12. Burlándose de mi...

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~Flashback~

-Titi- dijo ella dándole dos golpecitos en el hombro, llamando la atención del catalán, el cual estaba bailando- me tengo que ir ya.

-¿Qué?- preguntó el riendo. La música sonaba demasiado alta para escuchar la dulce voz de la pamplonesa.

Ella le tomó del brazo y le apartó un momento de Raoul y Nerea, los cuales estaban a lo suyo bailando.

-Que me tengo que ir- dijo ella lo más alto posible- mis padres ya han llegado.

-Quédate un poco más- le rogó él poniendo cara de bebé, esas que a Amaia la enternecian.

-Alfred no puedo- dijo ella riendo- me tengo que ir ya.

-¿No es más seguro que os vayáis mañana de día?- preguntó él.

-Sabes que a mi padre no le gusta- replicó ella- prefiere llegar cuanto antes.

-Está bien- suspiró él poco convencido- mándales saludos de mi parte.

-Buah seguro que me dicen que te llame para darte recuerdos- dijo Amaia riendo- bueno, ya me he despedido de todos. Adiós titi- dijo ella dándole un largo beso en los labios.

Era dulce, y apasionado. No se podía creer que fuera a tener una familia con Alfred

Te quiero mucho- susurró en su oído una vez se separaron.

-Y yo a ti más- dijo el guiándola a la salida de la cintura. A través de una ventana podía distinguir el coche de los padres de Amaia aparcado en doble fila, donde estaban estos y sus hermanos- llámame cuando salgáis.

Ella asintió, y se fue despidiéndose de todos con una mano.

-Alfred- dijo una voz masculina haciendo que el catalán se girase. Javi Calvo se encontraba a escasos metros de él- ¿Que pasa? ¿No vienes?

-Me estaba despidiendo de Amaia- explicó él- Es que se acaba de ir y ya me preocupo.

-Tío os vais a ver en una semana- dijo el otro riendo- relax.

°°°

La noche pasaba lenta. Todos se encontraban en el karaoke viendo como Roi y Ana bailaban su parte de baile en La Negra Tiene Tumbao, o como Manu y Noemí cantaban una parodia de Tu Canción.

Alfred se encontraba bailando junto con Mireya, Thalía y Raoul mientras las voces de Noe y Manu se escuchaban de fondo.

Alfred le hacía dejado su móvil a Miriam para que pudiese enviar un mensaje. Pero la gallega se había olvidado de devolvérselo. Fue entonces cuando su pantalón empezó a vibrar.

Su bolsillo se iluminó, mostrando en la pantalla de su teléfono una llamada de un número privado.

-¿Si?- preguntó ella por instinto.

-¿Alfred García?- preguntó una voz femenina desconocida para ella al otro lado de la línea.

-No, pero se lo paso en un momento - dijo ella buscando al catalán con la mirada.

Cuando le encontró, le cedió el teléfono, a lo que él miró a la gallega con la mirada confusa.

-¿Si?- preguntó Alfred con duda.

MiedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora