El arma apuntaba firmemente a su cabeza, presionándose en su cien, su pulgar justo en el seguro mientras lo sujetaba con fuerza del cuello y lo arrinconaba contra uno de los vagones, la furia corría por sus venas mientras veía la expresión tan descarada y totalmente desafiante que le dirigía la mierdita esa, no lo dejaría vivo esta vez, joder que no.Esa pequeña mierda había echado a perder la misión, y el dinero también, solo porque un estúpido gato se cruzó por las rieles del tren. Y como era de esperarse, los pobres diablos que habían estado rondando el lugar aprovecharon y robaron lo más importante. Los maletines.
Si pudiera asfixiarlo.
Pequeña cosa estúpida estúpida estúpida.
Estúpida y jodidamente caliente.
—Siga apretando Yoongi hyung, me gusta.
Hijo de puta.
—No me provoques Park, sabes que esta vez la cagaste.
—¿Vas a matarme?
—Que desaparecieras sería lo mejor para mis planes.
Los ojos del menor brillaban con la frustración y el deseo corriendo por sus venas, hacia un mes que no lo había visto y le gustaba saber que aún no perdía su toque, estaba a punto de colmar la paciencia del contrario. Lo sabía, le gustaba, sabía que era un juego previo. Pero, debía admitir, la cagó en grande.
—Pero Yoonie no va a hacerle eso a Jiminie.
Yoongi tragó en seco. Pero su expresión no cambió ni un poco.
—Cierra la boca.
—Ciérremela hyung.
Sabía que iba a hacerlo cuando el agarre en su cuello se debilitó considerablemente, Jimin aprovechó y llenó de aire sus pulmones mientras trataba de evitar toser y romper el ambiente que había creado, no podía echar a peder su hermosa creación.
—Jimin.
—Béseme.
El mayor con brusquedad estampó sus labios con los del más bajito tratando de ignorar la enorme satisfacción que le nació desde el pecho después de hacerlo. Jimin sabía. Yoongi también estaba consciente del mes que había pasado.
Pequeña basurita estúpida y su maldito poder para manipularlo. Jodido Park. Jodidos labios. Jodido cuerpo. Jodido niño. Con un gruñido se separó para mirarlo a los ojos.
—Si algún día llegas a morir no será de mi mano.
Las expresiones del rostro del menor le decían que estaba de acuerdo con lo que confesaba.
—Lo sé.
Con fuerza lo cargo entre sus brazos para luego volverse a apoyar en el vagón, no sin antes dejarle envolver sus piernas alrededor de su cadera, beso y chupó su labio inferior sacándole un pequeño gemido, metió sus manos debajo de la camisa de seda negra, que estaba seguro era suya, lo escuchó suspirar mientras sus regordetas manos le tiraban de los cabellos con suavidad. Amando el tacto.
Yoongi dirigió los besos a su cuello donde dejaba mordidas y chupones que luego se tornarían de un sensual morado que duraría por meses. Pasó sus manos por las piernas que lo empujaban hacia adelante para generar fricción, las deslizó hasta las esponjosas nalgas donde apretó con fuerza. Jimin gimió.
Yoongi sabía que debía marcarlo, debía hacerle saber a todo el bando y amigos de esa mierdita estúpida que era suya. Era su mierdita estúpida. Jimin era de su propiedad. Nadie más lo tocaría, aún si el no quería sentimientos involucrados, no soportaría tener que compartir.
Acarició con delicadeza los abdominales bajo sus blancas manos, subiendo lento hacia los botones rosas que aguardaban erectos por atención.
Pasó el pulgar por el derecho y pellizco el izquierdo disfrutando de los gemidos ahogados de Jimin en su boca, sintiéndolo temblar decidió pausar su tortura, tenían que hablar primero, dejó pequeños besos en sus labios mientras lentamente lo ponía en el suelo, lo sujetó de la cintura para que pueda mantenerse.
—Vendrán por nosotros.
Jimin parecía no bajar aún de la nube de lujuria pues las pupilas de sus ojos seguían dilatadas y mantenía esa expresión de satisfacción en el rostro.
—¿Si?
—Sí.
Pego su frente con la del más bajito. Y soltó un suspiro.
—Namjoon va a matarme.
—No lo hará, no mientras no se entere.
—Este era un especie de tregua entre tu bando y el mío, Jiminie. No solo eran millones.
—Tranquilo, mientras Namjoon tenga esa extraña atracción por Jin hyung no importará lo que haya pasado aquí.
—¿Estás seguro de que hará oídos sordos a todo esto?
—Lo estoy, además nos tomará un par de horas recuperar el dinero, por la forma en la que se movían los tipos que nos seguían puedo afirmar que son novatos. Novatos jugando a los expertos.
Yoongi lo miró con detenimiento, podría ser bajito y demasiado noble pero podría desmontar a todo un gobierno solo. De eso estaba seguro. Su fiereza y su boca sin filtros era lo que había despertado su atracción. Y ese cosquilleo por tocar su piel cada vez que lo tenía cerca.
No reprimiéndose las ganas de terminar lo que habían empezado hace unos minutos atrás, se acercó más, inclinándose un poco para poder pasar su nariz a lo largo de su cuello. Lo sintió retorcerse cuando deslizó las manos hasta sus caderas mientras chupaba la piel de sus clavículas.
—Hasta eso terminaremos lo que empezamos pequeña molestia.
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Si le dan amor actualizaré más rápido 7u7.