El vuelo de Calle ya había salido hace unos minutos, llegué de mi trabajo y me sentía impaciente deseaba verla pero era un imposible, debía calmarme por lo que decidí ir a mi lugar favorito por mi bebida favorita creo que me podría despejar un poco en ese lugar.
Llegue sobre las 7pm me tome unos 5 0 6 tragos de mojito durante un largo tiempo, acompañados de unas canciones poco motivantes al contrario no sabía que era más deprimente si las canciones o el hecho de estar sola en el lugar en donde conocí a Calle, miraba mi celular una y otra vez esperando saber algo de ella pero era decepcionante al ver que no llegaba ninguna notificación de ella por lo que decidí no esperar más y me marché del Bar ... Busque mi auto y me fui a casa ya eran las 10:40 pm conduje en ese estado en el que estaba sentía que nada peor podía pasarme que estar distanciada de la mujer que me daba felicidad, estaba algo paranoica y exagerada pero los que saben de amar con el corazón se que me entienden.
Llegue a mi casa sobre las 11:15 no quería hablar con nadie, ignore a papá y a valen creo que notaron lo enojada o triste o no se pero notaron que algo me pasaba así que no dijeron mucho ... Corrí a mi habitación me quite la ropa medio pude colocarme algo cómodo y nuevamente mire mi celular pero nada ... No llegaba nada.
No se en qué momento quedé tan profundamente dormida quizás era cierto eso de que cuando duermes entras en un coma en dónde no sientes nada y en medio de un coas mental es la mejor salida para no sentir nada, bueno almenos eso me pasó a mí .
solo anhelaba el momento de volverla a ver, y lo único que me mantenía viva era la esperanza de que estuviera bien, somos ese tipo de personas que tienen conexiones mágicas de esas que sabes que son para siempre, solo no se explicarlo, pero en mi corazón y mi alma sabia con exactitud que ella estaba muy bien, por hoy ya solo quería tomar una tasa de café e irme a dormir guardando en mi mente aquella despedida en aquel aeropuerto distante.
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Después de tí
FanfictionCreer que las casualidades de la vida son el regalo más perfecto del destino