Scream

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Dyre miraba la escena con un nudo en su estómago, sentía al demonio salir, sentía como aquella cosa le rasgaba desde adentro.

—Dy...re —llamó Sander mirándole desde el suelo.

El pequeño no dijo nada, se quedó ahí sin hacer nada.

—Vamos ayúdame —pidió Mad a su hermano.

Con trabajo los chicos colocaron a su hermano en el sillón, Mad uso casi todo el botiquín en él.

—¿Deberíamos llevarlo al hospital? —preguntó Casper confundido.

—Supongo —respondió Mad, su hermano era el que ideaba todo.

—No —dijo Sander cansado.

Dyre se acercó, con cuidado colocó su mano en su frente.

Sander entendía que trataba de hacer, después de unos segundos el dolor que le estaba matando se hizo soportable.

—Gracias —le dijo sonriendo.

Dyre se recostó a su lado, estaba cansado, muy cansado.

—¿Quien te hizo esto? —preguntó Dyre cansado.

—Eso no importa —le respondió a su hermano.

—Dime quien fue para poder romperle la garganta —ordenó el pequeño.

Sander trató de resistirse, quiso ocultar el nombre de su atacante pero no pudo, las palabras brotaron de su boca.

—Shawn Carpenter —pronunció.

—Perfecto —sonrió, ya había matado a su esposa ahora faltaba él.

Dyre se preparó, intentó conectarse pero estaba débil.

—Necesito ojos ahora —gritó desesperado.

Casper corrió a la cocina por ellos, deseaba que el culpable pagara.

—Dyre no puedes matarlo —dijo con la voz entrecortada— no ahora.

—Yo digo que lo haga —exclamó Madison.

—No —pronunció débil— sería muy sospechoso.

—No me importa él te lastimo —gruño Dyre.

—Estoy bien —aseguró— además quiero vengarme yo mismo.

Dyre le miró arqueando la ceja, quiso negarse pero entendía de lo que hablaba.

Si alguien le hacía algo no dejaba que sus hermanos se encargaran, él lo hacía por su propia mano.

—Bien, pero aún así comeré los ojos —reprochó.

Casper llegó con los ojos los cuales fueron devorados en segundos, estos eran altos en proteínas por lo que las fuerzas que había perdió ya se habían recuperado.

Caleb se encontraba en el hospital, su hermano se encontraba en estado crítico, su cuerpo había empezado a fallar.

—Es el primero en la lista —dijo el doctor.

—Ah sido el primero en la lista desde hace meses y eso no a cambiado nada —exclamó Caleb molesto.

—Caleb los doctores hacen todo lo que pueden —le regaño su padre.

—Pues hagan un mejor trabajo —gritó.

El doctor Richard lo miró con una sonrisa triste, había visto esa actitud en sus cortos años de práctica.

—Haremos lo mejor que podamos —le aseguró—por ahora solo tienen que esperar.

Mientras los padres se quedaban hablando con el doctor Caleb estaba con su hermano.

The End Of  The GameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora