Claritssa Grace Monroe es una joven de 22 con una vida normal, una chica soñadora, muy protectora con su familia, astuta e inteligente. Sus modales cordiales se notan a simple vista, es muy fácil de tratar y mantener una conversación con ella.
Con...
Ya han pasado tres días desde lo que descubrí acerca de Tyler, lo he estado evadiendo lo más que puedo, ha intentado acercárseme, pero no lo he dejado.
Sé que debo confrontarlo y decirle que sé toda la verdad, pero tengo tanto miedo de que me confiese más cosas, creo que lo mejor es confrontarlo hoy mismo y que se entere de que sé su secreto.
Claritssa: necesitamos hablar hoy.
Tyler: ¡Hola! Por fin me hablas, estoy en la cancha si quieres ven o dime donde estas para encontrarte.
Claritssa: estoy cerca de la cancha, ahí voy.
No voy a negar diciendo que no estoy nerviosa, porque la verdad es que lo estoy, y mucho. No sé qué sea lo que vaya a pasar de ahora en adelante después que lo confronte, de verdad espero que tenga una muy buena excusa para hacer lo que hace.
Estoy cada vez más cerca se la cancha y mis nervioso no hacen más que crecer. Lo veo sentado con sus amigos, los mismos que estaban con él la noche del robo, los mismos que de seguro lo metieron a ese mundo, sé que Tyler es una persona adulta y toma sus propias decisiones, pero quiero creer que lo hace por algún motivo, que no solo lo hace por placer.
Decido esperar a una distancia prudente a que se dé cuenta de que lo estoy viendo, no me quiero acercar a sus amigos. Se da cuenta de que lo estoy viendo y se levanta de las gradas, le dice algo a sus amigos y camina hacia mí.
Cuando llega hacia mi intenta darme un beso en los labios el cual esquivo, no es que no quiera que me bese, porque la verdad extraño sus labios, pero ahora mismo no es lo que quiero, lo que quiero es que hablemos, que me cuente toda la verdad, su versión de las cosas.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué estas tan distante conmigo? ¿Qué hice para que me trates así?
- ¿Podemos hablar en un lugar más privado? No creo que sea buena idea hablar aquí donde todo nos están viendo y escuchando.
No me responde ni nada, solo camina hacia los baños que están cerca de aquí, todos se quedan mirándome con una sonrisa traviesa, créanme que no es a lo que ustedes creen.
Cuando entramos al baño él revisa que no haya nadie para después cerrar la puerta con cerrojo. Y se queda mirándome fijamente.
- ¿Me puedes decir qué es lo que te pasa conmigo? – me pregunta en un tono serio y algo intimidante.
- Aquí soy yo la que voy a hacer las preguntas, ¿cuándo pensabas decirme la verdad?
- ¿De qué me estás hablando? – me mira algo asustado y sorprendido.
- ¿Cuándo pensabas decirme que eras un ladrón? ¿Cuándo pensabas decirme que lo que todos dicen de ti es cierto? ¿Qué es lo que quieres de mí? – me mira algo nervioso e intenta acercarse, pero me alejo.
- ¿De dónde sacas eso? ¿Quién te dijo esas estupideces?
- ¿Estupideces? Pensaba que ibas a ser sincero conmigo, aunque sea una vez en tu vida, te di la oportunidad de que me dijeras toda la verdad, siempre quise pensar que tenías una excusa, una razón para hacer lo que haces, pero por lo visto estaba equivocada, porque lo niegas. ¿Qué quien me lo dijo? Pues te digo que nadie, yo misma lo descubrí y no tienes la menor idea de lo desilusionada que estoy de ti, yo de verdad pensaba que eras mejor persona, pero por lo visto siempre fingiste conmigo – sin poder aguantarlo lágrimas salen de mis ojos, Tyler vuelve a intentar acercarse, pero me vuelvo a alejar, no quiero que me toque.
- Claritssa, princesa, todo tiene una explicación, déjame explicarte por favor, no es lo que crees – veo sus ojos aguados, pero no me puedo dejar convencer por eso, de seguro está actuando como siempre lo hizo conmigo.
- ¿Ahora si quieres explicarme? ¿Ahora si quieres decirme la verdad? ¿Por qué esperar a que te descubriera para decirme la verdad?
- Por favor, déjame explicarte – me suplica.
- ¿Ahora si quieres? Pues déjame decirte que ya es demasiado tarde, ya no creo ni quiero creer en ti, no quiero escuchar las mentiras que saldrán de tu boca.
- Te lo suplico, primero escúchame y después si quieres te puedes ir, te prometo que no volveré a molestarte, ni volverás a saber nada de mí, pero déjame explicarte, te lo suplico – sin que me lo espere corre a mi y se me arrodilla.
¿Se supone que deba escucharlo? ¿No se supone que eso era lo que yo quería?
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