Jack

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Esa fría noche en casa de los Zimmer, Madison se encontraba dormida en su cama, junto a ella se refugiaba el pequeño Dyre quien se había refugiado por el frío.

Todos estaban dormidos, no había nada de ruido hasta que un fuerte golpe se escuchó en la casa.

Dyre... Dyre...

Escuchó el menor en su pequeña cabecita, una voz que no provenía de afuera.

Dyre despertó confundido, su hermana a su lado lo hizo cuando la oleada de calor llegó a ella, un calor que quemaba.

Otro golpe se escuchó más fuerte haciendo retumbar la casa.

—Quédate aquí —pidió Madison sin decir más.

Los golpes siguieron pero esta vez provenían de la puerta de entrada.

Sander salió de su habitación para encontrarse con sus hermanos en el pasillo.

—Quédense aquí —ordenó.

Ninguno de los Zimmer hizo caso pues terminaron por bajar tras su hermano, la puerta retumbó.

Dyre ya de la mano de su hermana volvió a escuchar esa voz.

Abre... la.... puerta...

Escuchó esa voz conocida.

—Ábrela —dijo sin más.

Sander no lo entendió pero lo hizo, frente a ellos cayó un chico de bruces, aquel chico que una vez llamaron amigo.

—Jack —dijo él pequeño en un gruñido.

Aquel chico levantó la mirada, estaba por desvanecerse.

—Ayuda —susurro mirándoles con esos ojos que brillaban de un tono amarillo.

La sola mirada del joven hizo que los ojos de Dyre reaccionaran, estos volviéndose negros pues de donde venían eran lugares distintos.

El chico desvaneció en el suelo junto con las luces de todo el pueblo.

En su habitación Caleb se mantenía despierto, su fallido intento de suicidio lo mantenían despierto y vigilado por su padre.

Aquel ebrio que solo servía para pagar las cuentas del hospital se había quedado dormido.

Eran cerca de las tres de la mañana pero para Caleb eso ya no importaba.

Dean no estaba mejorando, su estado era crítico y solo un "milagro" podía salvarlo.

El ruido frente a su casa hizo que apartara la vista de la computadora.

Un ligero zumbido se hizo presente en su cabeza, empezó a tener calor, bastante calor lo que era algo imposible en época de invierno.

Se aproximó a la ventana para abrirla, al mirar por ella pudo notar aquel chico frente a la casa de los Zimmer.

Ellos abrieron y el chico entró, en su interior una duda se plantó, ¿Quién era él?

Poco duro su duda cuando las luces se apagaron y un sueño profundo se hizo presente.

Los Zimmer en casa rodeaban aquel chico, Sander miró la herida, aquella herida hecha por un arma que nunca había visto.

—Déjame ver —se acercó el pequeño.

Casper lo detuvo, le preocupaba que le pudiera hacer daño.

—Está bien —dijo el pequeño mirándole a los ojos.

The End Of  The GameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora