Capítulo 9

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Mi concepto como propietaria de una casa.

Cuando tenía 7 u 8 años mi papá un día compró maderas y con mucha dedicación comenzó a hacer una casa de madera. Yo no estaba enterada de su idea, y cuando entré al taller donde la estaba construyendo mis ojos se llenaron de lágrimas al ver que por fin tendría mi casa de madera, mi club secreto, como siempre había querido. Mi papá sorprendido me miró y no entendía el porqué de mi emoción ya que él estaba haciendo una casa para nuestro perro.

Cuando me enteré de que toda esa estructura que ya tenía la forma de mi casa, no era una sorpresa para mí, mis lágrimas de emoción se convirtieron en lágrimas de tristeza y enojo. Mis Padres al ver mi angustia decidieron cambiar de planes y hacerla para que yo juegue.

Con el orgullo que me caracterizaba pretendí simular que no me importaba, que ya no quería la casa, pero la verdad es que mi niña sintió que no la merecía, recuerdo pensar con dolor que el perro había inspirado a mi papá a hacer esa obra de arte y no yo. Ya a esa temprana edad, las emociones desvalorizantes me impedían disfrutar de lo que tenía. Una parte de mí, más inocente y conectada con el alma me invitaba a jugar con la casita y la otra parte, mi ego, me recordaba en cada momento que esa no era mi casa, era la casa del perro.

Los materiales para construir la casita se terminaron y faltaba ponerle las puertas y ventanas, que era el detalle que la convertiría de una casa para perros en la casita de mis sueños. Por motivos económicos, y ahora veo también que porque no me sentía merecedora de ella, la casita nunca tuvo sus puertas y ventanas, y finalmente después de un tiempo, el perro se instaló en ella y abandoné la idea de verla terminada.

Hace 11 años nos prestaron una parte de un terreno para construir nuestra casa, con alegría vi crecer nuestro hogar desde sus raíces. Pero en cierto momento al parecer mi niña dijo basta, no merecemos esto, y además no nos pertenece, reviviendo así su intento frustrado de tener su casita. La obra en la casa se frenó, primero por motivos económicos, luego por una cosa o por otra, pero la cuestión es que hoy 11 años después de esa primera visita a los cimientos, la casa sigue estando sin terminar.

Siempre me resultó llamativo que teniendo hace 7 años compradas las cerámicas, nunca "pudimos" colocarlas. Por distintas razones siempre se frustraban los planes de hacerlo y yo revivía el enojo y la angustia de mi niña, pero sin saber que venía de ella.

También algunos conceptos que anotó mi niña como verdades acerca de las casas fueron:

· "A la casa siempre hay que hacerle algo, si es vieja peor", entonces comprar una casa hecha es sinónimo de problemas, invertir en comprarla e invertir en arreglarla.

· "Los albañiles son un problema", por lo tanto si compraba una casa nueva o si quería construir una, no habría forma de escapar del inconveniente.

· "Arreglás una cosa y se rompe otra", es decir que el concepto de casa felizmente terminada lista para disfrutar, estaba muy lejos de la realidad de mi niña.

Con tremendos conceptos tomados como realidades difícilmente lograría escapar del llamado de atención de mi niña. Todo intento de trascender esas situaciones se veía bloqueado por la realidad que ella insistía en mostrarme.

La cuestión entonces ahora es mostrarle a mi niña que todo eso que ella creyó que era la realidad, no es de esa forma, y que puede relajarse y disfrutar de una casa propia y terminada, porque la merece.

Y además de hacerla sentir merecedora, debo ayudarla a que suelte esa angustia y ese enojo que sintió al saber que la casa no era suya.

"Querida niña, nuevamente recorriendo nuestra infancia pude ver cuánto te afectó la situación de la casita de madera. Más de una vez he bromeado con ese tema, incluso con mamá y papá nos reímos al respecto, y nunca pude ver que aun te dolía. Ahora entiendo el por qué de muchas cosas relacionadas con nuestra casa, y estoy acá escribiéndote para que puedas entregarme todo ese dolor y ese enojo, y te liberes de ese peso. Podés disfrutar de esa casita y hoy podemos disfrutar de la casa que siempre soñamos, nada nos detiene, dibujemos juntas esa casa, y abramos nuestro corazón a las posibilidades que el universo tiene para darnos. Sos completamente merecedora de todo lo bueno. Y quiero recordarte algo, las carpas con sabanas en la habitación, y la carpa verdadera que nos dejaban armar en el fondo de casa, también fueron grandes refugios donde nos gustó jugar. Abracemos esos recuerdos y disfrutemos juntas del ahora!!

Te amo!! Tu adulta"

Abrazando a mi niña nuevamente con amor, me preparo para terminar mi casa y próximamente para comprar o construir la casa de mis sueños.

Agradezcodesde ahora porque eso ya es un hecho.    

Sanando mi relación conmigo - Belén Aguirre - COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora