambiente con sus perfumes caros.

Bueno aunque el no se podía quejar. Él también era uno de esos. La única diferencia era que a él no le importaba el dinero. Él no era como su padre.

- él es Joel Pimentel- continuó hablando aquella mujer- él viene aquí por problemas, y no pregunten porque no se dará más información

Erick rodó los ojos por enésima vez mientras aquella mujer hablaba. En serio esa vieja lo irritaba.

Después de unos minutos de murmullos el dichoso chico apareció. Erick ni siquiera levantó la mirada. No le importaba ver al chico nuevo.

Suspiró y se levantó para caminar a su cuarto. Deseó morirse cuando la voz de la directora le hizo detener.

- Erick Colón, por favor haga el favor de venir aquí- el pelinegro cerró los ojos con rabia y se giró para encarar a aquella vieja

Sus impulsos y todos sus huesos e incluso su aire se detuvo al ver aquel chico. Era rizado, ojos cafés, tenia músculos medios formado pero perfectos. Usaba una bandana que le quedaba excelente.

Ambos se miraron fijamente. Sintió un codazo en sus costillas y reaccionó. Miró a Christopher con el ceño fruncido y luego le hizo una seña para que caminara hacia delante.

Movió sus cuerpo. Estaba temblando, quería morirse en aquel momento porque sabía que tenía una cara de susto horrible.


¡Nueva novela! La verdad estoy muy emocionada con esta novela ya que tengo muchas ideas para ella.

Espero su apoyo y espero les guste 💘💘💘

Pure Sex [Joerick]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora