En otra vida

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En mi garganta se empezó a sentir una calidez agobiante, tosí y mi rostro se manchó de rojo, sonreí a pesar de estarme ahogando con mi propia sangre; no me encontraba tan mal, al menos mi mente aún podía recordarte, miraba hacia el cielo, las estrellas siempre estuvieron lejos, ahora más que nunca, y entre ellas te veía a ti.

Me sonreíste, y el sonido de los cañones, el galopar de cientos de caballos, los gritos de los soldados, todo desapareció, ocultado bajo tu exuberante luz.

Derramé una lágrima.

Nunca creí que liberar a un país entero fuera más fácil que tenerte.

...

Alexander, estaremos juntos, tal vez en otra vida.

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En otra vida (continuación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora