Claritssa Grace Monroe es una joven de 22 con una vida normal, una chica soñadora, muy protectora con su familia, astuta e inteligente. Sus modales cordiales se notan a simple vista, es muy fácil de tratar y mantener una conversación con ella.
Con...
Ya las clases empezaron de nuevo, me he topado algunas veces con Claritssa y han servido para que me dé cuenta de que no es la misma, de que ahora se ven mucha tristeza en sus ojos.
Me gustaría acercarme para que ella sepa que cuenta conmigo y que siempre contará conmigo, que pase lo que pase siempre estaré ahí para ella, que, si necesita mi ayuda, un hombro donde llorar, un amigo que la abrace cuando más lo necesite, aquí estaré para ella.
No sé qué es lo que me pasa con ella, pero estoy empezando a sentir grandes cosas por ellas, unos grandes sentimientos hacia ella.
Sé que ella no siente lo mismo que yo empiezo a sentir por ella, pero sé que le atraigo, aunque sea un poco. La manera en que ella me ve y como respondió al beso que le di aquella noche en el bar.
Estoy dispuesto a ganarme su amor, a enamorarla. Pero es que por otra parte pienso que no soy suficiente para ella, que no tengo nada que ofrecerle. Lo más que le puedo ofrecer a mi lado es sufrimiento y no quiero que ella sufra, y mucho menos por mi culpa. No me lo perdonaría nunca en la vida.
Claritssa es mucho más de lo que alguna vez pedí, pero justamente ahora no soy suficiente para ella y quizás nunca lo sea.
Quiero acercarme a ella, pero también quiero respetar su decisión de qué sólo podemos ser amigos y yo quiero que seamos más que amigos, mucho más que amigos. Pero es que no sé por qué, pero algo me dice que ella me necesita.
Justamente veo que pasa frente a mí y no me puedo contener, soy rápido y agarro su mano izquierda y la atraigo hacía mí y sin poder evitarlo la abrazo.
Lo que me sorprende es que ella me corresponde el abrazo, siento como me abraza muy fuerte, algo le está pasando y no es nada bueno, esta no es la Claritssa alegre de siempre.
Siento como empieza a temblar y me doy cuenta de que está llorando. ¡Quien se atrevió a hacerle daño!
- Ya pequeña, ¿Qué te pasa? – digo acariciando su espalda.
- No me sueltes por favor, abrázame – es todo lo que dice y eso me estruja el corazón.
- Nunca te soltaré, sólo si me lo pides, estoy aquí para lo que necesites pequeña, siempre estaré para ti sin importar que pase.
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