El Resplandor

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Caleb despertó tras recibir una oleada de frío que congelaban sus huesos, lo primero que vio al abrir sus ojos fue nada, una oscuridad llenaba el lugar donde se encontraba.

—Dean —llamo a su hermano.

Sin embargo nunca recibió una respuesta, al levantarse del suelo su panorama empezó a cambiar, ahora estaba en un bosque, un gran bosque con árboles que llegaban hasta el cielo y el terrible sonido de los cuervos que se posaban sobre él.

Las majestuosas aves que se perdían en la oscuridad volaban sobre él, una tras otra avisando su ataque.

—Basta —gritó aterrado— basta.

Caleb trató de correr pero no pudo avanzar, las manos que salían de la tierra lo sujetaban con fuerza.

Un grito ahogado fue lo que se escuchó en toda la calle, algunos despertaron, otros simplemente siguieron durmiendo pero lo que despertó a Caleb fue la voz de su hermano.

—Esta bien Caleb, fue solo un sueño —calmo su hermano sobre él.

—Fue solo un sueño —exclamó él aterrado.

—Solo un sueño —aseguró Dean abrazándole— estas bien —dijo susurrándole al oído.

Los gemelos regresaron a dormir un par de horas, Caleb siempre había tenido problemas para dormir, incontables noches con terrores nocturnos, varias parálisis del sueño pero nunca había tenido un sueño igual.

Por la mañana Madison preparaba el desayuno para todos dado al evidente festín que se había tomado Dyre no era necesario preparar comida "especial".

—Buenos días Mad —saludó el pequeño sonriendo.

—Dyre —dijo ella— te divertiste atormentando a Caleb en la madrugada.

—No es mi culpa que sea débil —justificó el pequeño sentándose a la mesa.

Los demás hermanos bajaron para disfrutar su desayuno.

—Puedo ir contigo al trabajo —pidió Dyre mirando a su hermano.

—La última vez que te lleve mordiste un cadáver —exclamó Sander no tan seguro.

—Tranquiló no tengo hambre —respondió el sonriendo.

Mientras los Zimmer desayunaban, Caleb seguía en cama cuando su madre entro.

—Caleb despierta ya, tienes clases —ordenó ella con un tono agresivo— cariño prepárate tienes cita con el doctor —dijo con un tono más dulce.

Su madre salió y Caleb despertó.

—Claramente sabemos quien es el favorito— dijo él mirando a su hermano.

—Al menos tú irás a la escuela —ánimo Dean un poco desalentado.

—Wow que diversión —contestó Caleb con su nivel usual de sarcasmo por las mañanas.

Dean salió de la habitación para dejar a su hermano solo, Caleb empezó a sentir un terrible dolor en las piernas, al levantar las cobijas notó como sus piernas estaban rasguñadas y sus pies estaban llenos de tierra.

Caleb empezó a desesperarse, la puerta se abrió de repente y lo único que pudo hacer fue cubrirse con las cobijas.

—¿Estás bien? —preguntó su hermano confundido.

—Si por que no debería de estarlo —respondió él sonriendo torpemente.

—No te orinaste verdad —rió, recibiendo un buen golpe con la almohada.

The End Of  The GameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora