Erick había vuelto al internado luego de dos días de haber desaparecido.
Todos lo miraban. Claro, no era de extrañarse que ya todos sabían que había sido un estupido.
Caminó por todo el pasillo sin bajar la cabeza y entró a su habitación. Suspiró al no ver las cosas de Joel.
Era mejor así. Tomó la decisión de sacarlo de la habitación ya que no podía sacarlo de su corazón.
Entró al baño y tomó un ducha antes de salir nuevamente de la habitación. Tenía hambre así que iría a la cafetería.
Al llegar todas las miradas se posaron en él. No se dejó intimidar y siguió caminando. Erick estaba acostumbrado a que lo mirarán. Él era el chico más lindo del internado o al menos lo era antes de que llegase Joel.
Aunque era obvio que estás miradas ya no eran de admiración si no de lastima o burla pero Erick quería creer que le daba igual.
Se sirvió comida en una bandeja y se acercó a la mesa donde se encontraba su amigo cabizbajo.
- Chris- habló para llamar su atención pero este no levantó la cabeza.
- hola, Erick- saludó sin ganas
- ¿deprimido?- preguntó queriendo levantarle el ánimo
- ¿tú no?- respondió el castaño con otra pregunta
- No mucho- sonrió- todos nos miran- le recordó
- si, lo sé, he estado aquí, Erick. Por si no te has enterado Zabdiel se encargó de que todos lo supieran. Ahora ellos son los "populares"- giró los ojos y introdujo un pedazo de carne a su boca.
Erick asintió con molestia. Ese chico Zabdiel era una lacra. No se explicaba cómo Chris pudo enamorase de él.
Erick llevó un bocado a su boca también. Tenía mucha hambre. Podía comerse seis hamburguesas ahora mismo.
Muchas personas empezaron a murmurar así que levantó su vista. Todos miraban hacia la puerta así su mirada se dirigió allí.
Fue un error.
Zabdiel, Joel y Yoandri estaban entrando. Todos los chicos se le quedaban viendo. Algunos hasta les sonreían y otros murmuraban.
Erick giró los ojos. Daban lastima esos chicos. No tenían ni la más mínima pizca de ser populares.
Volvió su vista a su comida. No le importaba en lo absoluto cuan idiotas se miraban caminando con la cabeza alzada.
Masticó su comida con mucha ansiedad para así volver a introducir otro bocado. Lo hubiese logrado de no ser por un golpe de mano que se escuchó en su mesa.
Levantó la vista y miró al chico alto. Zabdiel lo miraba con cierta burla.
- Erick, pensé que no volverías aquí- dijo en todo de burla- No después de lo qué pasó
Erick rodó los ojos y masticó su comida. Agarró la hamburguesa en su mano y se levantó del asiento.
- Zabdiel ¿no?- le preguntó y el chico asintió con burla- bien, mira... niño, no tengo tiempo como para perderlo contigo, haces una cita en la dirección y después hablamos- dijo antes de salir de la cafetería con la hamburguesa aún en su mano.
Chris rió y también se levantó de la mesa. Miró al chico y le guiñó un ojo.
- somos populares aquí por una razón, no solo por hacer un estupido chisme- le golpeó el hombro en forma amistosa- qué no se te suba la fama a la cabeza amigo- habló para luego salir de la cafetería.
Zabdiel gruñó. Nunca entendió como esos dos idiotas sabían cómo afrontar todo tipo de situación.
- siéntate Zab, ya pasó- habló Joel.
Erick no lo había ni siquiera mirado. No lo culpaba por eso pero igual se sentía triste. Tenía la esperanza de que el pelinegro lo perdonara.
Tal vez era posible pero no si Zabdiel seguía comportándose así. Quería que Erick supiera que aunque todo haya empezado por una apuesta él si había enamorado de él.