Feliz día de tu muerte

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"Aléjate de las personas que hacen muchas preguntas", solía decirle su madre a Madison y eso hizo ella por lo menos toda su vida hasta antes de conocer a Caleb.

—Solo dime que hacer —pidió él con un dejo de frustración en su voz.

—Aléjate de nosotros —ordenó ella para salir de ahí.

Mientras Madison salía de la escuela, derrotada, Casper miraba por la ventana como solía hacer.

Casper había sido el tercero de los cuatro Zimmer, siempre interesado en la computación, era él que menos se daba a notar, siempre inmerso en su mundo.

—Casper —llamó la maestra— hay algo más interesante haya afuera.

—Si —dijo mientras veía a su hermana salir de la escuela llorando— puedo retirarme.

Todos lo miraron sorprendidos, nadie había hecho algo similar mucho menos con la directora como maestra.

—¿Disculpe? —preguntó ella tan confundida.

—Voy a salir —dijo tomando sus cosas— no me siento bien necesito aire —menciono mientras salía por la puerta dejando a todos sorprendidos.

Casper alcanzó a su hermana, ellos eran tan unidos que sus padres siempre decían que debieron ser gemelos.

—¿Qué ocurre? —preguntó confundido.

—Él lo sabe —respondió triste— sabe donde ocurrió todo.

Los hermanos se abrazaron, estaban cansados de todo, sin embargo no podían hacer nada.

Tras recibir malas noticias Dean llegó a su casa con la cabeza baja, se sentía bien sin embargo eso no duraría.

Su vida se había hecho cada vez más corta, en un inicio eran cinco años, después tres y ahora era con suerte un mes.

—¿Quieres algo de comer? —preguntó su madre mirándole con tristeza.

—No —conté él mirando por su ventana la casa de sus vecinos.

—Amor tienes que comer algo —pidió su madre cansada.

—Para que si de todas maneras moriré —gritó él, tenía uno de esos días en los que sentía que ya no había vuelta atrás.

—No digas eso, tú te pondrás bien —ánimo su madre con una sonrisa.

—Estoy muriendo —exclamó mirándole fijamente— puedes dejar de mentirte y afrontarlo —dijo levantando la voz.

Su madre levantó la mirada, se secó la lágrima que se le había escapado y sonrió— te traeré algo de comer —dijo para salir.

Dean solo se quedó ahí esperando a que su hermano llegara.

Las horas pasaban y Caleb solo quería entender que estaba pasando.

Llegó a su casa con la cabeza baja, estaba dispuesto a todo por saber la verdad.

—Hola Dee —saludó entrando a su habitación.

—Llegas tarde —exclamó su hermano triste.

—Estaba resolviendo algo —dijo tomando la computadora para sentarse en el pequeño escritorio.

—¿Vas a estar en la computadora toda la tarde? —preguntó su hermano molesto.

—Tienes otra idea, que tal lanzar pases o correr un poco tal vez —contestó él un poco frustrado.

Su hermano lo miró confundido nunca antes le había hablado así.

—Lo siento —se disculpó dándose cuenta de que se estaba pasando— solo que estoy cerca de saber cómo salvarte.

The End Of  The GameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora