3. No es un final feliz...

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~Flashback~

-Amaia- dijo Ana- tienes que comer algo.

Pero desde que la pamplonesa había despertado, no dijo palabra. No comía ni bebía. Solo se le pasaba mirando hacia lugares donde no había nada.

Había salido hacia un día del hospital, cuando se fue a vivir unos días con Ana y Roi. Se había negado a volver con Alfred a donde hospedaba.

Nadie sabía en que pensaba. Ni siquiera los que estaban involucrados en ello.

-Sister Am, hablanos o al menos come o bebe algo- dijo Roi que tenía una bandeja con comida encima.

Ella ni siquiera se molestó en moverse, simplemente miró hacia algún punto en la pared, si esperar que ocurriera algo.

-Voy a llamar a Aitana y Alfred- dijo Roi- ellos sabrán que hacer- dijo el sacoponcho sin saber todavía lo sucedido, haciendo alterar a Amaia.

Ella negó repetidas veces con la cabeza, preocupando a sus amigos. Asintieron en silencio, y tras dedicarse una mirada preocupada, los dos salieron la habitación, no sin antes Ana darle un beso a Amaia en la frente.

El día pasó lento, lo único Amaia hacia era mirar a la pared, llorar, y respirar.

Un solo momento había bastado para que todo su mundo se desmoronase.

En un instante, lo había perdido todo.

Entonces, sintió como la puerta de la habitación se abría, pero no apartó la mirada. En un instante, la figura de Ana apareció frente a ella. Se acurrucó junto a ella.

-Amaia, sé que estás pasando por algo difícil- dijo la canaria. Pero ella no tenía ni idea.- pero nosotros estamos contigo. No nos hemos separado de tí en un solo momento.

Entonces entró Roi también, y le dio un beso en la frente a su novia, y le dio la mano a Amaia.

-Cuéntanos, porque te conozco, y sé que lo de tu familia no es lo único que te preocupa- dijo Ana

Entonces ocurrió algo que no se podían esperar. Amaia corrió y se encerró en el baño. Cogió una de las cuchillas de Roi todo se volvió oscuro...

~Presente~

Mimi y una chica que bajaba la mirada y llevaba unas gafas de sol entraron en escena. Tenía el pelo rizado, y un poco rubio. Su rostro les era conocido, pero no podía ser ella.

-¿A-a-maia?- preguntó Miriam. La otra levantó la cabeza lentemente

No dijo nada, pero una simple lágrima cayendo por su rostro bastó para que la leona fuese a abrazarla como si no hubiera un mañana.

Amaia no pudo evitar derrumbarse y una cascada de lágrimas salieron de sus ojos. Aitana no aguantó más la culpa y salió del piso.

Sabía que era culpa suya que Amaia hubiese huido. Sabía que era culpa suya su depresión. Sabía...que Amaia no se merecía aquello.

°°°

Aitana llegó corriendo a su piso, y, al entrar, se encontró algo inesperado.

Había muchas maletas en la entrada, y, al instante, Alfred apareció por la puerta.

-¿Que es esto?- preguntó Aitana temorosa.

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