Día 1:
Eran las 6:35 de la tarde y el Sol aún se negaba a asomarse, el cielo seguía cubierto de nubes grises casi negras que amenazaban con comenzar una terrible y enorme tormenta, sin embargo eso no me importaba pues yo ya había concluido con las actividades del día , la galería ya había cerrado hace más de dos horas y en la escuela solo había tenido dos clases, las cuales habían sido sumamente temprano, por ello es que ahora me encontraba tan cómoda tomando una taza de café caliente y mirando por la ventana de la cocina, tratando de mantener mis pensamientos ocupados en cualquier cosa que no fuera la boda ni mucho menos Lucas, sin embargo eso no pudo continuar, pues el teléfono comenzó a sonar por toda la planta, taladrándome en los oídos y sacándome una que otra maldición, ¿Quién podría ser?, pensé tomando la decisión de que la contestadora tomara el mensaje y si este era importante ya lo resolvería en un rato más, pero como si el cielo me hubiese escuchado una voz dulce y suave se escuchó, haciéndome reconocerla al instante.
-¡Peaches!, sabes que oído que dejes atender a la contestadora pero bueno.. no poder llegar temprano, el muestreo de telas se atrasó y tardare por lo menos tres horas más en llegar, así que recibe a Lucas y entretenlo un poco en lo que llego, explícale que tratare de apurarme, te quiero y por favor contesta el teléfono- concluyo el mensaje junto con un pequeño zumbido, ¿QUE ELLA QUE? ¡Joder!, en todos estos años eso jamás había pasado, Riley nunca salía tarde ni tampoco me pedía que entretuviera al vaquero , ¿es que la vida no se cansaba de hacerme sufrir?, pero antes de que pudiera seguir con mis maldiciones el timbre sonó, sobresaltándome tanto que incluso derrame un poco de café en el suéter de lana que llevaba puesto. Enfurecida y con pesadez tuve que caminar hacia la puerta, consciente de que al abrir la puerta estaba dejando entrar a mi verdugo, pero como la actriz que era abrí la puerta y me gire al instante, clavando mi mirada en el suelo, evitando cualquier contacto visual.
-Maya- me saludo escuálidamente mientras entraba al apartamento dejando una estela de su perfume que en seguida entro a mi nariz y me pico en la garganta. ¿Por qué mi nombre siempre se oía tan jodidamente bien en su boca?
-Riley no está, tuvo problemas en la oficina pero dijo que la esperes- concluí cerrando la puerta, respirando pequeñas bocanadas de aire, tratando de regular el palpitar furioso de mi corazón, en especial cuando sentía sus preciosos ojos verdes clavados en mi espalda.
Me gire como pude y trate de no conectar con su imagen, incluso camine de vuelta a la cocina y coloque mi taza de café en el fregadero , ¿Cómo podía soportar tenerle ahí?, dios, apenas si había llegado y yo ya estaba hiperventilando y con ganas de salir corriendo.. Eso es, no tengo porque quedarme, yo también tengo cosas que hacer, un itinerario que seguir, no tengo porque quedarme en el mismo lugar que él, seguro que Riley lo entenderá, me mentí a mí misma, aferrándome a la idea con entusiasmo, pero en cuanto me gire el mundo se me vino encima. El vaquero estaba parado en el marco de la puerta con los brazos cruzados sobre su pecho mientras me observaba detenidamente. Luciendo tan endemoniadamente guapo como un modelo de pasarela, con su cabello corto y rubio, sus labios rosados y bien delineados además de ese estilo elegante pero sencillo al mismo tiempo , como todo un príncipe.
-¿Te sientes bien?- pregunto con inocencia, mientras buscaba mi mirada, al parecer había notado mi pequeña crisis en el fregadero.
-Sí, solo recordé que tengo que salir, siéntete cómodo y si necesitas algo solo tómalo- asegure con mi don de actriz, clavando la mirada en el mosaico del suelo, ignorando el hecho de que el parecía un poco interesado en mí.
-Está lloviendo a cantaros, no creo que eso sea una buena idea- soltó justo cuando yo ya creía ganada la batalla, confundiéndome tanto que incluso le mire con el ceño fruncido, ahogando un gemido de complacencia en cuanto vi sus precioso ojos verdes y sus preciosas facciones.
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Wedding of blood and lies- Lucaya
Fanfic¿Alguna vez te has enamorado? ¿Alguna vez has sentido eso que nace en la boca del estómago y recorre tu pecho hasta arremolinarse en tu corazón? ¿Lo has hecho?, si tu respuesta es si entonces tu y yo tenemos mucho en común, aunque al mismo tiempo es...