Jimin trató de ignorar la mano que sostenía la suya fuertemente, enserio lo intentó, pero simplemente su mirada volvía a caer sobre ellas. Se veían tan bien juntas que hasta le dió rabia por pensarlo. Por que la suya era pequeña y gordita comparada con las grandes y fuertes de Yoongi.
Estaba seguro que su relación con Yoongi se basaba en follar y luego decir adiós hasta la próxima vez que las ganas de hacerlo contigo me piquen. Estaba tan seguro que podría apostar sus álbumes de G-dragón. Pero simplemente no podía darse la molestia de pensar en una relación amorosa con el, no es que lo deseara, para nada, pero a veces sus actitudes lo confundían, como aquella vez en que lo llevó hasta su departamento y luego de una de sus sesiones de sexo se dedicó a besar su cuello y su rostro con tal delicadeza que se encontró a si mismo disfrutando de las caricias.
Pero luego pensó en que muchos hombres se vuelven cariñosos de alguna manera después del sexo, algunos no tanto como otros pero definitivamente todos lo eran. Pero luego estaban las otras cosas.
Como cuando tomaba su mano para continuar una misión que tenían en común, justo así. Pero eso no quiere decir que Yoongi esté interesado en el amorosamente, claro que no, solamente le daba ciertas atenciones por que le dió un agujero que joder. Ese pensamiento lo enojó, pero bien podría ser su verdad, y las verdades se las admiten, incluso a si mismos. Pero sin embargo continuaba acostándose con el. Pues para su sorpresa Yoongi era el único con quién podía alcanzar el orgasmo, una erección incluso. A veces incluso la paz mental durante más de una hora.
Regresó la cabeza hacia al frente tratando de concentrarse en el objetivo. Ese no era el lugar ni el momento para pensar en eso.
Hacia una hora lograron descubrir el escondite de los idiotas que se atrevieron a meter sus narices donde no les incumbe. Y hacia solo treinta minutos que lograron comprender que el sistema de seguridad estaba en el segundo piso y que dos hombre con el cerebro del tamaño de una pasa las supervisaban.
El lugar era una sucia mansión que fue de un rico que murió hace años, pero que jamás fue reclamada por nadie por que al parecer el tipo solía cometer pedofilia y encerró varios cuerpos de niños de apenas diez años en las paredes del lugar. Yoongi le dijo que probablemente son exageraciones de la gente pero el creía que era totalmente real. No por la pedofilia ni los cuerpos en las paredes si no por que el tipo lideraba una pequeña mafia de los barrios bajos. Y por que al parecer el tipo no tenía moral alguna.
—Entraremos por la puerta trasera, estudié los planos de la casa y estoy seguro de que los idiotas se encuentran en el sótano.
Yoongi asintió.
—Entraré primero, quiero despejar el lugar para que puedas desconectar las alarmas de la casa.
—Sí, esta bien.
Cuando divisaron el lugar estaban seguros que el lugar podría ser poco probable donde dos personas como Yoongi y Jimin buscarían, al menos eso debieron pensar, pues el lugar permanecía con un tranquilo exterior, con césped y flores muy coloridas. Pero ambos sabían que las apariencias engañan y que hasta el más asustadizo e inofensivo de los gatos tenían una cola que pisar.
Entonces Yoongi se preguntó si las personas que vivían cerca sabrían que la casa tiene un laberinto dentro. Y que incluso en los planos de la casa hay vacíos. Lugares que tal vez solo el dueño conocía.
Saltar la barda fue tarea fácil, en especial por el único punto ciego de las cámaras de seguridad en esa área, un poco de impulso y velocidad y estaban dentro, para cuando se dieron cuenta se encontraban en la cocina del lugar. Jimin se mantuvo detrás de Yoongi todo el momento, Jimin no podía salir herido pues el era el que sabía como desmantelar la casa y la combinación de los maletines con el dinero y las joyas.
Yoongi debía limpiar la suciedad para que Jimin pudiera hacer un trabajo limpio. Por que el no mataba. Yoongi sí.
Se agazaparon en la isla de la cocina mientras veían a dos hombres sentarse tranquilos en la sala mientras comían sushi de la mesita de centro. Parecían muy tranquilos. Y tan imbéciles.
—¿Estas seguro que el jefe nos otorgó el permiso para tomarnos un descanso?
—Por supuesto que sí, Zico debe estar agradecido de que hayamos traído el dinero con el.
Jimin miró a Yoongi confundido. ¿Qué Zico no era un enemigo de Yoongi?
Le devolvió la mirada con seriedad. Sí, lo era. Pero no sabía el motivo del robo.
Jimin observó las armas en la mesa de la cocina y luego le hizo señas a Yoongi. El se acercó y las tomó, escondiéndolas en su chaqueta. Mientras el mayor se ubicaba detrás de ambos hombres que seguían comiendo con tranquilidad.
—Es una lástima que Zico no le vaya a agradecer a dos muertos por el dinero.
Entonces disparó en la cabeza de ambos, utilizando el silenciador para que el sonido del gatillo no alerte a los demás en el sótano de la mansión. Se acercó a la mesita y metió dos rollos de sushi a su boca.
Se giró y encontró a Jimin observándolo con desaprobación.
—¿Qué?
—Camina, tenemos trabajo todavía.
Yoongi asintió y ambos caminaron en silencio hasta el segundo piso, donde se encontraban los controles de las alarmas y las cámaras de seguridad. Debían asegurarse de hacer todo bien si querían salir sin hacer un escándalo.
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Fanfiction«¿Acaso quieres morir?» «Solo si eres tú quién me sofoca»