Parte 3

193 10 0
                                    

La noche llegó con la huída de los padres de Lena.
Julian estaba apático. Tumbado en el sofá de la casa, miraba la televisión sin hacer el menor caso al programa que estaba viendo.
Al oír un ruido giró su cabeza y descubrió a Lena, que con un camisón largo de tela transparente y descalza, bajaba las escaleras. Sus pechos eran perfectamente visibles al trasluz, así como su entrepierna liberado de sus bragas.

-¿Te vas a acostar?-  Le preguntó Julian.

-No. Aún no.-Contestó ella.

-¿Por qué vas en camisón?

-Estoy más cómoda. ¿Qué ves? -Dijo mirando el televisor.

-Nada. No veo nada. Sólo miro. ¿De qué me tenias que hablar?

-Si. Eso es. A eso vengo. A hablarte del algo.-  Dijo Lena sentándose frente a Julian.

-Me tienes intrigado, ¿Es tan importante? ¿No estarás embarazada?

-No. No se trata de eso. Es sobre una cosa que me ocurre y es por culpa de mi papá y mi mamá.

-¡Aah ya, no te dejan ir de camping! ¿Es eso no?

-No. ¡Y si me dejan!- Hizo una pausa.-Julian, yo tengo 20 años, soy un año mayor que tú. No tengo novio, ni lo quiero tener. Como estoy estupenda, sé que cuando lo quiera, no me faltará. Pero hay una cosa de la que te quería hablar. Hace unos 12 años, mis padres me mandaron a dormir la siesta. Yo no podía dormir. Tenía una sensación rara. Lo cierto es que me levanté de la cama y salí de mi habitación para pedir permiso a mamá para que me dejara quedarme aquí, en el salón. Le iba a decir que no tenía ganas de dormir y que me permitiera quedarme jugando o viendo la tele. Me dolía el estomago. Ellos también se habían ido a echarse la siesta. Lo de siempre. ¡Dichosas costumbres!- Loca -Me acerqué hasta la habitación de mamá y la puerta estaba entreabierta. No entré. Pero oí ruidos. Mi padre la llamaba puta a mi madre…

-¡Eso es imposible! Mi padrino no haría una cosa así.- Dijo Julian enfadado.

-No, no es eso. Escúchame. Me asomé por la puerta metiendo un poco la cabeza y lo que vi era nuevo para mí...

-¿Qué viste? ¿Qué le pegaba acaso?

-No. Aunque en un principio eso pensé. Pero no. Los vi follando.

-¿Follando?

-Si. Mi papá estaba tumbado encima de mi mamá. Ellos estaban desnudos. Y dejado llevar por la pasión la llamaba puta y ella le contestaba “Oh si, si, soy tu puta, tu zorrita puta….fóllame cabrón”.-  Dijo remedando una voz cursi.

-No me lo creo. Además ¿Cómo te puedes acordar de algo que sucedió hace doce años?

-Pues debes creerme. Yo nunca te miento. Y me acuerdo perfectamente. Lo tengo grabado aquí.- Dijo señalando con su dedo índice su cabeza.- Luego mi papá se separó de ella y se dejó caer en la cama boca arriba. Le vi le pene. La tenía dura y larga….

-¡Cállate ya y no me cuentes esas cosas! No son de nuestra incumbencia. Deberías haberte quedado en tu habitación durmiendo. ¡Que manía con espiar a la gente!

-¡Yo no voy por ahí espiando a nadie! Lo que trato de decirte es que yo nunca había visto semejante escena. Y desde entonces, me atormenta en la mente. Es como si tuviera un complejo. Un miedo al sexo. No sé.

- Si no te hubieras levantado, no hubieras visto nada y no te atormentaría esa imagen.

-Es la imagen del pene de mi papá lo que me atormenta, Julian. Verle en la cama tumbado, con su miembro en alto, duro, hinchado….

-¡No me lo cuentes!

-Debo hacerlo. Necesito tu ayuda.

-¿Mi ayuda? ¿Para qué?

-Escúchame. Eso no fue todo. Luego mi madre se incorporó y tomó esa cosa en la mano y se la metió dentro. Ahora ya sé que hacían. Follaban. Normal. Pero en ese instante yo no lo sabía. Aunque lo supuse.

Julian estaba de los nervios. No le gustaba que Lena hablara así de sus padrinos. Pese a sus 19 años, Julian ya había estado con algunas jóvenes del instituto. Había tonteado con ellas. Nada serio. No había pasado de los besos y los forcejeos típicos de quien quiere más sin conseguirlo.

Había descubierto a Lena en el baño muchas veces. Esa puerta siempre estaba abierta. Él entraba en el baño y sorprendía a Lena sentada en la taza. No veía nada, pero a ella no le molestaba que Julian la descubriera.
En otras ocasiones había entrado en la habitación de Lena y la había visto en bragas. Aunque últimamente, verla en bragas y con los pechos descubiertos, no era nuevo. Siempre en la habitación de ella.

Julian pensó que Lena no era cuidadosa con su desnudez. Estuvo tentado de decírselo en alguna ocasión, pero conociendo el carácter de ella, se abstuvo de comentar nada. Por otra parte, siempre era agradable ver a Lena casi desnuda. Ello le inspiraba. Esas imágenes eran reales. No como las de las películas porno que veía a escondidas mientras se masturbaba.
Comprendía a Lena cuando se masturbaba. Por eso nunca le dijo nada. Sólo quería que ella hubiera sido más cuidadosa. Más reservada.

Aquella tarde en el campo Julian la había visto. Sabía lo que estaba haciendo. Y Lena lo había mirado. Había abierto los ojos y le había sorprendido mirándola. Luego los cerró. A ella no le había importado que  Julian supiera lo que hacia. Respetó aquello y no comentó nada.
Pero no pudo evitar tan pronto como llegó a la casa, subir a su habitación y masturbarse encima de la cama recordando a Lena.
El cuerpo de ella.

...

Yael Volk KatinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora